Los atentados del 11 de septiembre de 2001 me pillaron a mitad de la carrera de Sociología y ayudaron a que cambiara mi campo de estudio. De querer estudiar el impacto social de las tecnologías de la información, siguiendo el camino de Manuel Castells, me dediqué al estudio de la transformación de los conflictos armados. Las movilizaciones contra la guerra y la invasión de Iraq también sucedieron todavía mientras estudiaba la carrera. Recuerdo la avalancha de libros y artículos que siguieron a la invasión en marzo de 2003 sobre la “hiperpotencia” estadounidense y su “momento unipolar”. Contó Wesley Clark que después del 11-S se encontró por los pasillos del Pentágono a alguien que le mencionó planes de invasión de varios países. El dato ha servido para alimentar teorías de la conspiración pero sólo refleja la incapacidad de un superpotencia de dar una respuesta coherente a un ataque terrorista lanzado por una red transnacional. Lo explicaba el hoy diputado argentino Fernando Iglesias en su libro Twin Towers. El colpaso de los estados nacionales que tantas veces he citado. El 11-S demostraba «la espeluznante incapacidad del estado nacional más poderoso del planeta para cumplir con la más elemental de sus funciones- la protección de la vida de sus ciudadanos- y al inmenso poder destructivo que frente a éste posee una pequeña red que se organiza desanclada y desterritorializadamente en un mundo global determinado por la tecnología punta».
Estados Unidos actuaba como el gigante Polifemo, ciego y furibundo. Mientras que en Europa distintos autores anhelaban la llegada de un futuro “orden multipolar”. Se aspiraba entonces a un orden internacional donde el ascenso de nuevas potencias sirviera de contrapeso a EE.UU. dentro de los márgenes de las normas internacionales. En la campaña presidencial de 2004 el candidato demócrata John Kerry propuso algo así como consultar los planes de intervención armada con la comunidad internacional para sólo emprender aquellos que fueran aprobado por consenso. No fue una idea que generara mucho entusiasmo y le hizo sonar débil. Sobra recordar que George Bush Jr. fue reelegido.
20 años después el concepto de “orden multipolar” ha cambiado totalmente. Nadie espera ya que la emergencia de nuevas potencias nos lleve a un orden internacional más “democrático”. El comercio y la inversión en China y Rusia, los “competidores a la par” de Estados Unidos, no han contribuido a que ambos países sean más occidentalizados y democráticos. Hoy la globalización es un concepto en retroceso. Y el frustrado deseo de EE.UU. de desconectar de los problemas de Europa y Oriente Medio para concentrar sus energías en hacer frente al ascenso de China sólo ha dado margen a otros actores emergentes para ser más agresivos. El futuro del orden multipolar no es por tanto un mundo pacífico porque otras potencias o la comunidad internacional hagan de contrapeso a Estados Unidos y su intervencionismo armado. El futuro es una concatenación de áreas de influencias donde países como Rusia, Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Turquía, etc. intervienen militarmente de forma directa, a través de empresas militares privadas o apoyan a fuerzas proxies aliadas.
No sin ironía el concepto de “mundo multipolar “ u “orden multipolar” ha pasado de significar un mundo plural a significar el ascenso de potencias autoritarias y revisionistas. Lo que me lleva tiempo llamando la atención es que el fenómeno es acogido con entusiasmo por personas aquí en España y en Hispanoamérica. Las razones son diversas y curiosas. Pero la mayoría equivocadas o delirantes.
Tenemos a quienes aplauden a cualquiera que desafíe el orden internacional establecido por Occidente y sus valores. Hoy toca Rusia y China. En el pasado fue Al Qaeda, la insurgencia iraquí y el Estado Islámico. Hoy encontramos teorías de la conspiración que defienden que Al Qaeda y el Estado Islámico fueron productos de la CIA, pero inmediatamente después del 11-S era perceptible el sentimiento de simpatía por los atentados entre la izquierda universitaria de mi universidad. Desde aquel compañero de facultad argentino que me contó su alegría frente a la pantalla de televisión viendo las torres arder (“Ya era hora que les tocara a ellos”) al compañero de clase en una asignatura de Historia, que cursé como créditos de libre elección, que nos proponía reflexionar que las personas murieron en las Torres Gemelas eran tecnócratas del orden neoliberal y por tanto no merecían nuestra empatía. Según me contó una funcionaria de la facultad, tras los atentados del 11-S, en los buzones del profesorado de Filología Inglesa, que incluía a una ciudadana estadounidense, había aparecido un panfleto con el lema “Bin Laden, amigo del pueblo canario”. Pocos años después, el Comité de Solidaridad de la Causa Árabe apoyaría la “resistencia iraquí”. Y bastantes años después la editorial Antipersona publicaba el fanzine Occidentales en ISIS. La construcción social del monstruo yihadista. Una publicación que se tragó la tierra (4 referencia en Google) pero que yo conservo.
