«ISIS: Inside The Army of Terror» de Michael Weiss y Hassan Hassan

Este es el tercer libro el Estado Islámico que reseño aquí, después de los libros de Patrick Cockburn y Loretta Napoleoni. Empecé a leerlo con la sensación de que me iba a encontrar más de lo mismo. Al fin y la cabo, no hay muchas formas diferentes de contar la misma historia. Pero cada libro aporta una perspectiva diferente. El de Cockburn es un libro con observaciones sobre el terreno en Iraq que cuenta cómo se desplomó el ejército iraquí y cómo el Estado Islámico es respaldado por la población sunní de Iraq. El libro de Napoleoni se nutre de las investigaciones y reflexiones de la autora sobre la financiación de los actores no estatales y aporta una perspectiva interesante sobre el funcionamiento del Estado Islámico como cuasi estado. El libro de Michael Weiss y Hassan Hassan por su parte me ha resultado bastante interesante porque profundiza bastante en el origen y crecimiento del grupo en el contexto de los conflicto iraquí y sirio además de aportar informaciones novedosas sobre el papel de algunos actores de la región.

isis-9781941393574_lgISIS: Inside The Army of Terror arranca con la historia de Abu Musab al-Zarqawi, sus idas y venidas por la región hasta liderar un grupo brutal que terminó subordinado a Al Qaeda. En esta fase de la historia son importantes varias cosas. Una es el efecto insospechado que trajo el intento de islamización del régimen de Saddam Hussein en su búsqueda de legitimidad y de infiltrar a la disidencia islamista. El resultado fue que muchos de los agentes infiltrados terminaron convertidos en sinceros activistas islamistas, con el resultado de un importante trasvase de altos cargos del régimen del partido Baaz a la insurgencia yihadista tras la caída del régimen. La cuestión me había parecido anecdótica al leer sobre cómo Izzat Ibrahim al-Duri, el «pelirrojo», era miembro del grupo insurgente Ejército de los Hombres de la Orden de Naqshbandiyya , que toma su nombre de una cofradía sufí. Pero el asunto bastante hondura, como demuestra Kyle Orton en su blog. En el libro se ofrece una recopilación de nombres importantes  del regímen iraquí que terminaron en las filas yihadistas. La insurgencia iraquí aprovechó además los arsenales, pisos francos y medios preparados para que las milicias organizadas por el régimen, los Fedayines de Saddam, pudieran hacer frente a posibles revueltas dentro del país.

Otra cuestión que me pareció interesante es cómo Al Qaeda en Iraq terminó abandonando su nombre  al integrarse en la coalición del Estado Islámico de Iraq para darle una apariencia local a una insurgencia yihadista llena de extranjeros. La cesión frente a otros fue sólo aparente, porque el grupo creado por Al Zarqawi terminó liderando el Estado Islámico de Iraq. El asunto del nombre me parece relevante porque el Estado Islámico se lo ha cambiado un montón de veces. Y ahora circulan por ahí artículos que hablan de él como un grupo surgido en la guerra de Siria, cuando la realidad es que el grupo apareció a finales de los 90 en Jordania y hay una continuidad histórica entre Monoteísmo y Yihad fundado por Abu Musab Al Zarqawi y el Califato proclamado por Abu Bakr al-Bagdadi.

La novedad de este libro, en mi opinión, es el repaso que hace del papel poco conocido de Siria e Irán en la postguerra iraquí. Por un lado, los autores nos cuentan la omnipresente mano de Irán en el país para consolidar la hegemonía de la población chií, que recordemos constituyen la mayoría demográfica del país. También hay referencias a cierta complicidad de Irán con Al Qaeda, al permitir el tránsito por su territorio de militantes de Afganistán a Iraq, tras la invasión estadounidense. Por no hablar del I+D iraní detrás de los IEDs empleados por la insurgencia iraquí (y afgana, añado yo).

Hay una referencia a la batalla del 4 de abril de 2004 en Nayaf, donde se encontraba la base Al Andalus española. Según Weiss y Hassan:

The Battle of Najaf in August 2004 was essentially a proxy war between the United States and Iran’s elite foreign intelligence and military apparatus, the Revolutionary Guards Corps-Quds Force (IRGC-QF), coordinated on the Iraqi side by an Iranian operative named Sheikh Ansari, who US intelligence concluded was embedded with the Mahdy Army in Najaf and was helping it conduct its combat operations.

Nada de esto aparece, por su puesto, en las versiones españolas de los sucesos de aquel día, un clamoroso fallo de la inteligencia militar española. Que los relatos españoles de la Batalla de Nayaf no hagan nunca referencia al contexto político de Iraq refleja la total desconexión con la realidad de políticos y mandos militares. Pero ese es otro tema del que ya he hablado aquí en otras ocasiones.

