William S. Lind y las Guerras de Cuarta Generación (4GW)

William S. Lind con Donald Trump en 2016. Foto: Traditional Right.

William S. Lind es un intelectual paleoconservador estadounidense que formó parte en los años 70 y 80 de los grupos de trabajo que propiciaron un cambio doctrinal en las fuerzas armadas estadounidenses, introduciendo el arte operacional y la guerra de maniobra. Se superó así la vieja concepción estadounidense de que cualquier desafío militar se soluciona pulverizando al enemigo con potencia de fuego. Robert M. Citino considera que en aquel periodo las fuerzas armadas estadounidenses vivieron un «renacimiento intelectual». Véase aquí mi reseña de su libro De la Blitzkrieg a Tormenta del Desierto: la evolución de la guerra a nivel operacional.

Las ideas de William S. Lind al respecto las podemos encontrar en el libro Maneuver Warfare Handbook, publicado originalmente en 1985. A partir de aquí, el pensamiento de Lind aparecería disperso en artículos, conferencias y columnas de opinión pero no en libros. Esto supondría un problema en el cénit de la popularidad de sus ideas. La mayoría de las personas que escribían sobre ellas transmitían la impresión de que hablaban de oídas.

Las ideas sobre guerra de maniobra serían asumidas por el cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos (USMC). Las operaciones anfibias consistirían en la rápida proyección de fuerzas más allá del horizonte (OTH), lo que llevaría al desarrollo de vehículos como el convertiplano MV-22 Osprey y los buques de colchón de aire LCAC.

A finales de los 80, en el seno de uno de aquellos grupos de trabajo del USMC, William S. Lind planteó imaginar el futuro de la guerra. En octubre de 1989 la revista Marine Corps Gazette publicó el artículo «The Changing Face of War: Into the Fourth Generation» con la firma de William S. Lind, Keith Nightengale, John F. Schmitt, Joseph W. Sutton y G. I. Wilson. Allí se daba a conocer el marco teórico de las generaciones de guerras.

El concepto de Guerras de Cuarta Generación arranca con sucesivas generaciones desde la Paz de Westphalia de 1648, que consagró el Estado como actor fundamental del orden internacional. La crisis de ese protagonismo es uno de los elementos fundamentales que caracterizan a las Guerras Posmodernas. Y es que las ideas de William S. Lind fueron muy influyentes en mi desarrollo del concepto entre 2004 y 2005.

La Primera Generación (1GW) se caracteriza por el orden en el campo de batalla. Formaciones marchando en línea al son del tambor para seguir un orden a la hora de cargar, apuntar y disparar. Un vestigio de aquella época es la instrucción de orden cerrado que cualquier aspirante a militar ha sufrido en el patio de armas. El énfasis en el orden y coordinación era una respuesta al inherente carácter caótico de un campo de batalla oscurecido por el humo de las armas de fuego y en el que participan un mayor número de soldados.

La respuesta táctica a las masas compactas de soldados fue la concentración de fuego gracias a los avances tecnológicos de la segunda mitad del siglo XIX: los fusiles y cañones de retrocarga, las ametralladoras y los explosivos de alta potencia. Las Guerras de Segunda Generación (2GW) tendrían su máximo exponente en la Primera Guerra Mundial y el modelo cartesiano francés de «guerra sistemática», donde a la potencia de fuego se une la coordinación vía un horario estrictamente regulado. Según William S. Lind, esta visión de la guerra estaría fuertemente implantada en las fuerzas armadas estadounidenses, incluso mucho más allá de la Segunda Guerra Mundial y llegando al presente como una tentación permanente de resolver cualquier desafío táctico con la acumulación de tecnología y potencia de fuego.

Como cada generación de guerra, las Guerras de Tercera Generación (3GW) vendría a superar la anterior. Esta concepción surge en el periodo de entreguerras y es un intento de superar el estancamiento en el frente occidental durante la Primera Guerra Mundial. La introducción de la radio y la extensión de los vehículos de motor permite coordinar a un gran número de fuerzas en un frente muy amplio buscando no la destrucción total del enemigo, sino maniobrar por las brechas del dispositivo defensivo enemigo buscando avanzar hacia su retaguardia para romper la coherencia de su despliegue. La velocidad de las fuerzas implicadas significaba que para un cuartel general era ya complicado seguir los acontecimientos y dirigir todos los detalles de una campaña. Así que, en la tradición prusiana, las órdenes eran escuetas y dejaban margen de adaptación e improvisación a los subalternos, a los que se les daba un objetivo pero no se les detallaba los pasos necesarios para alcanzarlos. La Alemania nazi sorprendió a las fuerzas francesas y británicas en mayo de 1940 con esta manera de hacer la guerra que fue denominada por los Aliados como Blitzkrieg («guerra relámpago»), aunque los alemanes nunca usaran este término.