Así que la explicación es que da igual el monstruo. Da igual sus atrocidades. Da igual su ideología. Siempre habrá alguien que aplauda a quien se enfrente a Estados Unidos u Ocicdente. Siempre habrá alguien que diga “si tanto se critica desde los medios de comunicación hegemónicos occidentales será por algo”. Es la lógica de un niño que aplaude a un luchador en el cuadrilátero de un espectáculo de lucha libre profesional que le pega al campeón que le cae mal. Es la misma lógica por la que hay gente que es aficionada al F.C. Barcelona porque “odia el Real Madrid y lo que representa”. Sin olvidar también ese esnobismo de proclamarse radical antisistema y expresar apoyo a algún régimen dictatorial como forma de activismo antisistema que no tiene transcendencia más allá de Internet. Véase al respecto lo que conté en “Cuñados, comunistas y conspiranoicos”.
El fenómeno que acabo de describir es una forma de infantilismo político que aplica la lógica del “enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Pero llevo tiempo observando una variante igualmente infantil y curiosa. Hablamos de la gente que consume acríticamente las narrativas de las potencias emergentes del “orden multipolar”, asumiendo sus postulados propagandísticos. Esto es, hay gente ahí fuera que se cree que China y Rusia son países a los que no les mueve los intereses geopolíticos o geoeconómicos, sino que vienen a defender la soberanía de los pueblos y construir un nuevo orden internacional más democrático. Desde luego que convertir a la Rusia de Putin en una defensora de la “soberanía de los pueblos” requiere una pirueta mental digna de una gimnasta soviética. Pero es que la Rusia de Putin se has convertido en un test de Rorschach donde hay conservadores que ven a un bastión de “la familia y los valores tradicionales” y hay comunistas que ven en la estatalización de empresas un antecesor de la futura Rusia colectivista. Sobra decir que las tasas de divorcio y abortos o el latrocinio de arcas públicas a privadas desmienten esas fantasías. El caso de China es aún más curioso.
Las prácticas depredatorias de China sobre los recursos naturales (desde la explotación de los hidrocarburos en el Parque Nacional Yasuní en Ecuador al extractivismo pesquero en aguas del Atlántico Sur) a la sucesión de problemáticos proyectos de infraestructuras que han requerido de rescates financieros creo que han despejado dudas sobre si el auge de China va a ofrecer un cambio de la naturaleza de las relaciones entre países. La “trampa de la deuda” china nos trae recuerdos de los “planes de ajuste” y el “Consenso de Washington” que en Hispanoamérica llevó a la “década perdida”. Las relaciones desiguales son el resultado del poder desigual. Y si China había intentado mostrar un rostro amable es simplemente porque hasta ahora no había tenido los medios de imponer su voluntad.
Uno de los argumentos más delirantes que he visto repetido en redes sociales es que China, al contrario que Estados Unidos, aspira a relaciones pacíficas y no es una potencia intervencionista. Que diplomáticos chinos digan eso en sus perfiles de redes sociales es comprensible. Que lo repitan ciudadanos de países donde Internet no está filtrada por el gobierno es de risa.
Las explicaciones que comparan el intervencionismo o el colonialismo de Occidente con el de China o Rusia pasan por alto que ambos países fueron tradicionalmente potencias continentales. Sus afanes imperiales se proyectaron continente a dentro. Así, el imperio con sede en Moscú se expandió hacia el Este, hasta llegar a Alaska. Tras la primera caída del imperio ruso en el siglo XX desde Moscú se lanzaron sucesivas guerras contra los antiguos dominios, desde Finlandia al Cáucaso. Cuando Rusia perdió en 1991 su imperio por segunda vez la debilidad impidió su acción decisiva. Véase el resultado de la primera Guerra de Chechenia, pero desde luego que hubo intervenciones armadas rusas desde Transnistria a Tayikistán. La asertividad de la Rusia de Putin no se entiende sólo por su afán de “poner Rusia en pie”, sino por el resultado de la escalada de precios de las commodities. Sin aumento de ingresos no hubiéramos tenido modernización del ejército ruso.
