En el primer episodio de la segunda temporada de House, le llega el caso de un preso que está en el corredor de la muerte y ha enfermado. Todo el mundo dice que curarle es una pérdida de tiempo porque el destino del paciente es ser ejecutado. Pero el doctor House se empeña en resolver el misterio por el desafío intelectual. A mí me ha llamado la atención la narrativa que alguien ha lanzado de que la culpa última de los atentados es de Arabia Saudita. No es un país del que se puedan decir muchas cosas positivas pero convertirlo ahora en el responsable de los muertos de las Ramblas de Barcelona es una forma de culpar a un actor externo que nos permita evitar el ir al meollo de la cuestión y reflexionar sobre lo que es un problema interno de Europa. Y como detrás de esta narrativa hay intereses espurios que tienen que ver con la Nueva Guerra Fría he asumido la tarea nada popular de escribir sobre Arabia Saudita.

Los argumentos que circulan es que Arabia Saudita financia las redes terroristas en Europa y entrega armas a los yihadistas sirios que terminan en Europa. El propio Pablo Iglesias señalaba a las relaciones de España con Arabia Saudita como contradictorias con la lucha antiterrorista. Llamaba a «implementar un control férreo de los flujos financieros y de los paraísos fiscales (clave en la financiación de las redes terroristas)». Teniendo en cuenta que en la actual ola de terrorismo yihadista atomizado en Europa individuos aislados han llegado a financiar un atentado con un préstamo de Cofidis para comprar armas del mercado negro de Europa del Este o han perpetrado un atentado con atropello robando una furgoneta de reparto que tenía las llaves puestas, hablar de redes terroristas, paraísos fiscales y armas de la guerra de Siria es desconocer la realidad.
La primera clase de argumentos tienen que ver con el ultraconservadurismo del Islam oficial en Arabia Saudita, la corriente wahabita, difundido en todo el mundo musulmán gracias a los ingentes recursos que gasta el país. Sin duda que en Europa se difundan ideas reaccionarias que predisponen a los inmigrantes contra los valores de las sociedades occidentales, modernas y democráticas es un problema. Creo que es el principal cuando hablamos de la influencia saudí en Europa. Y es un asunto que tengo pendiente abordar en este blog desde hace tiempo. Basta decir como adelanto que merece la pena echar un vistazo a los estudios de valores y opiniones de la comunidad musulmana en Europa para cuestionar si frente a la minoría que apoya el terrorismo hay una mayoría que constituye un «Islam moderado».
El debate actual se centra en cómo el Islam ultraconservador que difunde Arabia Saudita entre los musulmanes en Europa sirve de «caldo de cultivo» del yihadismo o directamente lo promueve. Ante estos últimos argumentos hay que recordar que hablamos de tradiciones y corrientes diferentes. Hice un repaso el pasado mes de mayo en la revista El Medio. Hablé entonces de personajes clave en la historia del salafismo-yihadismo como el egipcio Sayid Qutb, el pakistaní Abul Ala Maududi, el palestino Abdulá Yusuf Azam, el egipcio Abu Yihad al Masri y el sirio Abu Musab al Suri. Y debería añadir que estos días se hablaba de la conexión del imam de Ripoll, Abdelbaki Es Saty, con el movimiento egipcio Takfir Wal Hijra (traducido comúnmente como «Anatema y Exilio»).
La siguiente cuestión que se plantea es el apoyo de Arabia Saudita con armas y fondos a los yihadistas sirios, lo que se quiere vincular con el auge del terrorismo en Europa. Algunos argumentan que esos mismos yihadistas han terminado en Europa empleando los recursos, armas y entrenamiento proporcionados por Arabia Saudita en atentados. De momento, los grupos yihadistas que se oponen al régimen sirio han procurado no mostrarse hostiles a Occidente mientras que los atentados en Europa han sido llevado a cabo por células conectadas con el Estado Islámico o individuos que simpatizan con él. La relación entre el Estado Islámico con los grupos yihadistas es la misma que la del Estado Islámico con el régimen sirio. En determinadas fases de la guerra y en ciertos lugares de Siria han mantenido alianzas tácitas para combatir a un enemigo común, en otros momentos y lugares se han comportado como enemigos encarnizados.
Frente a la idea de redes terroristas con financiación externa, hace una semana hice un repaso en la revista El Medio de varios de los atentados yihadistas sufridos en Europa, exponiendo el carácter de terrorismo low-cost de clara inspiración palestina que sufrimos. Antes del uso de armas blancas y atropellos en Europa, tuvo lugar la «Intifada de los Atropellos» en 2014 y la actual «Intifada de los Cuchillos».