Según cuenta Citino en el libro anteriormente mencionado, en las primeras fases de la Segunda Guerra Mundial la Alemania nazi aplicó la tradicional estrategia alemana de buscar una victoria rápida y decisiva ante la difícil defensa del país, ubicado en la gran planicie septentrional europea entre dos importantes enemigos: Francia y Rusia. No se trataría por tanto de una revolución, sino de una recuperación de la manera tradicional alemana de hacer la guerra. Citino, por cierto, tiene un libro titulado en español El modo alemán de hacer la guerra. De la Guerra de los Treinta Años al Tercer Reich.

Curiosamente, en el periodo de entreguerra, en la Unión Soviética se llegaría a desarrollar un modo de hacer la guerra equiparable a la Blitzkrieg alemana. La experiencia de la Guerra Civil, con el ejército rojo enfrentándose a enemigos en múltiples frentes extensos y el empleo de tropas a caballo llevaría al desarrollo de un concepto de guerra de maniobra propio soviético: las Operaciones Profundas (glubokaya operatsiya). Paradójicamente, los destacados pensadores militares soviéticos que la desarrollaron sufrirían las purgas stalinistas.

William S. Lind formó parte de los grupos de trabajo que introdujeron la guerra de maniobra en el pensamiento militar estadounidense y participó en aquellos debates. Su interés en ir más allá surgió de manera informal. En su artículo de 1989 planteaba una futura cuarta generación de guerra impulsaba bien por el cambio tecnológico o bien por las ideas. En el primer caso («Potential Technology-Driven Fourth Generation») aparecen la ciberguerra, drones, los sistemas automatizados mediante Inteligencia Artificial, las operaciones de guerra psicológicas y la preocupación por la sobrecarga de información.

La otra variante que el artículo anticipa es la transformación de la guerra movida por nuevas ideas («A Potential Idea-Driven Fourth Generation»), planteando que podrían provenir de fuera de Occidente. Una de esas nuevas formas de guerra podría ser el terrorismo para convertir en objetivo la retaguardia del enemigo y en la que podrían participar organizaciones transnacionales. En aquel momento, 1989, era un planteamiento especulativo.

Un aporte importante que tendría su reflejo futuro en las ideas de Lind y en su concepción de las Guerras de Cuarta Generación (4GW) fue la publicación en 1991 de The Transformation of War del historiador israelí Martin Van Creveld. La idea fundamental del libro es que los actores no estatales se iban a convertir en los protagonistas de los conflictos armados por venir, adelantándose a una década de conflictos intraestatales en el contexto del colapso estatal de los antiguos países comunistas y numerosos países africanos durante los años 90 y a la siguiente década marcada por el enfrentamiento de la hiperpotencia solitaria, Estados Unidos, a grupos insurgentes y redes transnacionales terroristas. No es que Martin Van Creveld escribiera con la intención de aportar al enfoque de Lind, sino que se percibe la influencia de sus ideas en posteriores formulaciones de Lind y en otros autores que han elaborado sobre el concepto, como Thomas X. Hammes.

Durante los años 90, Lind publicó un artículo donde retomaba el concepto de Guerras de Cuarta Generación planteando su temor a que las políticas de la izquierda posmoderna fragmentaban la identidad nacional estadounidense y lo que ello podía suponer para las fuerzas armadas estadounidenses. El tema central de las Guerras de Cuarta Generación es el declive del Estado y la aparición de nuevas lealtades fundamentales, que pueden ser desde credos religiosos a bandas criminales, convirtiendo la guerra en un conflicto por legitimidad que opera en el plano de las ideas y la moral. Si las Guerras de Tercera Generación buscaban alcanzar la retaguardia del enemigo mediante la maniobra de fuerzas móviles, las Guerras de Cuarta Generación pretenden impactar en la mente y en la moral de la población del enemigo.

No sería hasta los acontecimientos del 11-S cuando las ideas de Lind alcanzaron notoriedad por ofrecer un marco en el que encajar la lucha global de Al Qaeda contra Estados Unidos que había llegado al corazón del país. La posterior invasión de Iraq y el debate sobre las guerras de insurgencia llevarían las ideas de Lind a su cénit de popularidad. Véase el artículo aparecido en el número de enero-febrero de 2005 de la edición en español de la revista Military Review que publica el United States Army Combined Arms Center. Ese artículo, por cierto, fue elaborado por terceros a partir de distintos textos de Lind. Y es que por aquel entonces no existían más referencias que las columnas de opinión que William S. Lind escribía. Aquellos textos fueron recopilados en un libro de formato electrónico que recopila las publicadas entre 2003 y 2009.