La República Popular China nació en 1949 como una potencia continental. Durante la vieja Guerra Fría la Armada del Ejército de Liberación Popular fue bastante débil. Basta ver el número de unidades en servicio y características de su buque principal, el destructor Tipo 051 o clase Luda. Así que no vimos flotas chinas proyectando su poder militar allende los mares o paracaidistas chinos interviniendo en conflictos lejanos. Simplemente China no tenía hasta hace poco portaaviones o aviones de transporte estratégico.
Lo que sí hizo China durante la vieja Guerra Fría fue pelearse con la mayoría de sus vecinos. Invadió el Tíbet en 1950. Entró en guerra con la India en 1962 y vivió choques fronterizos en 1967 en los que fallecieron decenas de soldados. En 1969 fue el turno de la Unión Soviética, en una guerra fronteriza con cientos de muertos. Y por supuesto, tenemos el caso de Vietnam, a la que China invadió en 1979 por un conflicto fronterizo con más episodios sangrientos posteriores. Las consecuencias de aquel conflicto aún se sienten hoy. Recorriendo Vietnam documentándose para su libro Asia’s Cauldron: The South China Sea and the End of a Stable Pacific. Robert D Kaplan nos cuenta que los vietnamitas consideran la guerra con Estados Unidos un episodio esporádico en su rivalidad centenaria con China. Así que hoy la armada estadounidense es bienvenida en Vietnam mientras que las fuerzas armadas vietnamitas compran armamento en Rusia e Israel y aviones de patrulla marítima en Canadá y España. El libro de Kaplan recorre los países ribereños del Mar de la China Meridional y recoge los temores y estrategias ante el auge chino.
El entusiasmo de algunos por el auge chino viene asociado a la idea de que “la era del hombre blanco se ha acabado”. Pero sospecho que precisamente los que quieran ver en China una potencia woke que representa el triunfo de la gente BIPOC se van a llevar una sorpresa con la percepción china sobre la izquierda woke de Occidente y la visión del chino medio sobre otros pueblos, especialmente los africanos. Tenemos también aquellos que han puesto sus esperanzas en el auge de China porque han hecho una apuesta personal vital yéndose a vivir allí o estudiando el idioma chino con la esperanza de desarrollar una carrera profesional. Supongo que a ese gente no se le puede reprochar la apuesta que han hecho. Lo único que se les puede decir es que no nos vendan fantasías.
Anteriormente en Guerras Posmodernas:
¿El comienzo del fin del «Imperio estadounidense»?
Imperios e imperialismo (octubre 2014)
Occidente y el imperialismo del que puede (diciembre 2015)
El gobierno chino ha sabido vender muy bien en el exterior una imagen política de China benevolente y afable que ha calado bastante en Occidente (en concreto en algunos sectores que como poco de podría calificar de ingenuos).
Esta imagen la difundían porque China todavía era «débil» militar y económicamente (como bien has dicho) pero ahora es fácil ver y escuchar algunas declaraciones de sus diplomáticos en un tono desafiante y arrogante. Y amenazante, como cuando se dirigen a Taiwán.
Bien. Vale. Ya tenemos el diagnóstico.
¿Y ahora qué se hace?
Yo quiero ver la reacción de China cuando sus tiranuelos africanos les digan que eso de reclamar las deudas es de neocolonialistas. Se suele criticar mucho a Occidente por haber prestado dinero a países de dudosa solvencia, que además muchas veces gastaron lo prestado muy mal. Pero habría que ver la otra parte del negocio. Muchos bancos lo pasaron muy mal cuando los préstamos realizados a esos países resultaron impagados. No fue un negocio solo bueno para una parte, fue malo para las dos.
Me hace gracia lo comentado sobre la «woke» China, justo los otros días ví un reportaje de Vice News sobre cómo China y su sociedad y gobierno están en guerra en cosas como los hombres «sissy» o afeminados y cosas así. A todos esos izquierdistas españoles y latino americanos que apoyan a China y Rusia y al mismo tiempo cosas como el feminismo, derechos LGTB, multiculturalismo, derechos de minorías y demás se van a llevar una sorpresa súper desagradable en los años venideros.
