«Moshe Dayan» de Martin Van Creveld

Hace poco, documentándome sobre teoría militar israelí, me llamó la atención que en Israel se considerase a sus fuerzas armadas como un reducto de anti-intelectualismo donde se valoraba más la audacia y la astucia. Servía de ejemplo la figura de Moshé Dayán, que se convirtió en general al término de la Guerra de Independencia (1948-1949) y en aquel momento su única formación militar fue el curso de sargento que realizó en el Reino Unido y un curso de jefe líder de sección impartido por la Haganá. Así que rescaté una biografía, escrita nada menos que Martin Van Creveld, que cogía polvo en mi biblioteca. Sospecho que la idea de este libro le llegó al autor como un encargo de la editorial, que buscaba no un libro singular sino uno más para una serie de biografías de personajes militares relevantes. Así que Martin Van Creveld acometió la tarea sin pretender hacer una labor exhaustiva de historiador y decidido a ofrecer su particular visión del personaje en su contexto histórico para elaborar en una «biografía de autor». Hay que destacar que he descubierto en el blog de Martin Van Creveld que es un «machirulo» de cuidado, así que en este libro no juzga a Moshe Dayan con ojos contemporáneos. Es más, diría que Martin Van Creveld se recrea en contar la faceta de mujeriego de Moshe Dayan, que dada su fama y carisma disfrutó de legiones de admiradores a las que trataba con el desdén de quien sabe que se le perdona todo.

Los orígenes de Moshé Dayán fueron muy humildes, siendo sus padres los típicos judíos de buena familia que pasaron calamidades dedicados al cultivo de aquellos secarrales. Llama la atención que a pesar de la hostilidad creciente entre la población judía y árabe en la década de los 20 y 30, Moshé Dayán creció sintiéndose identificado con la población árabe rural. Muchos años más tarde, cuenta Martin Van Creveld los árabes mostrarían respeto por su figura. Me da la impresión que si bien con nuestros ojos occidentales nos podemos escandalizar por los golpes de mano y acciones de represalia de los que fue reponsable Moshé Dayán, no hacía más que participar en el modo tradicional local de hacer la guerra. Y por tanto, eso mismo le ganó el respeto de sus enemigos.

Moshé Dayán parecía destinado a ser una persona sin rumbo en la vida cuando la Segunda Guerra Mundial se cruzó en la vida. Y pasaron dos cosas fundamentales. Terminó formando parte de las tropas judías que las fuerzas británicas alistaron ante el avance del Afrika Korps y que fueron empleadas en la invasión de Siria, en manos de la Francia de Vichy (véase mi reseña de ¿Aliados o enemigos? La SGM en el Próximo Oriente, 1941 de Javier Lion Bustillo). Moshé Dayán destacó entonces como militar, encontrando su vocación. Y sobre todo, sufrió la pérdida de un ojo, momento a partir del cual comenzó a llevar el parche que le convirtió en una figura tan icónica.

En la Guerra del Sinaí (1956). Foto vía FDI.

Dayán se encontró sin saber muy bien qué hacer con su vida y temeroso de quedar reducido a un pobre minusválido al término de la Segunda Guerra Mundial. Entonces estalló la Guerra de Indpendencia de Israel (1948-1949) donde ascendió y empezó a tener roces con personajes que ocuparían lugares claves en el futuro de Israel, como Isaac Rabin. Aquí encontramos un asunto llamativo a la hora de entender Israel. Siendo un país pequeño, el dramatis personae es reducido. Y en la historia de Dayán encontramos otro elemento que me llamó la atención en las memorias de un general israelí que vivió la guerra del Líbano en 2006: la labora de «pasillo» que realizan los militares en Israel para lograr puestos relevantes, con las inevitables puñadas y rencillas.

Dayán fue nombrado, como dije, general después de la Guerra de Independencia, donde destacó por hacer lo que le dio la gana. Lanzando ataques sorpresa por aquí o por allá, o reclutando soldados para su unidad «robándoselos» a otras unidades. Cuando en 1956 Israel tomó parte en la Guerra de Suez, era el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel. Y en vez de quedarse en un cuartel general en la retaguardia para dirigir la guerra, se dedicó a visitar el frente dando saltos de aquí para allá en un pequeño avión de enlace. La falta de comunicaciones hizo que alguna vez su avión aterrizara en tierra de nadie y los problemas con las comunicaciones hizo que alguna que otra vez quedara incomunicado.