La popularidad de las ideas de William S. Lind con una ausencia de un libro de referencia hizo que se hablara mucho de Guerras de Cuarta Generación sin que se dijeran cosas con las que necesariamente hubiera estado de acuerdo el autor original. La ausencia de un libro de cabecera hizo que se popularizara la particular versión del coronel Thomas X. Hammes, que asimilaba Guerras de Cuarta Generación con insurgencia en su libro The Sling and the Stone: On War in the 21st Century. Sobra decir, que en España se adoptó la idea con el habitual furor del converso, apareciendo un artículo en el Real Instituto Elcano en 2006 e incluyendo el IEEE hasta hace poco a las Guerras de Cuarta Generación como uno de los temas de una de sus líneas de investigación. En el ámbito de habla hispana, es posible encontrar artículos recientes como «La guerra de cuarta generación y las amenazas asimétricas» (Revista Política y Estrategia, 2019)

A finales de la pasada década Lind trabajó en la elaboración de manuales de campo que sirvieran de guías prácticas. Surgieron así textos como A Tactical Handbook for Counterinsurgency and Police Operations (agosto 2008) y How to Fight in a 4th Generation Insurgency (julio 2009). Aunque no sería hasta 2015 en que apareciera en Finlandia la que sea la única referencia bibliográfica en papel con Lind de coautor con Gregory A. Thiele: 4th Generation Warfare Handbook. Desde 2013, volvió a publicar sus columnas de opinión, recogidas en la página web Traditional Right.

A pesar de las iniciativas de algunos autores por anticipar la siguiente generación de guerras, por ejemplo algunos autores de Singapur y Pakistán plantean las Guerras de Quinta Generación, según William S. Lind es pronto para hacerlo porque las Guerras de Cuarta Generación están aún por terminar de desarrollarse.

Hace muchos años me marqué el propósito de elaborar una revisión crítica del modelo de generaciones de guerra para mandarlo a una revista académica. Es un trabajo que sigue pendiente en el ámbito de habla hispana. Y es que no es sólo necesario explicar de una vez por todas las ideas qué quiso decir realmente William S. Lind, sino señalar las flaquezas del modelo. Los sucesivos saltos generacionales no guardan coherencia al pasar del plano táctico (1GW y 2GW) al plano operacional (3GW), para luego dar un salto al plano estratégico (4GW). Esta deficiencia fue señalada por un grupo de autores que propusieron hablar de gradientes y no de generaciones en una ruptura con la ortodoxia de Lind bastante interesante ya que permite especular sobre la siguiente evolución. Su trabajo quedó recogido en el libro The Handbook of 5GW.

3 respuestas a “William S. Lind y las Guerras de Cuarta Generación (4GW)

  1. Interesante la propuesta de hablar de gradientes en lugar de hablar de generaciones. Creo que es más afinado para algunos casos.

  2. No entiendo lo de gradientes. De verdad ni idea de lo que quieren decir.
    A mi siempre me ha parecido que los yankees tienden a no saber de historia, porque todo, todo, lo que hay en las guerras de cuarta generación, ya se ha dado en otros momentos históricos.
    Yo más que de generaciones hablaría de tipos de guerra.

  3. Personalmente creo que es evidente que hay un proceso en Occidente, y tal vez a nivel global, de debilitamiento de los estados (en beneficio de las corporaciones privadas) y de erosión de la identidad nacional (debido a la cada vez mayor diversidad social). La globalización, internet, el desarrollo de los medios de comunicación, los smartphones y el abaratamiento del transporte aereo son factores que, creo yo, tienen algo que ver también.

    Otra cosa es que esto sea un proceso dirigido por alguien o algo (sea Rusia, China, Soros, el NWO, Bill Gates, escoja usted a su villano favorito). Evidentemente, todos los actores procuran aprovechar las circunstancias para beneficio de sus intereses, esa creo que sería una buena definición de «Política Exterior»; pero me cuesta creer que ninguno de ellos controle el proceso, ni siquiera sea capaz de desencadenarlo. El proceso es espontáneo, o no intencionado, bajo mi punto de vista.

    Por otro lado, los movimientos terroristas bailan también al son de esta música; pero son en última instancia impotentes para causar un daño permanente a estados fuertes o efectuar cambios relevantes, al menos en estados fuertes de Occidente. Lo que ETA, IRA, Brigadas Rojas, Baader Mainhof (o como se diga), no lograron, no lo va a lograr Al Qaeda o como se llame ahora. Ni siquiera en una zona tan caótica como Siria-Iraq han conseguido un éxito duradero.

    En resumen, que hay un proceso de crisis y/o evolución es evidente. Que ese proceso esté dirigido o se pueda utilizar con fines bélicos, creo yo que es muy dudoso.

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