La última clase de argumentos tiene que ver con las ventas de la industria de defensa española a Arabia Saudita. Para los interesados en el tema, véase mi reseña del libro de Yago Rodríguez sobre las ventas de defensa a las petromonarquías de la península arábiga. La carambola que plantean algunos, en la línea del argumento anterior, es que España vende armamento a Arabia Saudita que esta luego entrega a los yihadistas sirios o a los terroristas en Europa. Así que de alguna forma, nos quieren hacer cree que España es responsable de los muertos del yihadismo en Cataluña. El argumento lo vimos expresado en la manifestación del pasado sábado, donde al rey Felipe VI se le llamó «traficante de armas» y se convirtió en foco de las protestas. El asunto viene de que en la última visita del Rey a Arabia Saudita trató de hacer avanzar la candidatura de Navantia en un concurso abierto por la armada de ese país para dotarse de cinco corbetas con las que enfrentar la modernización de la armada iraní en el Golfo Pérsico. El asunto lo traté en la revista El Medio el pasado mes de enero.
El origen de las armas de fuego utilizadas por los terroristas yihadistas en Europa es diverso y no tiene que ver con Arabia Saudita: robos en cuarteles, modificaciones de armas vendidas en el mercado civil de Europa del Este y arsenales de la antigua Yugoslavia. Mientras que el armamento enviado por Arabia Saudita a los insurgentes en Siria tiene como origen países de Europa Central, Europa Oriental y los Balcanes junto con un pedido masivo de misiles TOW a Estados Unidos.
El armamento español vendido a Arabia Saudita sí ha sido usado en la guerra de Yemen, donde la población civil está sufriendo terriblemente por la escasez de alimentos y la epidemia de cólera. Por tanto, restringir las ventas de armamento a Arabia Saudita no tienen que ver con el yihadismo en Europa o la guerra de Siria. Tienen que ver con una cuestión moral de si estamos dispuesto a venderles unas corbetas a un país que actúa con tan poca consideración con la población civil de un país vecino. Y por no hablar de la violenta represión de la minoría chií acontecida en las últimas semanas. Pero ni siquiera olvidarse de vender las cinco corbetas, que sería una tabla de salvación para la empresa pública Navantia, evitaría un sufrimiento a la población de Yemen porque, aunque el contrata se firmara mañana, para cuando el primer buque entre en servicio la guerra habrá acabado.
Hice un resumen de todos estos argumentos en un largo artículo que publicó este fin de semana pasado el blog Magnet. A pesar de su extensión, quedaron temas fuera. Por ejemplo, alguno me ha señalado que según no sé qué publicación en Wikileaks aparece que Hillary Clinton contó que Arabia Saudita financia al Estado Islámico. En realidad, lo que recogen los informes oficiales estadounidenses es que se sabe que particulares y ONGs saudíes han estado enviando dinero al Estado Islámico sin que las autoridades saudíes hagan todo lo que podría estar en su mano para evitarlo.
Se pueden imaginar las cosas que me han dicho por salir a desmontar los argumentos torticeros que concentran el problema del yihadismo al papel de Arabia Saudita. Desde «otanista a sueldo» y miembro del «lobby saudí» a cosas tan horribles como «liberal». Nunca he escrito pensando en hacer amigos y tengo una larga trayectoria de tocar las pelotas a izquierda y derecha porque lo que no soporto es que me quieran vender la moto. Así que la pregunta es, ¿a qué viene reducir el problema a Arabia Saudita? Pues es sencillo de entender para quien haya estado pendiente de la Nueva Guerra Fría.

El Estado Islámico surgió en 2006 como una alianza de Al Qaeda en Iraq con otros grupos insurgentes que combatían la ocupación estadounidense. Recordemos como en aquellos tiempos en España se aplaudía a la «resistencia iraquí». Cuando el Estado Islámico se apoderó de un gran territorio iraquí en su ofensiva de primavera de 2014, cundió el pánico en Arabia Saudita. Se habló entonces de erigir una gran barrera protectora en la frontera con Iraq.

Ahora demos un salto en el tiempo. Y encontramos a mucha gente convencida de que el Estado Islámico es una creación de Estados Unidos y Arabia Saudita, por separado o en alianza con el Reino Unido e Israel. ¿Qué pasó para que un enemigo mortal de Estados Unidos y Arabia Saudita aparezca ahora en el imaginario colectivo como un producto de sus servicios secretos? Obvio. La propaganda iraní. Recordemos el caso de las armas químicas usadas por las fuerzas gubernamentales sirias en Goutha que fue atribuido a los grupos insurgentes sirios o la noticia del supuesto convoy del Estado Islámico escoltado por un helicóptero Apache estadounidenses que resultó ser un Mil Mi-24. En ambos casos tenemos bulos que nos llevan a la constelación mediática de Irán, Hezbola y simpatizantes.
