«Great Lakes Conflagration: The Second Congo War, 1998-2003» de Tom Cooper

Tom Cooper está detrás del Air Combat Information Group, uno de los secretos mejor guardados de Internet, además de ser autor de varios libros sobre aviación militar. Hace años cité aquí un artículo suyo para escribir sobre el impacto de las comunicaciones por satélite en las nuevas «Toyota Wars» africanas. Esa faceta suya como experto en conflictos africanos está saliendo a la luz gracias a la colección Africa@War que coeditan la británica Helion & Company y la sudafrican 30º South Publishers.

CBJ8466-2Great Lakes Conflagration trata sobre la Segunda Guerra del Congo (1998-2003), uno de los conflictos más mortíferos, complejos y desconocidos de los últimos 25 años. Un conflicto conocido como la Primera Guerra Mundial Africana o la Primera Gran Guerra Africana. Para que se hagan una idea, hablamos de una cifra de varios millones de muertos. El punto de partida es la caída del régimen de Mobutu Sese Seko en el entonces llamado Zaire en 1997 y la llegada al poder del «revolucionario» Laurent-Désiré Kabila. El control que ejercía el nuevo gobierno sobre el país era débil. Hay que tener en cuenta la enorme extensión del país (2,4 millones de kilómetros cuadrados) y la multiplicidad de grupos políticos contrarios dispuestos a enfrentarse al nuevo poder. Así, se creó una coalición de países dispuestos a lanzar una guerra por el poder enmascarándose detrás de los grupos insurgentes. Hablamos de una guerra por delegación («proxy war») en la que Uganda, Ruanda y Burundi apoyaron a grupos insurgentes congoleños tratando además de incentivar la revuelta de simpatizantes del antiguo régimen.  En el bando contrario, el gobierno de Kabila recibió el apoyo de Zimbabwe, Angola. Namibia y Chad, quienes a su vez apoyaron a grupos insurgentes ugandeses y ruandeses contra sus respectivos gobiernos a la vez que apoyaron a grupos congoleños contra el poder de facto ruandés en las provincias orientales del país. Me ahorro hacerles la lista de los grupos implicados. La lectura del libro requiere repetidas consultas de los capítulos introductorios donde se detallan los componentes de cada bando.

La Segunda Guerra del Congo tuvo todos los elementos que uno asocia al concepto de «nuevas guerras» acuñado por Mary Kaldor: grupos armados con poca cohesión y disciplina, matanzas de civiles, violaciones y saqueos, encuadramiento de niños soldados, etc. Pero lo que diferencia a esta guerra de cualquier guerra premoderna, evidentemente, es el contexto de la globalización. El objetivo inmediato de la intervención de Ruanda, Burundi y Uganda en el Congo fue la explotación de sus recursos naturales (oro, diamantes, coltán, etc.), creándose por vía aérea un flujo de ida de armas procedentes principalmente de Europa del Este y un flujo de vuelta de recursos naturales valiosos. Hay que destacar el papel del traficante de armas ruso Victor Bout, mercenarios occidentales y varias empresas israelíes en el suministro del bando anti-Kabila. Con las enormes distancias del país, la logística tuvo un papel crucial en la guerra, siendo importantísimo el papel de los puentes aéreos establecidos por cada bando mediante una pintoresca colección de viejos glorias de la aviación. Así, el frente se movió como un péndulo en función de lo lejos que cada bando estaba de sus bases de partida y lo rápido que se agotaba su esfuerzo.

An-12 de Air Cess, empresa de Victor Bout registrada en Emiratos Árabes Unidos e implicada en el esfuerzo bélico ruandés.
An-12 de Air Cess, una de las empresas de aviación de Victor Bout registrada en Emiratos Árabes Unidos e implicada en el esfuerzo bélico ruandés.
DC-8 de Trans Air Cargo, otra empresa implicada en el esfuerzo logístico de la Segunda Guerra del Congo
DC-8 de Trans Air Cargo, empresa congoleña implicada en el esfuerzo logístico de las fuerzas del presidente Kabila.

En la alianza pro-gobierno de Kabila hay que destacar el papel jugado por las fuerzas armadas de Zimbabwe. La idea que transmite Tom Cooper es que las fuerzas armadas del país heredaron bastante de la profesionalidad y doctrina de las antiguas fuerzas armadas rhodesianas, un referente histórico en las guerras africanas durante la Guerra Fría. De hecho, la colección Africa@War ha dedicado unos cuantos títulos al tema (desde el más general Bush War Rhodesia 1966-1980 a los más específicos sobre los Selous Scout y las tácticas de Fire Force), por no mencionar los diversos libros de historia militar y memorias personales que Helion & Company ha dedicado a la Guerra de Rhodesia. La acción de la aviación y las fuerzas especiales de Zimbabwe resultaron una y otra vez fundamentales para salvar la situación in extremis. A pesar de su escaso número en el total de fuerzas implicadas en la guerra, su impacto fue alto por el decisivo efecto que sus unidades bien entrenadas y bien cohesionadas tenían ante fuerzas numerosas pero compuestas por niños-soldados y rebeldes con escaso entrenamiento. Así destaca el papel en la guerra de los entrenadores Bae Hawk Mk.60 realizando misiones de ataque ligero o  el empleo de los CASA C212 Aviocar de origen español como bombarderos de fortuna, guiados hasta el objetivo mediante un GPS de mano y lanzando bombas por la rampa.

