Esperando por el Ministerio de Ataque

España tiene un Gobierno de coalición en el que el partido mayoritario, puesto en la tesitura de tener que compartir el poder entregando un número de carteras ministeriales al partido minoritario, tuvo la genial ocurrencia de trocear varios ministerios para tener puestos de sobra que entregar a su socio. Donde tradicionalmente hubo un Ministerio de Educación y Ciencia ahora tenemos uno de Ciencia, otro de Educación y otro de Universidades. Donde hubo un Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social ahora tenemos un Ministerio de Sanidad, otro de Consumo y otro llamado de Derechos Sociales. La medida fue una genialidad política porque así el partido mayoritario en la coalición copó los ministerios desde los que se maneja el país de verdad y entregó ministerios de chichinabo a su socio como quien le da papel y lápices a un niño pequeño para que pinte y coloree sin molestar a los adultos.

Tres hombres para hacer el trabajo que antes hacía una sola mujer: María Luisa Carcedo, al fondo de rojo. Foto vía Médicos y Pacientes.

España ha tenido cuatro elecciones generales en los últimos cinco años y yo conté en Twitter en cada ocasión que albergaba la esperanza de que sonara el teléfono con un ofrecimiento para ocupar el puesto de Ministro de Defensa. Estamos en 2020 y vemos que eso no sucedió. Pero hay algo que me hace ser optimista. Y es que, siguiendo el mismo espíritu del actual gobierno de trocear ministerios, es posible imaginar que en la esperada próxima remodelación del gobierno se divida en dos las competencias del Ministerio de Defensa para crear uno nuevo: el Ministerio de Ataque, cartera ministerial que yo estaría encantado de asumir.

Pensar en qué competencias asumiría ese futuro Ministerio de Ataque es un ejercicio interesante. Porque la primera pregunta que nos tenemos que hacer es, ¿realmente el Ministerio de Defensa español vela por la defensa de España? La pérdida de capacidades en los últimos 20 años ha sido imparable. Y no hay previsiones de que aumente el gasto de defensa viendo las previsiones de un cataclismo económico por culpa del coronavirus.

Mural homenaje al sargento Jhonander Ojeda Alemán, víctima de un destino trágico. Único superviviente en marzo de 2014 de un accidente de helicóptero en el que murieron otros cuatro militares, falleció en 2015 junto a otros dos militares en un segundo accidente.

La defensa de España tiene agujeros. Por eso en los últimos tiempos hemos visto un incremento en la preocupación por la defensa de Ceuta y Melilla. Por ejemplo, El Confidencial titulaba «El rearme de Marruecos que le acerca cada vez más al poder militar de España» mientras que el portal de noticias Infodefensa publicaba un dossier con varios artículos dedicados al rearme marroquí. En ese contexto salta la noticia de una supuesta incursión de aviones de combate marroquí.

En España, efectivamente tenemos Escuadrones de Vigilancia Aérea que escudriñan el cielo y una fuerza de patrulleros que conforman la Fuerza de Acción Marítima para vigilar la Zona Económica Exclusiva. Pero las misiones más vistosas son las internacionales. Los militares vigilan los cielos del Mar Báltico, patrullan la frontera Líbano-Israel o entrenan a militares iraquíes o malienses para que se enfrenten a yihadistas. Estas son misiones de cooperación militar con las que España cumple ciertos compromisos contraídos por pertenecer a organizaciones multilaterales como la OTAN o la Unión Europea, aparte de que son misiones en la que España participa porque se entiende que la inestabilidad en el Sahel y Oriente Medio genera ondas de choque que nos alcanzan en Europa.

Fuerzas mecanizadas enviadas por España a Letonia dentro del despliegue Enhanced Forward Presence de la OTAN.

La idea que sustenta la participación de España en numerosas misiones internacionales es que ante una amenaza grave a la soberanía de España el gobierno contaría con el apoyo de la Unión Europea y la OTAN. Sin ir más lejos el despliegue español en el Báltico ya tuvo consecuencias en la crisis catalana de 2017. Véase “Lecciones de Geopolítica para la fallida República de Cataluña”, que publiqué en noviembre de 2017. Pero es razonable tener dudas sobre el papel que desempeñarían países como Francia en caso de una crisis por Ceuta y Melilla.

