La guerra en red (netwar) es uno de los asuntos junto con la ciberguerra más abandonados por este blog. Cuando terminé mi primer libro eché en falta poder encajar en la trama del libro la guerra en red y las redes distribuidas. Así que la decisión obvia allá por mayo de 2010 fue escribir un nuevo libro en que desarrollara el asunto. Los amigos y los más viejos lectores de este blog recordarán el proyecto. Tuvo como título provisional Guerras Distribuidas. Hablé de él muchas veces comentando los cambios a su estructrura y los temas de la actualidad que se relacionaban con él. Pero según avancé el proyecto se vino abajo.
Según fui leyendo sobre guerrillas, terrorismo, ciberguerra… se me fueron cayendo los temas. ¿Guerrillas distribuidas? A pesar del impacto del teléfono móvil Thuraya en lugares como Sudán o Somalia no se puede decir que veamos ahora un mundo de fuerzas insurgentes de estructura más horizontal. Los señores de la guerra y los bigmen siguen sosteniendo, a pesar de los cambios en la superficie, el poder informal en los valles de Afganistán y en las guerras de África. ¿Terrorismo distribuido? Un trabajo académico me llevó a concluir que el paso de campos de entrenamiento en Afganistán a un terrorismo atomizado de aprendices de la yihad que se descargaban recetas de bombas en Internet había derivado a finales de la década pasada en un fracaso de la yihad global, simbolizada en la muerte de Osama Bin Laden. Por no hablar del funcionamiento centralizado y burocratizado de Al Qaeda o la proclamación del Califato. En la penúltima versión del proyecto pretendía centrarme en el swarming.
Encontré ejemplos interesantes en el activismo social. ¿Pero no era meter en el mismo saco las revueltas sociales y el terrorismo una forma de «criminalización de la protesta»? Hace poco leí De la Ley Sinde a la #spanishrevolution de Arnau Fuentes y me pareció interesante su visión de cómo el 15-M se desinfló por su indefinición. No es nada paradójico que un partido con un núcleo marxista-leninista sea el que haya nutrido de la gente que se estrenó en política con aquellas movilizaciones. Habrá que estar atento a la segunda parte de su ensayo. Y el primer capítulo me hizo recordar que está pendiente de escribirse sobre el trabajo de Gene Sharp o cómo OTPOR en Serbia dio lugar a CANVAS, la escuela de «revoluciones de colores». Algo que ya tocaba Carlos González Villa en Las Revoluciones de Colores.
Se fueron cayendo temas hasta que, como dije entonces, «me quedó algo así como un árbol podado a fondo, esquelético y feo sin sus hojas«. Reorganicé todo y me quedé por último con un proyecto de libro de ciberguerra, tema que apenas he tocado en este blog a pesar de que allá por 2007 me dije que tendría que escribir sobre los ciberataques rusos contra Estonia antes de que el tema se pusiera de moda. El último coletazo de la guerra distribuida fue mi idea de dedicarle un capítulo en una futura segunda edición extendida y puesta al día de Guerras Posmodernas.
Ha pasado tanto tiempo que ahora veo la cosas con otra perspectiva. Ahora pienso que aquel artículo de John Arquilla, en la revista Foreign Policy era bastante simplificador y mezclaba conceptos para vender la idea de que lo pequeño y distribuido siempre vence a lo grande y descentralizado. Es lo que tiene el paso del tiempo y la acumulación de lecturas. Se te caen los referentes cuando vas más allá de los enunciados evocadores. Creo que el concepto de red ha sido abusado y desdibujado. Y el papel de las jerarquías informales ha sido subestimado a la hora de hablar de organizaciones que se presentan o son definidas como «redes». Creo a estas alturas que la guerra en red tiene más validez como modelo ideal weberiano o metáfora que realidad social. Desde esa perspectiva habrá que volver a hablar de ella.
