Teléfono Rojo, volamos hacia Teherán

Por indicación en un comentario hecho por su autor, José Lozano Gallardo, he descubierto la serie «Good morning, Teherán» publicada (, y ) en el blog colectivo colectivo Passim. Reconforta encontrar un análisis sensato después de hartarme de tanto profeta del Apocalipsis.

En la primera parte se hace un repaso a la historia de las ambiciones nuclares iraníes y se especula con el panorama que crearía un Irán nuclear. Me ha llamado la atención una idea que he escuchado varias veces:

Desde el punto de vista de Washington, el componente religioso del sistema político iraní es un factor que no infunde tranquilidad a la hora de tener en cuenta que la decisión sobre pulsar el botón rojo recaerá sobre mullahs religiosos…

Personalmente creo que la percepción de Irán como una teocracia gobernada por «chiflados religiosos» que no se atienen a razones de este mundo es pura proganda. El régimen iraní ha demostrado sobradamente que orienta sus acciones con una lógica bastante terrenal con su balance racional de objetivos y medios o costes y beneficios. Incluso cuando esos medios son el terrorismo o aliarse con grupos sunníes o un régimen árabe socialista dirigido por alawitas.

En la segunda parte se evalúan las opciones que tiene Occidente para detener el propgrama nuclear iraní, desde la fuerza a la presión económica. Coincido aquí en que la opción militar es inviable, como ya conté en su momento, porque no asegura el cumplimiento del objetivo, por el contexto económico y por las represalias que podría llevar a cabo Irán.

Por último en la tercera parte plantea el juego geopolítico de Oriente Medio que esconde la crisis nuclear con Irán, repasando las invasiones de Afganistán e Iraq en relación a Irán para llegar a la conclusión de que Irán más que enemigo debería ser aliado natural de Estados Unidos en la zona si fueran capaces de entablar el diálogo. Una tesis interesante de contrastar con los argumentos en esa misma dirección de Robert Baer en su libro «The Devil We Know».

10 respuestas a “Teléfono Rojo, volamos hacia Teherán

  1. Sólo he hojeado «Los próximos 100 años» y «La próxima década». El primero me parecio un delirio geopolítico en el que autor proyecta sus fantasías de reeditar la Segunda Guerra Mundial. Y el segundo me pareció otro ejercicio de política ficción. Vamos, que no me gustaron nada. Si encuentro un ejemplar en la biblioteca no estaría mal hacer una reseña.

    Dicho lo cual, cuando hablo de Irán como aliado de Occidente me refiero al caso de que hubiera un gobierno que respete la voluntad de la mayoría de los iraníes.

  2. Una vez más, Jesús, te adelantas a los acontecimientos: yo sí he leído las obras principales de Friedman y no aguantan una análisis medio serio empezando porque nunca justifica sus especulaciones con datos, eso sí, en España tiene mucho predicamento a pesar de todo.

  3. No veo a USA ni a la UE apoyando a un «Irán cambiado» como contrapunto al GCC, más bien apoyando al GCC como contendiente frente a Irán en varios frentes, como podemos ver en Afganistán, Cuerno de África, Sahel y Oriente Medio.

    El GCC, a través de actores violentos no estatales con origen/preparación/liderazgo occidental, va a plantar batalla en muchos escenarios los próximos años.

    1. Pues, sinceramente… yo llevo tiempo preguntándome si dentro de unos años, en una de esas vueltas que da la geopolítica, no nos veremos comprándole petróleo a Irán y suministrándole armas como «mal menor» frente a países como Emiratos o Saudía, promotores a escala mundial de la ideología salafista y financiadores de quienes la defienden.
      O, más probablemente, fomentando que se desangren mutuamente en una guerra inacabable, como cuando la 1ª Guerra del Golfo entre Irán e Iraq.

      ¡Saludos!

      1. Yo marcaría una diferencia clara entre el camino emprendido por Emiratos Árabes Unidos hacia una cierta modernidad musulmana y el anquilosamiento de Arabia Saudita, que es el dinosaurio que siempre ha sido necesario como mal menor.

        1. Bueno… también Qatar (me niego a escribirlo con C) hace gala de cierta «modernidad musulmana» de fronteras para adentro, y sin embargo de fronteras para afuera no se está cortando un pelo en financiar a salafistas como mamporreros de su política exterior.

          Saludos.

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