Yo personalmente dudo mucho que Francia respaldara a España teniendo intereses económicos en juego en Marruecos. Lo más razonable pensar es que España lograría declaraciones oficiales de apoyo sin que ningún país aportara recurso tangible alguno. Incluso el coronel de Infantería de Marina (ret.) Francisco Javier Ayuela Azcárate explicaba en “Ceuta, Melilla y el paraguas de la OTAN” que oficialmente ambas ciudades quedan fuera de su paraguas pero dados los cambios de la organización tras el fin de la Guerra Fría es de esperar que los aliados apoyen a España. Es decir, tenemos la esperanza de que, si un día las cosas se ponen feas, nos ayuden aplicando el actual espíritu de los acuerdos firmados, no su contenido.

Así que antes de dividir el Ministerio de Defensa deberíamos lanzar el debate sobre qué carencias tiene la Defensa Nacional en España, partiendo de la idea de que cuando la mierda golpee el ventilador no va a venir nadie a solucionarnos los problemas. Ningún país va a cedernos aviones de obtención de inteligencia electrónica ni submarinos para paliar las carencias españolas. Así que una vez tengamos claras las capacidades necesarias, el siguiente paso es hacer la lista de dónde vamos a meter el hachazo de los recortes para que el presupuesto cuadre. Porque tengan claro que no va a haber un ajuste presupuestario al alza para que las fuerzas armadas españolas se doten de todo aquello que necesita para poder afrontar de forma autónoma la defensa de España.

Sin embargo no hay que preocuparse de nada de esto. Si uno revisa los documentos oficiales, como la reciente Directiva de Defensa Nacional [*], encontrará que la postura oficial española es que vivimos en un nuevo orden internacional posmoderno de fenómenos transnacionales como las pandemias, el cambio climático, el cibercrimen, la desinformación y los flujos ilícitos. Y ya está. No aparece la posibilidad de desestabilización en el Magreb o siquiera el Mediterráneo Oriental. Así que ya no existen lo que durante un tiempo se llamó «Amenazas no compartidas».

Plazas de soberanía españolas en el Norte de África.

Mi impresión muy personal es que los grandes planificadores y estrategas de los sucesivos gobiernos españoles asumieron hace tiempo que las plazas de soberanía en el Norte de África terminarán siendo marroquíes como parte del orden natural de las cosas por motivos económicos y demográficos. Y consideran que, como en Marruecos lo saben, por tanto no tiene sentido que vayan a usar la violencia para obtener, con un posible alto coste humano, económico y diplomático, lo que va a ser suyo gratis en el largo plazo. Creo que sólo cuando se asume esta idea es cuando cobran sentido las decisiones tomada en el Ministerio de Defensa en el último cuarto de siglo.

Así que llegados a este punto entenderán ustedes porque ya no me interesa el Ministerio de Defensa. A mí lo que me interesa son las competencias que tendría el futuro Ministerio de Ataque. Y es que son muchísimo más interesantes. Pensemos en la proyección de fuerzas aeronavales o en tomar la iniciativa y luchar contra el yihadismo en el Sahel.

Continuará…

[*] Pueden leer dos repasos críticos al contenido de la Directiva de Defensa Nacional en:

Reflexiones sobre la Directiva de Defensa Nacional española de 2020» por Guillem Colom en Global Strategy (15/06/2020).

La Directiva de Defensa Nacional 2020 y los problemas que permanecen sin resolver» por el vicealmirante (ret.) Enrique Pérez Ramírez en el IEEE (13/07/2020).

8 comentarios sobre “Esperando por el Ministerio de Ataque

  1. Francia me produce un profundo rechazo. Un supuesto aliado y socio que no dudaría en apuñalarnos por la espalda. Incluso su colaboración antiterrorista no fue desinteresada. Hasta en los programas europeos de armamento tienen afán por quedar por encima de los demás y mandar.

  2. Léase al antigüo plan «Ballesta», el cual daba por perdida Melilla en caso de ataque marroquí…
    El plan habrá cambiado de nombre , pero…

  3. Ministerio de ataque … Si en mi mano está, lo tienes concedido, por qué lo demás no tiene arreglo.

  4. Al paso que vamos, nos hará falta un Ministerio de Ataque y seguramente otro Ministerio de Retirada, para el que tenemos buenos candidatos en el gobierno actual….vamos en tal mal camino que al al final solo nos queda confiar en que cuando las cosas se pongan duras de verdad, el carácter español (si aún existe y no se lo han cargado) nos acabe salvando como hizo siempre .

  5. El término de Ministro de Ataque, ya lo empleó Juan Negrín, tras la ofensiva inicial de la Batalla del Ebro

  6. Muy a mi pesar, me he reído mucho con este artículo y su cargada ironía. Hace 20 años que vi sin entender que esto no funcionaba, espero seguir aprendiendo y entendiendo lo que hace tanto intuí. Gracias por tus artículos, imprescindibles para mi para entender por donde he de seguir para aprender mas. Saludos.

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