Moshé Dayán visitó Vietnam en 1966 con el propósito de escribir una serie de reportajes para el diario Maariv. Su diagnóstico fue pesimista sobre la marcha de la guerra. Foto vía Wikimedia.

En la Guerra de los Seis Días de 1967, de la que pronto se cumplirá el 50 aniversario, Moshé Dayán era ministro de Defensa. Martin Van Creveld nos cuenta cómo el ejército israelí tenía planes de contingencia muy claro para dar un golpe anticipatorio en la Península del Sinaí contra el ejército egipcio. El objetivo era tomar una serie de pasos estratégicos sin ocupar la Península entera y por tanto mantenerse alejados del Canal de Suez. ¿Qué hicieron los generales sobre el terreno cuando estalló la guerra? Lo que les dio la puta gana. Así el ejército israelí terminó ocupando la península entera y plantándose en la orilla del Canal de Suez.

Dayán propuso que Israel ocupara sólo el Valle del Jordán para asegurar su frontera oriental, conectada con el resto del país por un pasillo y evitar así ocupar las áreas pobladas de Cisjordania. También propuso que para lograr la paz con Egipto permitir que se reabriera el Canal de Suez. Ninguna de esas dos medidas fueron consideradas. La guerra volvió en 1973. Y la situación fue desesperada para las fuerzas israelíes en los primeros días. Aquí, Martin Van Creveld aporta una información que nunca he visto mencionada. Que en la noche del 8 al 9 de octubre, Israel puso en alerta su fuerza nuclear y vía Henry Kissinger se hizo llegar la información a los sirios para que aliviaran la presión. Martin Van Creveld cita a la revista Time al respecto. En aquel entonces, Dayán seguía siendo ministro de Defensa pero su influencia en el gobierno había decaído. Le presentó incluso su dimisión a la primera ministra Golda Meir en plena guerra. Una comisión le absolvió de responsabilidades por los fallos de la guerra.

Moshé Dayán sirvió finalmente como ministro de Asuntos Exteriores y tomó parte en las negociaciones de paz con Egipto. Ya entonces la cuestión palestina resultaba un asunto al que urgía darle respuesta. El punto de vista egipcio era prolongar los contactos para abrir una nueva fase de negociaciones sobre la cuestión palestina que el gobierno de Menájem Beguín no quiso abrir. Moshé Dayán en cambio defendía la necesidad de hacer concesiones en un gabinete contrario a la idea. Según Martin Van Creveld la postura de Moshé Dayán fue siempre «dejar vivir» a los palestinos y las medidas que implantó en permitieron a Israel vivir en paz veinte años después de la Guerra de los Seis Días. Moshé Dayán dimitió de su cargo como ministro de Asuntos Exteriores en 1979, tras sólo dos años en el cargo. Falleció en 1981, sin llegar a ver el estallido de la primera Intifada en 1987.

5 respuestas a “«Moshe Dayan» de Martin Van Creveld

  1. Supongo que esa fuerza nuclear que se puso en alerta en 1973 serían las bombas atómicas que Francia vendió (o eso he leído alguna vez) a Israel a finales de los años 60, ¿es así?

  2. Francia no vendió las bombas, vendió un reactor nuclear y el resto lo tuvieron que hacer los israelies por su cuenta. Entre otras cosas espiando a USA y aún hay algún espia en cadena perpetua por ello………….
    Yo si había leído sobre la activación del armamento nuclear, pero obviamente está sin confirmar. Pero no creo que fuera de forma disuasiva sino porque realmente se vieron derrotados. En el Sinaí tenían espacio para retroceder pero en el Golán no.

    1. Lo de que el reactor nuclear de Dimona es de diseño e instalación francesa lo sabía. También venía de Francia el primer uranio enriquecido que se usó allí. Alguna vez he leído que Israel no fue capaz de fabricar tan rápido bombas atómicas y que quizá Francia les vendiese alguna. Pero nunca he oído confirmar esto último, de ahí mi pregunta anterior.

    2. A mí me suena raro. ¿En medio de una guerra convencional se le envía un recado al enemigo para que frene una ofensiva?

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