El objetivo de Rusia e Irán respecto a Oriente Medio todo este tiempo ha sido deslegitimar a Occidente y sus aliados en la región insistiendo en que ambos son los únicos que combaten al terrorismo yihadista mientras que Estados Unidos, Arabia Saudita e Israel lo promueven. Recuerden como a la semana de la intervención rusa en Siria circulaba el mensaje de «Rusia ha conseguido más en una semana contra el Estado Islámico que Estados Unidos y su coalición internacional en un año». Era rotundamente falso con los mapas del avance del YPG desde Kobane hacia el sur delante, pero el mensaje caló por esa mezcla de fascinación por Putin y odio a Estados Unidos tan extendida en España.
El asunto de Arabia Saudita tiene también una deriva interna española. Las relaciones de España y Arabia Saudita son la excusa que ha presentado Podemos para no sumarse al Pacto Antiterrorista a pesar de haber muertos sobre la mesa. Tras un atentado, en la mayoría de países los gobiernos asumen un discurso patriótico y duro, lo que aumenta la aprobación popular, mientras que a la oposición le toca un papel secundario de lanzar mensajes de unidad con el gobierno y las instituciones. Salirse por la tangente hablando de las relaciones comerciales con Arabia Saudita y los paraísos fiscales, como si eso tuviera algo que ver con los muertos de Barcelona y Cambrills, le permite a Pablo M. Iglesias jugar al ataque en pleno luto nacional. Al nacionalismo catalán, además, le ha servido para convertir al Rey en blanco de ataques en lo que tenía que ser una manifestación de unidad frente al terrorismo.
Sinceramente, espero no tener que volver a abordar un país tan criticable como Arabia Saudita. Pero las mentiras y las tergiversaciones siguen siéndolo aunque aludan a personas o gobiernos detestables. Y en el caso del yihadismo europeo, buscar culpables externos es una forma de evitar el problema para consolarnos con la idea de que es una amenaza externa y ajena.
Arabia Saudita no arma al ISIS ni financia el terrorismo yihadista en Europa: tiene su propia agenda. Magnet. 26 agosto 2017.
Arabia Saudita como excusa. El Medio. 23 agosto 2017.
Arabia Saudí y la sospecha sospechosa. El Medio. 31 mayo 2017.
Arabia Saudita y un dilema para España. El Medio. 18 enero 2017.
La verdad es la primera víctima de la guerra.
Por otra parte el que paga manda y Pablo lleva mucho tiempo cobrando de Irán, ahora toca hacer lo que digan.
Como siempre, gracias por el esfuerzo sisífico de combatir los bulos. Este es uno de los casos de libro, gracias a tu blog, entre otros cuantos, ya estaba al día de la situación.
Respecto a «tengo una larga trayectoria de tocar las pelotas a izquierda y derecha»; es posible que yo mismo sea parcial por mis prejuicios (cojeo de zurda), pero mi percepción es que tienes cierto sesgo hacia combatir los bulos «de izquierdas». No recuerdo el mismo ímpetu a la hora de aclarar ciertos (no todos son infudados) bulos de las relaciones entre Podemos y Venezuela… por poner un ejemplo rápido. Lo cual es un sesgo muy legítimo por otra parte.
Saludos.
Va por rachas.
En los tiempos duros de la guerra de Iraq (2005-2006) me peleé bastante con los neocón españoles. Escribí entonces sobre el discurso de los que pretendían luchar contra el islamismo en Europa «volviendo a las raíces cristianas de Europa». Durante años la entrada más popular del blog fue una sobre «la próxima guerra con Marruecos» en que planteaba que compartíamos la amenaza del yihadismo y lo improbable de un conflicto interestatal. Ahí me entraron bastantes ultraderechistas. Tantos, que tuve que limpiar decenas de comentarios.
Luego, tras la crisis ucraniana de 2014 pasó una cosa rara. Los argumentos, opiniones y memes de ultraderecha y ultraizquierda se hicieron indistinguibles. Busca la entrada que dediqué a «guerra de memes» y verás a gente de los extremos del espectro político compartiendo la misma propaganda.
La pasada Semana Santa lo pasé en casa escribiendo sobre la conexión de la ultraderecha española con Irán y Siria.
Por último, recordemos el bulo aquel de un clérigo musulmán que anunciaba la conquista de España que circulaba por muchas páginas web de ultraderecha y el bulo venezolano de un informe sobre la presencia de tropas cubanas en el país con una lista de armamento de fantasía.