Bae Hawk Mk.60
Bae Hawk Mk.60 de la fuerza aérea de Zimbabwe, antes de su entrega en 1982. Foto de Kev Slade
C212 Aviocar del 3º Escuadrón de la fuerza aérea de Zimbabwe en 2012
C212 Aviocar del 3º Escuadrón de la fuerza aérea de Zimbabwe en 2012

El libro tiene 64 páginas en formato DIN A4. Pero no debería llevar a engaño. Como ya comprobé en Libyan Air Wars Part 1973-1985, Tom Cooper dota de una enorme densidad a sus libros gracias a su conocimiento de los entresijos profundos del tema que maneja, destacando especialmente el manejo de fuentes directas. Queda al criterio del lector darle validez a las informaciones tan detalladas que Cooper maneja sobre temas tan desconocidos. A mí me parece una obra altamente recomendable sobre un conflicto que pasará ahora a mi canon de las Guerras Posmodernas.

Una última reflexión. Es habitual escuchar cierta narrativa sobre la pobre África saqueada por culpa de la rapacidad de las malvadas empresas occidentales y sus conflictos armados alimentados por la insaciables empresas de los complejos militares industriales occidentales. Aquí tienen un trágico ejemplo de un país africano atormentado por la avaricia de dos políticos africanos. Hablamos de Paul Kagame de Ruanda y  Yoweri Museveni de Uganda, este último presentado como ejemplo del Renacimiento Africano durante los tiempos del presidente Bill Clinton. En cuanto a las armas, la realidad es que el grueso de los grandes contratos multimillonarios son entre países democráticos sin que alimenten ningún conflicto, por ejemplo aviones F-18E y P-8A estadounidenses para Australia. El grueso de las muertos en las «guerras olvidadas» en las dos últimas décadas fueron víctimas de armas y municiones procedentes de países como Bielorrusia, Ucrania, Serbia, Irán y Corea del Norte. Así que no oirán a nadie en España escarbar sobre la Odessa Network porque, ya saben, hablar mal de Putin o Yanukovich es estos tiempos hacerle el juego a la OTAN.

11 comentarios sobre “«Great Lakes Conflagration: The Second Congo War, 1998-2003» de Tom Cooper

  1. Pero los combates no terminaron en 2003, de hecho creo que hace un par de años aún hubo importantes choques. ¿Eso qué fue? Coletazos de la IIGC o una IIIGC

    1. Uno de los grupos insurgentes de la Segunda Guerra del Congo terminaron convirtiéndose en el grupo M23 y la violencia sigue. Pensemos que el libro termina en 2003, así que todo esos acontecimientos no están cubiertos.

  2. ¿Has leido «Dancing in the Glory of Monsters: The Collapse of the Congo and the Great War of Africa» de Jason Stearns?. Si es así, ¿Que te parece?

    1. Lo tengo entre las chorrocientas cosas pendientes de leer. He tomado este libro como toma de contacto con la realidad del conflicto. He redescubierto mi interés por África.

  3. En esta guerra a tantas bandas la ONU ha llegado a tener un gran contingente y no tan mal armado como en otros lugares; se han desplegado Hinds y T72’s, además de aplicarse unas reglas de enfrentamiento bastante proactivas, pero aún así a la hora de enfrentarse a esos ejércitos de niños soldado y drogadictos, no han sido capaces de imponer nada.
    Recuero que como jefe militar de dicha misión se selecionó a un general español. Con tan mala fortuna que nada más asumir el mando uno de esos generales rebeldes se saltó el alto el fuego. Como fuerza de respuesta habia designada una bandera de la Legión. Pero no dio tiempo, dicho general salió corriendo, dejando en el Congo a sus ayudantes. Alegó que las fuerzas a su disposición eran totalmente insuficientes para hacer frente a ese general rebelde. Luego en realidad dicho general rebelde tuvo que salir corriendo al poco tiempo a refugiarse en Ruanda. En fin, cosas que pasan .

  4. Hola de nuevo Jesús, celebro tu retorno. Es curioso lo de los Aviocar empleados como bombarderos. Black Water utilizaba los suyos como cañoneros improvisados, montando un afuste doble con M2HB en una de las puertas laterales, había un par de vídeos por la red… No eres el único que ha recuperado su interés por África, Defensa se ha percatado también, pero bueno, conocerás de sobra los planes para Canarias. Como siempre, muy interesantes tus entradas en el blog. Un saludo.

    1. Pues recuerdo un vídeo de Blackwater donde practicaban en el mar disparando a unos bidones. Y justo ahora que me recuerdas el vídeo, no lo encuentro. Apenas se ve unos segundos en este otro vídeo.

      El afuste doble se ve desde dentro y desde fuera a partir del minuto 2:21 Luego se vuelver a ver un Aviocar lanzando paracaidistas a partir del minuto 3:44

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