Las Revoluciones de Colores y la reconfiguración del orden mundial (2ª parte)

[Segunda entrada de Guillermo Pulido, firma invitada. Aquí la primera parte]

Es en esas coordenadas en las que debemos encuadrar el tema de las Revoluciones de Colores y el trabajo de Gene Sharp sobre el derrocamiento de dictaduras y edificar democracias. Para ello reseñaré a continuación dos libros sobre el tema. Recordemos, esta es una historia tanto de política de poder y grandes potencias (entre EEUU, la OTAN y la UE contra Rusia), como también de democracia versus autoritarismo.

El primer libro (una tesina) que reseñaré es Las Revoluciones de Colores, de Carlos González Villa. Las cuestiones que trata de responder son 1) las motivaciones de EEUU para intervenir en el espacio exsoviético y 2) si EEUU fue el actor esencial y en la sombra que promueve dichas revoluciones y las hizo triunfar.

La primera pregunta la responde, a mi entender, con los siguientes pasajes de sus páginas 52 y 53 «Eurasia era el botín de guerra de los Estados Unidos y el lugar en el que se seguiría jugando la primacía mundial. Este razonamiento Mackinderiano implica que, para el ejercicio del «liderazgo global», es necesario el dominio de ese espacio, y para el dominio de ese último es necesario el dominio de su periferia (Europa del Este, Asia Central, y el Cáucaso)» (…) Para ello la administración Clinton planteó una política de «compromiso y ampliación» para un mundo inmerso en un proceso de globalización y que debía ser liderado por los Estados Unidos» (…) Estas estrategias, destinadas a impedir el surgimiento de una gran potencia en el centro de Eurasia, debían ser seguidas por la realización de políticas que redujeran la importancia de Rusia en su entorno». Bastante evidente e indiscutible los intereses naturales de Rusia y EEUU y su inevitable choque en el espacio exsoviético.

La respuesta a la segunda pregunta es mucho más difícil de responder por las pocas fuentes de información disponibles. No es que sean actividades opacas pero hay un gran vacío informativo al respecto y escribir sobre ello cae muchas veces en el campo de la especulación. Por ello la tesina no puede extenderse  demasiado en ese asunto, y sencillamente sigue el guión del excelente documental «Estados Unidos a la Conquista del Este» y apoyándose en otras fuentes abiertas. En el excelente documental mencionado, se hace una investigación soberbia y vívida de cómo EEUU sí interviene y manipula de forma decisiva en la organización y promoción de dichas revoluciones. Se sigue la pista del dinero desde el gobierno de EEUU y filántropos americanos directamente a gente que ha recibido educación en ese país para que formen ONG que organizan y fomentan las protestas, y cuando el gobierno local trata de eliminarlas o dificultar su funcionamiento, los órganos implicados en la conformación de la política exterior de EEUU (Senado, Departamento de Estado, etc), presionan de forma pública para acabar con esa represión (se puede ver como el senador McCain reprende públicamente y hace retractarse y pedir perdón el ministro kirguís de exteriores por cortar la electricidad a una imprenta opositora). Organizaciones opositoras como Pora, Kmara u Otpor, son apoyadas logísticamente de forma decisiva (con bastante dinero, imprentas, radios, etc) por ONG americanas como Freedom House o la agencia USAID. En el documental la gente de esas ONG americanas hablan abiertamente de que su misión es derrocar al gobierno autoritario local y edificar en su lugar una democracia, también puede verse a gente de Kmara (revolución en Georgia) visitar la sede de la ONG americana «Proyecto Sobre las Democracias en Transición». Los vínculos entre los movimientos revolucionarios y EEUU (USAID es una agencia gubernamental) son evidentes así como la confluencia de intereses.

Aunque la actual oleada de revoluciones democráticas suaves se suele situar con la de Serbia en 2000, en mi opinión ese tipo de agresiones indirectas de EEUU contra gobiernos dictatoriales no amigos hay que retrotaerla a por lo menos la época de la Europa del Acta Final de Helsinki. En dichos acuerdos la URSS permitió la entrada de un caballo ideológico a cambio de un reconocimiento de fronteras que nadie podía cambiar por la fuerza y que no se respetó una vez cayó la URSS. Era la época la Carta 77 y las revueltas de Solidaridad, y la CIA desde la época de Reagan (aunque desde Carter los soviéticos se alarmaban sobremanera con sus llamadas a la democracia y los derechos humanos en Europa del Este que hacía el presidente americano) comenzó una fuerte actividad encubierta para minar ideológicamente el resquebrajado imperio soviético, dando apoyo logístico a la oposición. Al final toda esta historia acabó con la Revolución de Terciopelo (Checoslovaquia), la caída del Muro de Berlín y la reunificación alemana, las Revoluciones de 1989, el Otoño de las Naciones, etc.