La supremacía política de los chiíes y la proliferación de escuadrones de la muerte a la sombra de las fuerzas de seguridad acentuó la polarización sectaria del país con resultados que llegan hasta la fecha. Recordemos que Patrick Cockburn en su libro cuenta que el Estado Islámico disfruta en Iraq con respaldo social entre la población sunní por la percepción generalizada de que era un baluarte frente a los sucesivos gobierno chiíes.

Hubo un momento en el que el fanatismo demostrado por Al Qaeda en Iraq en aquellos territorios donde ejercía su control o su influencia que empujó a líderes tribales sunníes a hacer las paces con las fuerzas de ocupación estadounidenses y aliarse con ellas para derrotar a los yihadistas. Peor aún, los yihadistas trataron de subvertir el orden tradicional tribal y apropiarse del negocio de contrabando que el régimen de Saddam Hussein había permitido que las tribus sunníes controlaran. Fue esa alianza uno de los pilares del «surge» liderado por el general Petraeus y que puso a Al Qaeda en Iraq contra las cuerdas.

La gran cuestión es qué pasó tras la retirada estadounidense de Iraq. En su momento me pregunté qué sería de los Son of Iraq, las fuerzas tribales que se enfrentaron a Al Qaeda en Iraq, tras la retirada militar de Estados Unidos de 2011. Weiss y Hassan lo cuentan. Fueron perseguidas y debilitadas por el gobierno iraquí, permitiendo que el el Estado Islámico de Iraq resurgiera de sus cenizas en el triángulo sunní. La persecución de los líderes de las milicias sunníes por parte del gobierno iraquí y el asesinato de sus miembros por parte de los yihadistas lograron desarticular para siempre a las fuerzas tribales enemigas del Estado Islámico de Iraq.

El otro factor permitió que en 2011 el Estado Islámico de Iraq campara por sus anchas en Iraq fue el comienzo de la guerra civil en Siria. A pesar de que los apologetas del régimen de Bashar al-Assad lo quieran presentar como un bastión contra el yihadismo, Siria se convirtió en la retaguardia de la insurgencia yihadista iraquí mientras las autoridades del régimen miraban para otra parte.

Nadie parece recordarlo, pero las fuerzas especiales de Estados Unidos lanzaron un raid en el interior de Siria en 2008. Según Weiss y Hassan, el régimen sirio usó la insurgencia como un factor de desestabilización de Iraq que le permitiera tener un as en la manga en sus contactos con Estados Unidos y así convertirse en un interlocutor necesario ante Estados Unidos. En plena ola de protestas contra el régimen, al-Assad decretó en mayo de 2011 una amnistía. Se abrieron las puertas de la cárcel para yihadistas pero no para disidentes. Los liberados engrosaron las filas de la sucursal siria de Al Qaeda, Jahbat al-Nusra. Al-Assad pudo presentar así la guerra civil como un episodio más de la lucha contra la yihad global.

Más adelante, las fuerzas del régimen procurarían no atacar al Estado Islámico, más preocupado en adeñuarse del territorio liberado por los grupos rebeldes e islamizar la retaguardia. Allí donde el Estado Islámica lanzaba una ofensiva contra los grupos rebeldes, caían las bombas de la aviación siria. La supervivencia del régimen pasa por el debilitamiento de los grupos rebeldes para que la guerra civil siria se reduzca a una lucha final entre al-Assad y el Estado Islámico. En tal caso, Occidente sería el interesado en la victoria del régimen de al-Assad.

Tan pronto comenzó en 2011 la guerra contra el régimen de al-Assad, el Estado Islámico de Iraq comenzó la toma del poder en la región oriental de Siria. El libro aporta detalles de la infiltración del Estado Islámico entre las filas rebeldes sirias. Allí donde se hizo con el poder procuró proporcionar los servicios de un Estado, asunto sobre lo que Loretta Napoleoni centró su libro sobre el Estados Islámico.  La novedad del libro de Weiss y Hassan es su explicación de cómo el Estado Islámico mantiene su control mediante una combinación de violencia y mano izquierda con las tribus iraquíes y sirias. Esto es, el Estado Islámico mantiene ahora políticas de control social más sofisticadas que las aplicadas en los tiempos de al-Zarqawi y Al Qaeda en Iraq. El libro también profundiza en la ruptura con Al Qaeda y su franquicia local, Jahbat al-Nusra. Lo que es conveniente recordarlo para aquellos que se empeñan en presentar a los grupos enfrentados al régimen sirio como un bloque monolítico. La fractura no tiene visos de ser cerrada y habré que estar atentos a su evolución.

