Vicente Talón fue reportero del diario El Correo Español-El Pueblo Vasco de Bilbao primero y luego del diario madrileño Pueblo. Mi generación le conoce como cofundador y director de la histórica revista Defensa. Diario de la Guerra del Congo es una reedición de 2013 de un libro publicado originalmente en 1976. El libro aborda la Crisis del Congo (1960-1965), que cubrió sobre el terreno, dedicando su segunda parte a la participación en el conflicto de mercenarios españoles.
Diario de la Guerra del Congo se nutre de las crónicas firmadas y los apuntes tomados por Vicente Talón en aquel entonces, la primera mitad de la década de los años 60. El paso del tiempo es apreciable en el lenguaje y por observaciones sobre las poblaciones locales que escandalizarían a los actuales africanistas españoles, posmodernos la mayoría de ellos. En el prólogo a esta edición Vicente Talón hace referencia a las «matanzas en masa y asesinatos horripilantes» que ocurrieron en el Congo y que décadas después se repetirían en los Balcanes. Esa apreciación coincide precisamente con mi motivación para leer el libro.
Después de leer Biafra. The Nigerian Civil War, 1967-1970, obra de Peter Baxter, empecé a preguntarme si no deberíamos replantearnos la novedad en África de las llamadas «Nuevas Guerras», en los términos de Mary Kaldor, cuando contrastamos la Crisis del Congo y la Guerra de Biafra con la Segunda Guerra del Congo, que Tom Cooper abordó en un libro que reseñé aquí. Me refiero al patrón común de conflictos intraestatales altamente internacionalizados donde se cometen violaciones de los derechos humanos de forma sistemática, los bandos se alinean según afiliaciones étnicas y aparecen señores de la guerra y mercenarios.
Al igual que en ¡Sálvese quien pueda! de Javier Nart, nos encontramos las divisiones étnicas y tribales sobre el terreno de un conflicto africano que según la lógica de la Guerra Fría ordenaba los bandos por definiciones ideológicas. De hecho, por el Congo pasaron desde pilotos cubanos exiliados al servicio de la CIA al Che Guevara. Vicente Talón recoge el testimonio de un europeo que identifica a líderes y bandos por afiliaciones tribales, tal como encontraríamos luego en las luchas anticoloniales de Angola o Rhodesia.
Si el retrato de la población local quizás escandalizaría a los anclados en el concepto del buen salvaje, Vicente Talón hace un retrato demoledor del orden colonial belga y de la población blanca que lo sustentó. También desmitifica acciones militares como la Operación «Dragon Rouge», que tuvo una ejecución torpe y pudo haber salvado más vidas. Evidentemente ambas cuestiones, la realidad social del antiguo Congo Belga y el carácter poco brillante de la Operación «Dragon Rouge» es algo que no encontrarán en la bibliografía al uso. Tampoco los mercenarios de Jean Schramme y Mad Mike Hoare salen bien parados. Esa es la gran novedad que aporta esta libro, una mirada neutra que levanta acta de lo que allí pasó sin adornar el fanatismo, la cobardía y la barbarie desplegadas por quienes en otros relatos de los hechos son heroicos luchadores anticoloniales o intrépidos aventureros occidentales.
La segunda parte del libro aborda la experiencia del 2º Choc del 6º Commando, encuadrado por españoles desplegados en el Alto Uele. A diferencia de otros mercenarios europeos y sudafricanos, los españoles del 2º Choc trataron de mantener una disciplina militar y procuraron tratar al personal nativo de una forma correcta. Las acciones de asistencia a la población civil llevadas a cabo las encuadraríamos hoy en día en la Cooperación Cívico Militar. El resultado fue, cómo no, muy diferente al alcanzado por otras unidades. Pero el personal fue siempre escaso para una área de operaciones tan grande y al final, el 2º Choc fue engullido por la dinámica de golpes y revueltas del país. Su líder y dos oficiales más terminaron fusilados por el nuevo régimen de Mobutu Sese Seko.
Un último apunte. Por el libro desfilan tangencialmente nombres que luego serían conocidos, como el de Laurent Kabila. Cerca del final del libro Vicente Talón cuenta su encuentro con un veterano del 2º Choc que participó en 1967 en un fallido intento de crear un segundo frente durante el motín de los mercenarios liderados por Jean Schramme. El interlocutor de Vicente Talón le echa la culpa al organizador de la expedición, el mismísimo Bob Denard, del que sospecha que en realidad actuaba en connivencia con el régimen de Mobutu Sese Seko. Treinta años más tarde, los hombres de Bob Denard trataron de organizar sin éxito la defensa del régimen de Mobutu frente al avance de las tropas de Kabila.
Los mercenarios blancos en aquellos tiempos (y me da que hoy día) no es que sean precisamente las tropas de la «Guardia», pero comparados con los nativos, pues eso, que resultan mucho mejores. Te recomiendo una novelita sobre aquella época; «Las Quimeras negras», tambien hoy día incorrectamente político. Pero muy esclarecedor.
El factor de las rivalidades étnicas es clave para explicar muchos de los conflictos armados. En África y en otros lugares del planeta.
En cuestión de matanzas quizás fuera comparable con Bosnia, pero a diferencia de esta, si que sacaron cortes en la tele pidiendo una intervención militar para parar las masacres.Bosnia estaba aquí al lado y se sabia luchar, mientras que en África, eran inútiles mayormente drogados y sin competencia militar los que hacían las masacres,aparte de ser el nuevo escaparate para las nuevas conciencias con las ongs.Esas mismas que cobran una pasta y que salen por patas a la primera de cambio.Por cierto.La segunda parte del libro de Talón es la misma que recoge en su extra de la Defensa?
Nunca leí ese extra, pero cuenta los mismos hechos. Además, juraría que salió un libro sobre el tema hace no muchos años.