Me resulta interesante cómo ha evolucionado tu perspectiva. Yo no soy experto, pero tras mucho leer y observar también, y por la edad (a los 47 ya se ha visto mucho), creo que el enfoque distribuido es, como tú dices, válido formalmente para modelizar. Pero creo que siempre habrá «mezclas»; los seres humanos somos fácilmente jerárquicos (es cómodo seguir al líder), nos adherimos a «banderas», a grupos, socializamos, nos sentimos más fuertes en la masa y no en la unidad celular. Un mundo hipercomunicado y lleno de información facilita la distribución en células, la descentralización y la autonomía, también en las guerras. Pero en última instancia (y a la vez) se busca la adhesión a mayorías, a grupos grandes, a un liderazgo que seguir y también al que poder discutir y confrontar las diferencias o del que separarse. La lógica, y lo que sabemos de historia también, me dice que siempre habrá de todo, con oscilaciones más jerárquicas o más distribuidas según la evolución de las circunstancias y las tecnologías. Así que comparto lo que dices. Un saludo
Bueno, también puede ser que estemos en los estadios previos. Los conceptos están ahí, las tecnologías están disponibles, incluso se han dado algunas tímidas aproximaciones reales. Pero ninguna fuerza militar las ha adoptado con todas sus consecuencias. Es normal, ya que las estructuras burocráticas son muy reticentes al cambio….y más cuando ese cambio implica reducir el poder de esas mismas burocracias.
Haciendo la analogía con la guerra mecanizada. Sólo las circunstancias históricas muy particulares de la Alemania de entreguerras (limitaciones de Versalles, etc…) hicieron posible que un concepto tan rompedor como el de la Bliztkrieg fuera adoptado hasta sus últimas consecuencias. En otro entorno histórico, posiblemente las Teorías de Fuller y Lidell Hart seguirían siendo una curiosidad académica o, como mucho, se habrían aplicado en una escala mucho menor.
Pero yo pienso que estamos en una encrucijada histórica, con un viejo mundo (el de los Estados-Nación clásicos) que se resiste a desaparecer y un nuevo mundo (actores no estatales, globalización, cambio tecnológico) que aún no ha nacido del todo. En este sentido la ‘Netwar’ (o como queramos llamarla) pertenece al nuevo paradigma, pero aún está en periodo de gestación.
Mi escepticismo viene porque la netwar parece ser útil como táctica pero no parece que detrás haya un cambio social. Por ejemplo, las fuerzas militares podrán estar más interconectadas pero eso no las convierte en una organización distribuida.
Recuerdo una presentación del ComFut en el MADOC allá por 2008. Alguien decía «con estos sistemas un general podrá saber desde su despacho lo que está viendo un soldado». Aquel oficial no entendía los nuevos sistemas como un avance para que cada soldado se convirtiera en un elemento ISTAR interconectado al resto de la fuerza, sino como un mecanismo de microgestión.
El problema que apuntas, Jesús, es interesante. Las Fuerzas Armadas deben seguir siendo jerarquizadas y el Mando y Control debe dirigir las demás formas de combate, por eso las unidades militares podrán ser descentralizadas pero no distribuidas. El necesario control político de las acciones militares lo impide. Lo interesante es que las redes de comunicaciones, de mando y control, de inteligencia estén interconectadas de forma distribuida, emulando así una organización en red sin serlo realmente. Es un reto para el que la tecnología ofrece soluciones. Pero también tiene un riesgo: si se cae el sistema, si falla la tecnología, por ejemplo mediante un brutal ciberataque, la organización militar se viene abajo y se convierte en un grupo inconexo de hordas sin control. Interesante tema, Gracias.
Ahí surge mi escepticismo sobre los gurús de la guerra en red y sus ideas. Las fuerzas armadas seguirán siendo una organización jerárquica por mucho ataque en enjambre y redes de comunicación.
O quizas estemos en el punto en que los modelos teoricos se comienzan a plasmar en la realidad. No es Daesh un paradigma de amenaza hibrida, o Al nusrah un ejemplo de red de amenaza ideal¿?.
Yo lo veo mas actual que nunca, y parece que alguien se empieza a tomar en serio el analisis estructurado de redes.
Un saludo
Es que entonces estamos hablando de otro concepto: Guerra híbrida, algo que mezcla elementos convencionales (carros de combate, artillería, lanzacohetes) con tácticas de insurgencia (atentados erroristas suicidas, IEDs, etc)
Está bien releer textos de hace unos años, comprobar cómo de bien o mal han envejecido. La realidad en tan cambiante que las previsiones de futuro que se hacen en un determinado momento pueden verse superadas o subestimadas en un corto espacio de tiempo.
Más que previsiones de futuro hablamos de modelos o estrategias «¡el futuro será de los ejércitos luchando como redes distribuidas!». Y yo no veo a ningún ejército adoptando el modelo asambleario 15-M para hacer planes y ejecutarlos. Aunque haya voces en cierto partido que proponía algo así. 😉
Jejeje, sí, es cierto 😉
El asunto es que seguimos pensando en el modelo de un Estado, un Ejército. Evidentemente ninguno de los ejércitos estatales va a desprenderse de un mando centralizado. Otra cosa es que las operaciones se pudieran llevar a cabo de manera distribuida, una vez que los objetivos y medios se definan desde el mando central. Me explico, un mando central puede decidir una operación como la de Afganistán y asignar objetivos y recursos, pero una vez en el campo, las unidades (¿tamaño batallón?) operarían de forma distribuida y cooperativa, sin un mando centralizado. Pero esto seguiría siendo un modelo híbrido centralizado-distribuido.