Y ahora , permítame responderle a la cuestión del poder aeronaval y a la disuasión que ejerce este elemento de máximo nivel , a efectos marítimos de proyección y de control militar allá dónde sea requerido o necesitado . Su incuestionable valor estratégico y por tanto geopolítico alcanza níveles insuperables al dia de hoy junto a los furtivos y escurridizos submarinos dentro de una Flota que se precie , con las tradiciones y con la historia que ocupa como la nuestra con más de 500 años sobre sus espaldas , Espejo , Santo y Seña de multitud de marinas de países del mundo entero es realmente de perogrullo y de sentido común .
Y dicho esto como introducción , voy a ir diréctamente al meollo de la cuestión . ¿ Cuál es el verdadero y ÚNICO sustituto del AV-8B Harrier II ? Es muy fácil de acertar , el Lockheed Martin F-35B Lightning II , también denominado Relámpago en Español . Lanzar una práxis cuestionando sobre si España , nuestra Gloriosa Armada , es o no es capaz de permitirse esa necesaria herramienta de Defensa tan importante y fundamental , roza prácticamente el insulto más denigrante ante los miles de marineros e infantes profesionales que salvaguardan las vidas de millones de compatriotas que como Usted o como yo núnca podrán agradecerles el inmenso esfuerzo que realizan , protegiendonos y poniéndo sus vidas en juego de manera perpetua . Y nuestro deber como buenos ciudadanos es dotarlos con las máximas garantías posibles para que puedan ejercer su labor con seguridad y confianza , poniéndo en sus manos las cantidades adecuadas y los mejores medios que sean necesarios para realizar eficaz y eficientemente su arriesgada labor en cada momento , en cada situación .
Por lo F-35B , SÍ o SÍ , no hay otra . ¿ Y cuántos se deben adquirir ? Pues la respuesta es también sencilla cuándo se analice con serenidad el asunto de las plataformas ( buques ) . Harían falta 18/20 aeronaves en las cubiertas de 2 LHD’s/BPE’s para conseguir un grado de eficacia mínimo y poder asegurar la operatividad del sistema . Pero para operar 2 unidades tendríamos que prescindir de los buques de la clase Galicia , ¿ No ? . Pues la respuesta es SÍ , rotundamente SÍ , prescindamos de ellos . Vendámoslos a otro país que seguro que los quieren . ¿ Y el asunto de los Escoltas o el de los submarino ? Pues si , realmente son muy pocos , pero ese tema lo dejaré otro dia para no alargarme demasiado .
¿ Y el F-35A para el EdAE ? Pues también . Y ¿ Porqué ? Pues por abaratar costes , por cierta logística , por formar un buen equipo con los Tifones , en cuanto capacidades tecnológicas avanzadas de interdicción y ataque furtivo . ¿ Y cuántos ? Los necesarios para equipar un Ala con 2 escuadrones , 36 aparatos . Además , al efectuar la compra ahora , no empezarán a recibirse hasta casi 2030 , dando tiempo suficiente a solucionar todos sus problemas técnicos , a terminar de madurar el concepto y a recibir una aeronave terminada y lista para dominar en condiciones óptimas su medio natural . Y aquí habría que apuntar algo que se le escapa a todo quisqui , incluyéndole a Usted al parecer por lo visto : ¿ Nadie ha caído en la cuenta de que las experiencias y enseñanzas que se recojan operando avanzados Tifones de 4’5a y Relámpagos de 5a generación SERVIRÁN COMO BASE PARA ELABORAR EL FUTURO FCAS DE 6A GEN. ? SÍ , Por lo tanto son más necesarios e importantes de lo que nadie se imagina .
Perdón por el tocho , pero no sería correcto no mostrar mi opinión detallada al respecto . Un saludo sincero .
P. D. POLONIA se ha gastado una auténtica fortuna en una cuestión que igualmente para nuestro país debería ser de la máxima prioridad . O que decir del ejemplo de ITALIA . Sana envidia me dan . Si Blas de Lezo levantara la cabeza …
P.D. ( 2 ) : Los técnicos , operadores y mecánicos tanto de la FLOAN , como del CLAEX son unos maquinas , unos monstruos y unos PROFESIONALES como la copa de un pino . ¿ Alta tecnología de un F-35 ? Dáselo a uno de ellos y te garantizo que en ná de tiempo se lo tienen mamado .