Swarming en la selva

Tengo debilidad por todo lo que es guerra irregular y no convencional. Por ejemplo, si me ven leyendo sobre la Segunda Guerra Mundial no me verán haciéndolo sobre acorazados, divisiones Panzer y ases de la aviación. Me van más historias como la de los corsarios alemanes, la Xª Flotilla MAS o el Long Range Desert Group. Así que este fin de semana me leí un librito de Osprey publicado en España por RBA. Se trata de The British Army 1939-1945 (3): The Far East que oportunamente en España ha sido retitulado Los Chindits y otras fuerzas británicas del frente asiático.

Los «Chindits» fue el nombre dado a la 77ª Brigada de Infantería India y que, a sugerencia del general  Orde Charles Wingate, se envió a luchar tras las líneas japonesas en Birmania con la intención de atacar sus líneas de suministro, crear confusión y distraer fuerzas del frente. El nombre «Chindit» es una corrupción de «chindé», un dragón mítico representado en los templos birmanos. La brigada fue dividida en varias columnas y reabastecida desde el aire mediante el lanzamiento de suministros en paracaídas. Lo resultados de su primera campaña, la Operación «Longcloth» fueron magros. Los japoneses no estaban embarcados en ninguna acción mayor y la distracción de fuerzas desde el frente no supuso un gran incoveniente para los japoneses. Pero sirvió para probar el concepto y como golpe propagandístico en un frente inactivo tras grande fiascos británicos en la región como el de Singapur.

El general Wingate en el centro

Los efectivos para una segunda campaña fueron ampliados: 20.000 hombres en seis brigadas. Además participó una unidad estadounidense, la 5307ª Unidad Combinada (Provisional), más conocida por los Merrill’s Marauders. Como novedad, la fuerza «Chindit» estableció campamentos estables tras las líneas japonesas. Esta campaña coincidió con la ofensiva del 15º Ejército japonés desde Birmania hacia Imfal y Kohima, actualmente territorio indio y entonces parte del dominio británico de la India. Es decir, las fuerzas japonesas lanzaron una ofensiva ya en suelo de la joya de la corona del Imperio Británico en Asia. Esta vez la presencia de todas esas fuerzas británicas, de la Commonwealth y estadounidenses pululando por la retaguardia japonesa tuvo un papel al parecer decisivo en el resultado de la batalla, al cortar líneas de suministros y distraer fuerzas del frente. La Batalla de Kohima en la primavera de 1944 marcó el máximo avance japonés y a partir de entonces los británicos recuperaron la iniciativa hasta el final de la guerra. Para los japoneses fue su particular Stalingrado en Asia.

El excéntrico general Ordre Wingate, un conocido para los que éramos lectores del blog de Jorge Aspizua, murió en un accidente de aviación el 24 de marzo de 1944. Y como todas las ideas innovadoras y geniales, el empleo de los «Chindits» como un enjambre tras las líneas japonesas, murió con su autor. Cuatro de las brigadas fueron obligadas a permanecer en el terreno a pesar del agotamiento de la tropa, empleadas como infantería convencional y lanzadas a pesar de su falta de material pesado contra objetivos japoneses.  El número de bajas fue alta y una enorme cantidad de soldados declarados no aptos para el servicio tras volver a las líneas británicas.

Resulta que el enemigo más implacable de los «Chindits» fue el entorno natural. Las selvas birmanas se extienden por un terreno escarpado y cruzado por grandes ríos. Las tropas británicas sufrieron más bajas por la malaria que por las acciones del enemigo. A eso había que añadir las enfermedades gastrointestinales, la disentería, el tifus, la fiebre amarilla y hasta los problemas en la piel por las rozaduras del equipo en un ambiente tan húmedo. Como la tropa dependía de los suministros aéreos lanzados en paracaídas para abastecerse, andaban siempre escasas. Los soldados británicos se ven en las fotos harapientos y famélicos.