En ese sentido, con las actuales Revoluciones de Colores llueve sobre mojado, y si ahora esa política de revoluciones democráticas está teniendo bastante más éxito que en la Guerra Fría, es porque las dictaduras autoritarias exsoviéticas son mucho más porosas y débiles que las totalitarias (caso de Cuba o Corea del Norte), donde ese tipo de movimientos no tendrían ninguna oportunidad hasta que esos regímenes dejaran de ser totalitarios. Es decir, que Rusia tenga que recurrir a dictaduras autoritarias para sostener su esfera de influencia, hace de dicha esfera un objetivo mucho más frágil y débil frente a las agresiones indirectas democráticas de EEUU contra esos gobiernos.

¿Por qué las dictaduras totalitarias parecen impermeables a las estrategias y métodos de las Revoluciones de Colores y las autoritarias sin embargo parecen tan débiles en tantos casos? Para ello debemos reseñar el segundo de los libros, De la Dictadura a la Democracia, de Gene Sharp, la biblia de todos los revolucionarios (de colores).

Las Revoluciones de Colores se basan en organizaciones independientes del Estado (estudiantes, sindicatos, etc), y desde ahí se desafía al autoridad del gobierno usando la limitada o muy limitada libertad de prensa y reunión de las dictaduras autoritarias o de las democracias limitadas, para promover su mensaje y cómo han sido amañadas las elecciones y la voluntad popular. La agitación previa unido al resultado amañado de las elecciones, desata la ira popular llevando al derrocamiento del gobierno, siempre y cuando se haya socavado con anterioridad la voluntad de luchar por el régimen de las fuerzas de seguridad. En un régimen totalitario dicho proceso jamás podría realizarse, porque todas las asociaciones de estudiantes, sindicatos, etc e incluso las mismas fuerzas, están controlados y vigilados por comisarios y delegados del partido político con el poder total del Estado.

Afirma Sharp que «Tres de los factores más importantes para determinar hasta qué grado estará o no controlado el poder del gobierno, son: 1) el deseo  relativo por parte de la población de imponerle limites al poder del  gobierno; 2) la fuerza relativa de las organizaciones e instituciones  independientes para quitarle colectivamente los recursos que necesita  el poder; y 3) la relativa capacidad por parte de la población de negarle su consentimiento y apoyo». Vemos que en una dictadura totalitaria el apartado 2, las organizaciones e instituciones, no son nada independientes.

Sharp prosigue. «Una de las características de la sociedad democrática es que existe  una multitud de grupos e instituciones nogubernamentales. Ellas incluyen, por ejemplo, la familia, las organizaciones religiosas, las asociaciones culturales, clubes deportivos, instituciones económicas, sindicatos, instituciones estudiantiles, partidos políticos, pueblitos, asociaciones de colonos, clubes de jardinería, etc» (…) «Entre los puntos débiles de las dictaduras están los siguientes: 1. Se les puede restringir o negar la cooperación de muchas personas, grupos e instituciones que necesitan para hacer funcionar el sistema. 10. Los intelectuales y los estudiantes pueden impacientarse por  las condiciones o restricciones o el enfoque doctrinario y la represión. 11. El público en general puede, con el tiempo, volverse apático y hasta hostil al régimen. 12. Las diferencias regionales, de clase o nacionales pueden agudizarse. 14. Sectores de la policía o de las fuerzas militares pueden actuar para lograr sus propios objetivos, aún cuando esto sea contra la voluntad de los dictadores en el poder, y llegar hasta el golpe de estado». Según Sharp y su cercano colaborador Helvey, el apartado 14 es el esencial para que de las protestas se pase al derrocamiento y la revolución. Es obvio, en la misma transición española el principal miedo de todos era la conspiranoia sobre el Bunker, y la Perestroika fue atacada en por el jefe del KGB y las fuerzas armadas en un golpe de estado bastante desastroso e improvisado. Anulando las fuerzas de seguridad (apartado 14) y del resto del aparato del Estado (apartado 1), azuzando los conflictos (apartado 12) y presionando mediante las asociaciones de estudiantes e intelectuales (apartado 10) y la población en general (apartado 11).

