Una de las preguntas que me asaltó durante mucho tiempo fue cómo terminaron los Estados Unidos apoyando a radicales islamistas en la guerra de Afganistán durante los años 80. La respuesta corta y rápida es que en aquel momento se hizo como una medida cortoplacista en el que «todo valía» para perjudicar a la Unión Soviética. Pero eso no explica por qué se apoyó a los islamistas radicales en concreto. Así que con esa pregunta en mi cabeza leí bastantes cosas. Hice un resumen de lo que aprendí hace ya bastante tiempo aquí mismo, en este blog. Lo escribí en 2007 bajo los efectos de leer la estúpida entrada de la Wikipedia en español sobre Osama Bin Laden (recordemos que en el 90% de los casos, la versión en inglés es «enciclopédicamente» mejor).
Antes de escribir aquella entrada y desde entonces nunca paré de encontrar comentarios por ahí que a «Bin Laden lo entrenó la CIA», en un sobresimplificación de lo que fue la yihad afgana. Estos días he visto el mismo fenómeno, referido a Siria, donde alguno mete en el mismo saco al ISIS, el Frente Al-Nusra, el Ejército Sirio Libre y los Comités de Coordinación Local para afirmar cosas como que «EE.UU. es aliada de Al Qaeda en Siria». Pero de Siria, supongo, tendremos que seguir hablando.
Hablaba de todo esto hace poco con Demócrito de Abdera y prometí confeccionar una bibliografía sobre la yihad afgana, listando los libros que me ayudaron a comprender cómo EE.UU. terminó apoyando a islamistas radicales y cómo de entre los árabes-afganos surgió lo que algún día llegó a ser Al Qaeda.
Ghost Wars: The Secret History of the CIA, Afghanistan and Bin Laden de Steve Coll. Una obra monumental que abarca de 1979 al 9 10 de septiembre de 2001. El libro es condenadamente exhaustivo y detallado. Leer sus cientos y cientos de páginas menudas se siente como ascender el Tourmalet. En sus páginas leemos sobre los enrevesados recovecos de los pasillos de Washington y los azarosos giros inesperados de la Historia. El mundo pudo haber seguido otro camino de haber tomado ciertas personas otras decisiones en otros momentos, de haber existido otra correlación de fuerzas en pugnas internas, de haberse considerado ciertos factores despreciados, etc. Pero la Historia transcurrió por el camino que siguió, porque aquellas personas contaban con la información disponible en aquel momento. Y resulta ahora fácil señalar los errores porque ya sabemos cómo terminó todo. Así que, cuando terminas el libro literalmente te entran ganas de darle con un bate de béisbol en la cara al primero que te suelta un cliché progre sobre EE.UU., la guerra de Afganistán, Bin Laden y Al Qaeda.
La torre elevada: Al-Qaeda y los orígenes del 11-S de Lawrence Right. Otro libro ganador del Pulitzer. Si Steve Coll trataba de seguir el hilo entre la yihad afgana y el 11-S, Lawrence Right se remonta a Qutb y los Hermanos Musulmanes en Egipto en los años 50, tal como hacía «The Power of Nightmares». Es un libro entretenido y ameno, cuyos capítulos finales, el FBI yendo un paso detrás de Al Qaeda tras el atentado contra el USS Cole, se leen como un thriller no menos apasionante porque sepamos cómo concluye.
Soldados de Dios de Robert D. Kaplan. Uno de sus primeros libros. Juraría que el propio Kaplan lo señalaba como una «obra de juventud». Para lo que nos interesa, se trata de un libro donde entre otras cosas se describe el ambiente de la retaguardia de la yihad afgana. Kaplan visita esa «corte de los milagros» que era Peshawar, con sus guerrilleros, intrigantes, periodistas, activistas, cooperantes, espías y buscavidas. Kaplan apunta a los intereses de Pakistán en apoyar a unos rebeldes y a otros no, junto a las circunstancias particulares de cada grupo que moldearon la decisión. Tras su lectura la idea de unos muyahidines organizados de forma jerárquica y totalmente controlados por la CIA resulta risible.
La guerra eterna de Dexter Filkins. Un libro de memorias periodísticas de un reportero de guerra que vivió la yihad afgana, Afganistán bajo los talibán y hasta estuvo metido en el meollo de la batalla de Fallujah. El espacio que dedica al final de la yihad afgana es breve. Pero es significativo por el encontronazo que tiene con los árabes-afganos, en una onda totalmente diferente a la de los muyahidines, hospitalarios y agradecidos por la cobertura extranjera.
Rindete, no vas a poder con los clichés progres jajajajaj
Y deja el bate, que es un arma muy peligrosa jajjajaj
Decisiones equivocadas por falta de información suficiente. Eso es la historia.
A toro pasado hubiera sido mejor dejar que la URSS se las viera con los afganos y luego siguiera hasta el Indico jajjajja
Esa es la cuestión. ¡Los soviéticos no tenían intención de «avanzar hacia el Índico»! Intervinieron en Afganistán porque al gobierno de Kabul se le fue la situación de las manos (la CIA empezó a apoyar a los rebeldes desde el verano de 1979) y porque temían el contagio del islamismo radical hacia las repúblicas centroasiáticas. Todo eso se sabe porque se han ido desclasificando papeles de los archivos soviéticos, los responsables han dado entrevistas largas y se ha reconstruido la toma de decisiones. Fue pura propaganda estadounidense la que vendió la intervención en Afganistán como una guerra de expansión imperialista.