En ese caso me reafirmo en que será cosa de mi propio sesgo.
Gracias de nuevo.
He leído tu artículo en Magnet y, posteriormente, sus 53 comentarios. Me temo que has perdido el tiempo, has ido a predicar en el desierto.
El artículo muy interesante, como siempre.
No me cabe la menor duda de que repartes a izquierda y derecha, no hay mas que ver cómo te llegan ataques de ambos lados.
Borra este mensaje. Segundo párrafo después de la foto de Rokambol: «…ver con ->la difundido <- en…».
Buen artículo. Y también muy bueno el de Magnet, además de valiente en estos tiempos que corren. Apunto algunas cuestiones colaterales que tan solo implican pequeñas discrepancias:
1.- Además de los hechos mencionados, creo que en el terrorismo yihadista (incluido el suní) juega un papel importante la Revolución Islámica de Irán.
2.- Pregunta no retórica: ¿por qué es malo que AS intervenga en el Yemen para apoyar al presidente Hadi? Huzíes (Ansarolá, «Partidarios de Alá») llevan a cabo ataques terroristas sobre población y ataques militares sobre territorio saudí.
3.- Comparto la crítica a la izquierda que se apunta a todas las causas y luego se desentiende de sus errores culpando a otros. Pero «la resistencia iraquí» no es lo mismo que «Al Qaeda en Irak». Estuve ayer revisando esas páginas y no vi ningún apoyo a Al Qaeda. Apoyan como mucho a laicistas del Frente Patriótico y a islamistas moderados como el Ejército Islámico de Irak, que condenan a Al Qaeda y participan en el Despertar.
4.- Hay una campaña brutal en todos los medios contra AS, incluidos medios de derecha e izquierda moderada. Irán maneja muy bien la propaganda y destina a ella infinitos recursos, mientras que los saudíes son unos panolis. Pero este rechazo a AS no es de ahora. Desde el 11-S se culpa a los saudíes de todo aquello. Y al menos desde el apoyo de AS a EEUU en la Guerra del Golfo, a la izquierda y a la derecha extremas les cae muy mal AS y, por el contrario, les cae muy bien Irán. De hecho, Irán juega la baza izquierdista en sus propagandas.
5.- La izquierda detesta a las monarquías, aunque se hayan demostrado más estables para contener al integrismo que las dictaduras. En cambio, la izquierda se pone cachonda con las repúblicas, aunque sean de la variante teocrática. Cuestión sentimental en muchos casos.
Gracias por el artículo. Siempre se agradecen reflexiones profundas que vayan más allá de los memes simplones de internet. Peeeeero… discrepo contigo. No creo que nadie, ni a izquierda ni a derecha, crea que Arabia Saudí (AS) esté detrás de los atentados yihadistas en europa, en el sentido de que hayan sido armados y financiados directamente por este reino medieval. No. Lo que se critica a AS es la promoción del islam más violento y radical por todo el mundo, no solo Europa (Pakistán, Indonesia, etc.). Eso es un hecho y crea un caldo de cultivo radical que es fundamental para entender el terrorismo yihadista actual. ¿Te imaginas que Rusia hiciera lo mismo?¿Qué opinarías entonces del tema? Y no entramos en las guerras de Siria, Iraq y Yemen porque ese un asunto muy complejo para un simple comentario.
Por último, un par de apuntes y consejos:
En todas y cada una de tus entradas en las que hablas de «la izquierda» metes a todos en el mismo saco. Acusas a «la izquierda» de creerse toda la propaganda de Putin o de Irán. Bien, un tipo listo como tú sabrá que eso es una falacia de hombre de paja como un castillo. La mayoría de la izquierda no sigue a pies juntillas lo que diga RT o HispánTV, lo mismo que la mayoría de la derecha no se cree TODO lo que dicen medios de ultraderecha como 13TV o La Razón (eso espero). Para la mayoría de «la izquierda» son medios de comunicación tan, o tan poco, creíbles como Fox News o CNN. Por último, te recuerdo que para la mayoría de la izquierda el régimen de Irán es una teocracia abominable, igual o peor que AS, Qatar y demás países golfos. El problema es que estos últimos son aliados de EEUU, mientras que Irán es enemigo, y ya sabes lo que dicen, el enemigo de mi enemigo… Pero no confundas alianzas estratégicas y la animadversión hacia EEUU con alineaciones políticas e ideológicas. Nadie en «la izquierda» en su sano juicio aplaudió o jaleó a los yihadistas de Al-Qaeda cuando mataban soldados de EEUU en Iraq, lo que no quita para que muchos sintieran un ataque de Schadenfreude comprensible.
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