Este es sin duda el libro más denso de los cuatro que he leído sobre el Estado Islámico. Me parece novedosa la perspectiva que aportan sobre la transformación de Al Qaeda en Iraq en el Estado Islámico de Iraq, así como el papel de Siria e Irán en la violencia durante la ocupación estadounidense de Iraq. El relato de cómo el Estado Islámico de Iraq se hizo fuerte en Siria, infiltrándose en los dominios de los rebeldes sirios y logrando la lealtad de ciertas tribus, también me parece una novedad. Los autores cuentan que lograron realizar entrevistas a miembros y simpatizantes del Estado Islámico, lo que se nota en la profundidad de su descripción del funcionamiento interno. El único vacío del libro es que no trata el papel de Turquía en el conflicto sirio y las aportaciones de Qatar al Estado Islámico, algo que bien señala Ninos Youkhana. Es un libro muy bien documentado y bastante interesante que recomiendo a quien quiera aterrizar en el tema.

5 comentarios sobre “«ISIS: Inside The Army of Terror» de Michael Weiss y Hassan Hassan

  1. Recuerdo haber leído hace un par de años un artículo de un disidente Sirio quién hablaba de la participación de Irán y Siria en el proceso de desestabilización general de Iraq durante la ocupación estadounidense de la zona. Después de todo, los gobiernos de Irán y Siria estaban interesado en empantanar y hacer sangrar a las tropas de la coalición en Iraq lo más posible, como un medio de autodefensa frente a la política de los neoconservadores en la zona, pues ya desde el 2003 el gobierno de Georges Bush fanfarroneaba con bombardear y ocupar militarmente ambos países. Entonces Irán y Siria armaron a grupos sectarios y soltaron a presos islamistas, para así causar un descontrol total en la zona y mantener al ejercito estadounidense ocupado. El resultado fue una cruenta guerra civil que estalló entre el 2008 y el 2009, cuando las fuerzas de ocupación en Iraq perdieron por completo el control de amplías zonas del país y se vieron rebasadas por la violencia desatada por las diferentes facciones en disputa: en Bagdad, por ejemplo, una verdadera limpieza étnica en las que las milicias chíies expulsaron a todos los suníes de los barrios centrales de la ciudad. Todo esto colaboró, como sabemos, a que los planes del alto mando militar norteamericano cambiaran mientras el gobierno experimentaba una perdida de legitimidad en casa a raíz de sus fracaso en el exterior.

    Cabe agregar que uno de los grandes éxitos de los grupos insurgentes sirios ha sido el ser capaces de crear redes de seguridad y asistencia social eficaces en las zonas controladas por ellos: por ejemplo, cuando ISIS tomó Ramalla, una de las primeras tareas que se aseguró fue el de administrar eficazmente la fabrica de pan de la ciudad y mantener el servicio de recolección de basuras en funcionamiento (esto es importante, si pensamos en las actuales protestas en Beirut y en Bagdad, donde los servicios públicos han colapsado y la gente sale a protestar contra el gobierno por ser incapaz de asegurar los servicios básicos de funcionamiento de una ciudad moderna). De hecho, parte de la propaganda de ISIS ha sido el promocionarse como el guardián de la ortodoxia suní en Siria e Iraq y como su protector más encarnizado, muchos vídeos de ISIS tratan sobre los servicios prestados por el califato a la población bajo su zona de control: que van desde la apertura de parques de diversión hasta la entrega de carne a los pobres, servicios de educación para la juventud (madrasas), hasta atención en salud, vivienda y mantenimiento del orden público cortandole un brazo a los ladrones y juzgando a los asesinos según la Shariah. Jahbat al-Nusra a conseguido también hacerse con el monopolio de la distribución de alimentos en su respectiva zona de control. En Alepo lograron controlar, desde el 2012, todos los graneros de grano, con lo que consiguieron acelerar la producción de pan y ganaron la reputación de disciplina, honestidad y eficiencia, ganando legitimidad para su causa. Por otra parte el régimen de al-Assad se ha beneficiado de la ayuda humanitaria proporcionada por las ONG internacionales, quienes guardando las apariencias ideológicas, se limitan a entregar su ayuda en los territorios controlados por el gobierno, reforzando su posición como principal sostén de los refugiados interno del país. Dejo un link al respecto sobre la ayuda humanitaria y el control de los alimentos: http://www.merip.org/mer/mer273/starvation-submission-survival

    Por supuesto, la única coalición real en Siria esta compuesta por el gobierno de Bashar al-Assad, Hezbollah, Irán y Rusia. La oposición en Siria esta dividida y fragmentada, aunque se han realizado alianzas a contra pelo: un buen ejemplo es Jaish al-Fatah, una coalición heterogénea de grupos insurgentes que incluye viejos miembros del Ejercito Libre Sirio hasta Jahbat al -Nusra y Ashrar ash-Sham, quién ha infligido importantes derrotas al ejercito Sirio, entre ellas la captura de la provincia de Idlib.

  2. A mí me desorientó en su momento el saber que al-Duri formaba parte Naqshbandiyya. Más tarde empecé a comprender lo que estaba pasando.
    Irán parece estar metido en todas las «fiestas».

    1. Y mientras tanto, nuestros ministros y ministresas de tour por allí. Con ustedes Doña Rogelia en Teherán:

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