El libro es una aproximación somera al asunto en apenas 48 páginas, con bastante espacio dedicado a uniformes y equipos. Pero saco dos conclusiones. La primera es una vieja lección. Las ideas innovadoras sólo funcionan cuando la cadena de mando las entiende y asimila para ejecutarla con todas sus consecuencias. Cuando se aplican a medias, como en la campaña final, el resultado es malo y encima se llega a usar como excusa para seguir haciendo las cosas como siempre. La segunda es que a pesar del carácter legendario de los «Chindits», me he quedado con la sensación de que su papel se ha magnificado dentro del extenso contexto de la Segunda Guerra Mundial. Y esto tiene más que ver con cómo la maquinaria audiovisual y editorial anglosajona han instalado en nuestra conciencia sus hechos de armas. Recordemos películas como «Objetivo: Birmania» (que dio nombre a un grupo pop en España) e «Invasión en Birmania» (titulada originalmente «Merrill’s Marauders»).

La historia tiene un corolario realmemente interesante y que abre un hilo del que tirar en un futuro. El nombre 77ª Brigada ha sido rescatado por el Ejército Británico. El pasado mes de enero de 2015 se creó como una nueva unidad dedicada para la «guerra no letal» en la era de la información, lo que significa guerra psicológica y guerra de la información en redes sociales. De ahí que la prensa hable de «Facebook Warriors». Está previsto que la brigada esté operativa en abril. El 42% de su personal será reservista e integrará también personal de mar y aire. La denominación de 77ª Brigada se escogió precisamente en homenaje a la la 77ª Brigada de Infantería India, los «Chindits» originales, por el carácter no convencional de su operaciones.

11 respuestas a “Swarming en la selva

  1. No me extraña lo más mínimo que se haya podido magnificar el papel de los chindits, es propio de la cultura anglosajona hacer este tipo de cosas. Sin desmerecer en absoluto los logros de la cultura anglosajona en todos los campos, tampoco está de más recordar su ombliguismo y chovinismo.

    1. Bien dicho, pardiez. Nosotros también podíamos aprender algo de eso, que materia hay. ¿Qué os parece la nueva serie de Los Nuestros?.

      1. Sobre «Los nuestros»: A un militar le espanta, pero a un civil, con nula idea del arte de la guerra, le embelesa y encanta. Puede hasta suscitar vocaciones embrionarias. Conclusión: Es una mierda tremendamente eficaz. Por primera vez en el cine / TV española (desde hace 40 años) los militares españoles no son torturadores, violadores, borrachos, vagos, incultos, brutales, fascistas ….
        Aunque no me guste en especial, reconozco que es un paso adelante. Seguramente, si yo hubiera escrito el guión, la habría visto sólo mi madre….

  2. La campaña de Birmania fue totalmente secundaria. En 1945 la reconquista británica fue ejemplar, con el uso además de innovadoras técnicas de movimiento. Y sin embargo no acortó la guerra ni un día.

  3. Hablo de memoria, por lo que puedo equivocarme, pero recuerdo haber leído que Haxtings en Retribution pone a Wingate como un auténtico «zumbao», lo conseguido por los Chindits escaso y magnificado por la propia propaganda (como bien dicen arriba) y que con diferencia, el mejor general británico (no solo de ese teatro si no de toda la guerra) fue Slim, tan considerado con sus subordinados como eficaz. A diferencia del Orde ese y su afición a pasearse en cueros por el campamento.

    1. Me he leído la biografía de Slim en la Wikipedia y es apasionante. Herido dos veces en la PGM. Coronel en la segunda con empleo de general y puesto temporal de teniente general (!!!). Como dijo, Dani, su ofensiva final fue una obra maestra del arte operacional.

  4. Sobre Slim y Birmania: https://lecteurhm.wordpress.com/2014/11/26/defeat-into-victory-battling-japan-in-burma-1942-1945-de-william-slim/

    Por lo demás, lo de “corsarios” alemanes es un invento de Luis de la Sierra (DEP) o de su editor, para darle un aire aventurero al tema (estos libros salían en Juventud, donde se planteaban a los chavales de entonces “role models” clásicos: piloto de avión, montañero, marino, soldado, etc.). Pero en alemán la denominación es “cruceros auxiliares” lo que manifiesta su absoluta subordinación a la Kriegsmarine. Para ser un corsario como Dios manda no se puede ser oficial de carrera -reserva naval como máximo- y tiene que haber algún tipo de lucro. En definitiva, el corsario sólo es posible cuando la tecnología y la organización civiles son comparables a las militares, cosa que en las marinas mercantes de 1940 no pasaba.

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