El asunto está en ver si los Estados tal y como los conocemos van a sobrevivir en las próximas décadas. Si los Estados se difuminan, pierden poder (y dinero), no van a poder mantener las estructuras militares centralizadas actuales. Y en ese nuevo mundo, puede tener sentido la guerra en red, en la que multitud de actores cooperen de manera distribuida. No sé, por poner un ejemplo de política-ficción, imaginar una Europa unida de manera laxa, con algunas instituciones comunes (por ejemplo la moneda), pero dividida a nivel local en centenares de mini-estados. No habría mando centralizado, pero todos estos mini-estados podrían tener sus mini-unidades que podrían colaborar entre sí de manera distribuida para hacer frente a amenazas exteriores. No os quedéis con el ejemplo en sí, que puede ser una chorrada, quedaros con el concepto de lo que quiero expresar. Que el paradigma de un Estado, una Nación, un Gobierno, un Ejército, que surgió a mediados del siglo XIX, puede que evolucione a algo distinto.
Hooke, tu supuesto es imposible. La colaboración entre estados es siempre mínima, puntual y sujeta a contradicciones derivadas de intereses diversos. Recuerda que hasta para repartirnos una herencia hay disensiones entre la familia.
Estoy de acuerdo con lo expuesto por Abu Saif al Andalusí excepto en un detalle: los ejércitos siempre disponen de alternativas. Sería un serio fastidio la caida de la red,lo que provocaría retrasos y otros inconvenientes pero no habría hordas sin control.
La colaboración entre estados es siempre mínima, puntual y sujeta a contradicciones derivadas de intereses diversos…siempre que el concepto ESTADO sea el que tenemos actualmente. Unos estados que lo controlan todo, con grandes estructuras.
Que es a lo que voy. En la Alemania del siglo XVI los estados eran poco más que las fincas de una serie de príncipes. Cuya autonomía era rídícula, limitándose a tener unos pequeños ejércitos y una burocracia reducida al administrador de las cuentas del castillo del príncipe. Todo lo demás, moneda, legislación general, etc…eran instituciones comunes a todos los pequeños principados. Y cuando había una amenaza externa, se configuraban ligas y alianzas entre ellos.
Es en un escenario como ése en el que planteo el futuro de la guerra en red.
Que obviamente no sabemos si se dará o, si lo hace, cuantas décadas faltan. Hay señales de la pérdida de poder de los Estados tal y como los conocemos. Pero podría ser que se revertiera la tendencia.
Un ejemplo clásico es la pérdida del monopolio de la información. Los estados de los años 60, podían controlar eficazmente los medios de comunicación de masas (TV, radio y prensa). El nacimiento de internet, nos hizo pensar a muchos en la ruptura de ese monopolio. Hoy un estado no puede controlar la información como lo hacía antes, gracias a internet. Pero, puede que aprendan a manejarlo (por ejemplo la estrategia rusa con Rusia Today y el espectacular manejo que tienen de las magufadas y troles de internet, para llevar el agua a su molino).
Es decir que no me atrevo a hacer una predicción. Está claro que con el concepto actual de Estado, la guerra totalmente distribuida es imposible. Debería darse un cambio de paradigma que cambiara el concepto de Estado (que es una estructura centralizada) y trajera un concepto de «nuevos estados» mas pequeños que funcionaran ellos mismos como una red distribuida. ¿Se dará tal cambio de paradigma?. No lo sé.
«When the researchers let the model run over several generations, they found that, in general, groups made up of leaders and followers were able to produce or gather more resources than those made up of egalitarian-minded individuals.»
Estaba leyendo este artículo [http://news.sciencemag.org/evolution/2014/08/benefits-inequality] sobre un estudio de social dynamics del departamento de antropología evolutiva y me acordé de este post y de las guerras en red, no se como será, pero espero que te sea util y de algo de luz en el tema.
Vaya, esas conclusiones respalda las directrices del líder de cierto partido que, para aumentar sus posibilidades en las próximas elecciones, defiende más poder vertical y menos democracia horizontal.