El pasado jueves 25 participé en la primera mesa redonda de las jornadas «Tenerife, Isla Colaborativa» que organiza el Foro de Economía Colaborativa y Social de Tenerife con el imprescindible impulso de Pedro Martín de Commonomia.
Mi perspectiva es que lo que se ha venido en llamar Economía Colaborativa no es el resultado coyuntural de la actual crisis económica, que hubiera súbitamente vuelto a todo el mundo más empático y generoso, sino que son síntomas de los cambios sociales del paso de la Sociedad Industrial a la Sociedad de la Información.
Cuando hablamos de Sociedad Industrial no nos referimos únicamente a ciertas formas de organización de la economía y el trabajo, sino que constituye en sí misma una «civilización» que se refleja en la política, la familia, la educación, los medios de comunicación, etc. No cuesta comprender que todo ello está ahora mismo en «crisis», es decir en transformación.
La naturaleza de la Sociedad Industrial es el orden jerárquico y la sincronía. Obreros y estudiantes que entran uniformados a la misma hora a la fábrica y en el colegio para salir cuando suena la sirena. Lectores de periódico que leen en papel una selección de las noticias del día anterior. Televidentes que se sientan a la misma hora para ver las noticias que se emiten siempre a la misma hora y con el mismo formato. La sociedad de la información viene a romper con todo ello y lo vemos en todos los órdenes de la vida.
Evidentemente, hablé de los estudios de Paul Baran para la RAND Corporation sobre las redes de comunicación con estructura de red distribuida, que están en la base de Internet. Hablar de la transformación social hacia la sociedad de la información es hablar de la aparición de estructuras más distribuidas y asíncronas.
Así, la sociedad de la información trae nuevas de organización y una nueva ética del trabajo. Hablé de los conceptos expresados en La Catedral y el Bazar por Eric S. Raymond (1997) y La ética del hacker y el espíritu de la era de la información (2001) por Pekka Himanen.
En el turno de preguntas me dio tiempo de entrar en las contradicciones y limitaciones de las nuevas estructuras en red, algo que he tratado aquí en el último medio año. Véase «Volver a la guerra red» (enero 2015) y «Repensar las Guerras Posmodernas» (junio 2015).
Esta es la segunda vez que me llaman para hablar del tema y es la segunda vez que me toca hacer una intervención breve de 15 minutos. Me gustaría poder algún día poder profundizar en el tema y desarrollarlo más. Sería el capítulo inicial de mi aparcado proyecto de libro sobre netwar. Tampoco es mi primera incursión en otros temas ajenos al blog. Fui invitado a participar en el blog del Maker Space Tenerife, donde en 2013 publiqué «Hacia una nueva revolución industrial» y «Tras la deslocalización, reindustrialización«.
Este semana tendrá lugar la segunda tanda de actividades de las jornadas «Tenerife, Isla Colaborativa».
Algo con lo que hay que lidiar en la sociedad de la información es la abundancia de información. Se hace necesario «filtrar» dependiendo de las fuentes de las que llega esa información, de los datos que aporta, etc. No lo veo cómo un inconveniente, ya que nos obliga a ser más selectivos y a entrenar nuestra objetividad.
Es tan solo una reflexión que quería aportar 🙂
Eso entra en otro tema, ahora que estoy estrenando Pocket y tengo pendiente el cambio de lector de RSS. Tengo que ponerme a darle vueltas a metodología OSINT y herramientas.