Sharp plantea un ataque directo a la base de todo orden político, el de la obligación y obediencia política. En última instancia todo orden político (y su obediencia) se basa en la autoridad (que es la unión del poder físico y la legitimidad), y la autoridad es importante porque hace que los individuos y actores sociales obedezcan las normas y órdenes del orden político dado mediante el uso del derecho y de los castigos que impone a los desobedientes, garantizando de esa manera la pervivencia del régimen y el orden. Esto es básico en teoría política y del derecho. Para derribar el orden político de las dictaduras, Sharp ataca esa base de forma muy directa mediante el concepto de «desafío político» a través de la «coerción no violenta» (contrapuestas a la acomodación, etc) que trata de lograr que «La burocracia del adversario se niegue a obedecer a su propia dirigencia. Las tropas de los adversarios y su policía se amotinan. Los simpatizantes y colaboradores del poder adverso repudian a sus antiguos dirigentes y les niegan derecho alguno a mandar. A partir de esto, la antigua obediencia y colaboración desaparecen. El cuarto mecanismo de cambio, la desintegración del sistema del adversario, es tan completo que éste no tiene siquiera poder suficiente para rendirse. El régimen se ha desintegrado».

Haciendo «retos simbólicos» al régimen (realizando algo que está prohíbo por la autoridad como hizo Rosa Parks para desafiar la segregación racial en el sur de EEUU) y «resistencias selectivas» se comienza el proceso revolucionario. Luego se va extendiendo la protesta a otras instituciones (de estudiantes a sindicatos por ejemplo) y por último entrando en contacto con personas del aparato del Estado para que mediante la «desobediencia simulada» (no cumpliendo órdenes, no informando de actividades ilegales, etc) se llega al punto en el que tras unas elecciones con pucherazo, tras unos días o semanas de protesta (tomando plazas, edificios, haciendo manifestaciones, etc), los opositores con la connivencia de las fuerzas de seguridad, se hagan con los edificios de gobierno, lo derroquen, y proclamen uno nuevo.

Como a EEUU le interesa derrocar las democracias limitadas o las dictaduras autoritarias del espacio exsoviético para edificar ahí democracias (que inevitablemente querrán unirse a la UE y la OTAN) el libro de Sharp. En consecuencia, Rusia necesita ser una democracia limitada o una pseudodictadura, e imponer o sostener gobiernos de tipo similar en su esfera de influencia. De ahí que Putin expulsara de su territorio a muchas ONG extranjeras y a USAID, fomente y sostenga asociaciones patrióticas como la Nashi, etc.

Por lo tanto, la promoción que hace EEUU de la democracia en el espacio exsoviético son auténticas agresiones indirectas (un concepto desgraciadamente caído en desuso) contra Rusia y afectarán gravemente las relaciones EEUU-Rusia, tal y como ha sido el caso de Ucrania estos meses. Por ello, la política de Obama hacia Rusia (que ha tratado a toda costa de llegar a acuerdos estratégicos) ha fracasado estrepitosamente.

5 respuestas a “Las Revoluciones de Colores y la reconfiguración del orden mundial (2ª parte)

  1. Muy interesante y esclarecedor. ¿Hasta que punto crees que USA está legitimado para realizar esta política? ¿Son solo intereses? ¿Hay un imperativo moral a realizarlo? ¿Hasta que punto es una política hipócrita como acusa Rusia y sus admiradores?

    1. Lo que hemos visto es que
      1) Estados Unidos no es capaz de crear una oposición. Hace falta descontento y gente desafecta con el gobierno
      2) Las «Revoluciones de Colores» pasaron de largo de países autoritarios/dictatoriales y aliados de Washington, como Azerbaiyán y Uzbekistán.

  2. Sin embargo, este procedimiento no se utiliza para sólo contra los regímenes no democráticos, sino también contra las democracias que no siguen los dictados de Washington como Irán Mossadegh en 1951, Jacobo Arbenz de Guatemala, Vietnam Ngo Dinh Dien diwn en 1963, el Brasil Jango 64, Chile de Allende en 1973, además de la propia Venezuela Bolivariana y el mismo kirchinerista actual argentino … el peligro es que una vez que desacredita a la propia democracia

    1. En la primera parte verás que Guillermo Pulido hacía referencia a que en la Guerra Fría se había actuado en Guatemala, Irán, Chile, etc. Eso está documentado gracias a la desclasificación de documentos oficiales. Por ejemplo, véase el programa National Security Archive con sede en la Universidad George Washington.

      Precisamente por el escándalo que supuso la intromisión de Estados Unidos en otros países, se decidió que la CIA no se dedicara más a ello. Serían a partir de entonces organizaciones no gubernamentales cuyas acciones son públicas.

      Por cierto, ¿no estaremos confundiendo mala gestión económica con acciones de desestabilización en lugares como Venezuela y Argentina?

  3. No Jesús. ¿Malos gestores? De eso nada, es todo fruto de las conspiraciones yankees y sionistas.

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