En 2006, el teniente coronel (retirado) Ralph Peters publicó un artículo en el Armed Forces Journal en el que argumentaba que todos los problemas del Gran Oriente Medio procedían del trazado arbitrario de sus fronteras:
[T]he greatest taboo in striving to understand the region’s comprehensive failure isn’t Islam but the awful-but-sacrosanct international boundaries worshipped by our own diplomats.
He mencionado aquí obras de James Barr y Robert D. Kaplan donde queda recogido el asunto. Basta recordar que Mauritania, Libia, y Siria son nombres de entidades administrativas romanas que se convirtieron en el nombre de estados-nación cuando las potencias coloniales europeas jugaron con escuadra y cartabón a trazar fronteras sobre un mapa.
Sostiene Peters que la solución a los problemas del Gran Oriente Medio pasaría por retrazar las fronteras de los países para crear país más homogéneos étnica y religiosamente. En una zona tan delicada propone, desgajar territorios de Turquía, Siria, Iraq, Irán, Arabia Saudita y Pakistán nada menos.
No me entrentendré aquí en analizar las consecuencia que tendría un imaginario cambio así de fronteras en el Gran Oriente Medio. Pero basta decir que me he encontrado con este mapa en bastantes artículos de opinión. Alguno poniéndolo como ejemplo de los planes neocoloniales de Estados Unidos para la región y sirviendo de excusa para una larga diatriba antiimperialista.
En el mismo orden de cosas, un artículo del diario turco Milliyet especulaba a partir del llamamiento de Abdullah Öcalan a una «Pacto Nacional» para construir «una nueva Turquía». En el artículo aparecía un mapa en el que Turquía absorbería regiones kurdas de los países limítrofes junto con otras de Grecia y Bulgaria.
El diario Milliyet invitaba a académicos e intelectuales a especular sobre esa «nueva Turquía». El asunto fue recogido por la prensa rusa, tal como recoge en su blog Manuel Martínez y destripado en el Foro de las FAS con la finura habitual.
Por último, el diario alemán Die Evidenz publicó que el kuwaití Faisal al-Hamad, miembro del Partido Nacional de Kuwait, había denunciado los acuerdos secretos firmados en Doha por diplomáticos de Estados Unidos, Turquía, Qatar y miembros de la oposición siria para trocear el país al término de la guerra civil. Siria renunciaría a reclamar a Turquía la región de Hatay, expulsaría de su territorio al PKK, permitiría que un acueducto conectara la gran presa Atatürk con Israel, reduciría su ejército, renunciaría a sus arsenales de destrucción masiva, renegociaría sus acuerdos petroleros con empresas chinas y rusas, cortaría lazos con Hezbolá y grupos palestinos, etc.
Extrañamente, las declaraciones de Faisal al-Hamad encajan para Christof Lehmann de nsnbc ìnternational perfectamente con el análisis del comandante (retirado) del ejército pakistaní Agha H. Amin, que denuncia los planes de la OTAN para trocear Siria y crear un corredor energético en Oriente Medio que sirva de alternativa a Irán. En este caso, la OTAN fomentaría la creación de un estado kurdo aliado a expensas de Turquía y Siria.
No entiendo como Christof Lehmann afirma que lo denunciado por Faisal al-Hamad encaja con lo conjeturado por Agha H. Amin, cuando en la segunda teoría conspirativa sobre la resolución de la guerra civil siria, Turquía sufriría grandes pérdidas territoriales. Pero ahí está la grandeza del pensamiento conspirativo. Que dos teorías contradictorias tengan como fundamento la idea de que «Occidente trama algo en Siria» significa que algo de verdad llevan, bajo el principio «si el río suena agua lleva».
Pero lo interesante en todos estos caso es ver cómo surge y se alimenta el pensamiento conspirativo en un efecto de bola nieve donde nadie consulta las fuentes originales. En el primer caso tenemos un artículo de opinión escrito por un militar retirado con mucho tiempo libre, en el segundo tenemos las especulaciones de varios expertos consultados por un periódico y por último tenemos un medio digital con una forma «peculiar» de tratar las noticias. Viendo cómo nsnbc ìnternational trata temas relacionados con las vacunas infantiles, Venezuela o Rusia ya podemos calibrar la clase de medio que es. La gracia es que esos argumentos de segunda y tercera mano terminan en lugares como Eurasian Hub. Y no deja de haber una gran ironía que desde fuera de Occidente se especule con los grandes planes secretos de EE.UU. y la OTAN para Siria, cuando lo que vemos es que en Washington y Bruselas hay una enorme improvisación.
Ni aún con esas fronteras se conseguirían estados realmente homogéneos. Hay que tener en cuenta que los mapas étnicos no muestran un dominio absoluto de una etnia en un territorio, sino a la etnia dominante. En esos países es habitual que una etnia se dedique a la agricultura, otra a la ganadería, una tercera al comercio y los militares sean de una cuarta etnia.
Ya lo de las teorías conspirativas sobre Siria…………. ¿Quien iba a elegir como aliados a seguidores de Osama? Vamos hombre.
La propuesta de Peters es una utopía con signos de poder acabar en pesadilla. Propone crear una súper estado árabe-chiita sumando las regiones ricas de petróleo de Basora, el Arabistán iraní y el este de la Península Arábiga. Eso es quitarle la rizqueza petrolera a la casa Saud, condenar a los sunníes iraquíes a la pobreza y hacer un regalo a Irán, a pesar de todo. Considerando lo infiltrado que está la administración iraquí por agentes iraníes, imagina qué locura. Regalarle Oriente Medio al régimen de Irán.
Lo que es claro es que Turquia esta jugando a ser una potencia de peso en la región.