La Nueva Guerra Fría se juega en Francia

Resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, 23 abril 2017.

Ayer tuvo lugar en Francia la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Y yo, cómo no, estuve prestando las últimas semanas atención a todas aquellas claves en las que resultaba útil el marco de análisis de la Nueva Guerra Fría. La verdad es que cuando planteé aquí el concepto en septiembre de 2014 unos de sus aspectos más cuestionables fue la dimensión ideológica. Era una debilidad crucial del concepto. Sin ideología, la Nueva Guerra Fría se quedaba en mera rivalidad geopolítica entre Occidente y Rusia.

Después de la intervención militar rusa en Siria, no se volvió a escuchar mucho de los que defendían que la Rusia de Vladimir Putin era una potencia no intervencionista y que la crisis de Ucrania había sido un mal entendido. Luego vinieron los escándalos sobre ciberespionaje y se acumularon los análisis sobre las campañas de desinformación del Kremlin en Occidente, con lo que más de uno descubrió que las relaciones con Rusia habían entrado en una nueva etapa. Por último, después de la victoria de Donald J. Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos empecé a leer análisis que trataban de superar el tradicional eje izquierda-derecha y los campos ideológicos tradicionales para hablar de la emergencia del nacional-populismo. Parece que la gente lo iba pillando.

La debilidad de mi análisis en septiembre de 2014 sobre la dimensión ideológica de la Nueva Guerra Fría era simplemente que estaba en construcción. A mí me había llamado la atención la convergencia del discurso de fascistas y comunistas españoles en defensa de la posición rusa en Ucrania. Unos y otros denunciaban un siniestro golpe de Estado apoyado por Occidente en Ucrania para entregar el país a la OTAN y a las garras del capital financiero internacional con la complicidad de élites locales que aplicarían políticas de ajuste económico. Así fascistas y comunistas de varios países de Europa habían acudido como voluntarios a combatir en las filas de las repúblicas populares del Donbás. Para mí, allí nacía una nueva era donde el eje izquierda y derecha resultaba menos explicativo que el posicionamiento respecto a Occidente. No en vano, neonazis ucranianos se fotografiaban con una bandera de la OTAN y voluntarios rusos lucían una insignia que combinaba la bandera de la Unión Soviética y la bandera imperial zarista.

Lo que empezó siendo poco más que una intuición, rápidamente evolucionó ante mis ojos. Poco tiempo después de aquel primera esbozo sobre la Nueva Guerra Fría, un lector del blog me llamó la atención sobre las votaciones en el Parlamento Europeo sobre el tratado de asociación de Ucrania a la Unión Europea. Votó en contra un bloque curioso que formaban ultraderechistas y ultraizquierdas a pares país por país. En Alemania, por ejemplo fueron Die Linke (ex-comunistas de las RDA) y AfD (populistas de derecha). En Grecia, por ejemplo fueron el KKE (comunistas) y Aurora Dorada (neonazis). Ese mismo bloque coincidiría en votar en contra de resoluciones del Parlamento Europeo sobre la Crimea ocupada por Rusia o recientemente contra el tratado de librecomercio de la Unión Europea con Canadá.

La principal crítica a la idea de que entrábamos en una nueva era de confrontación ideológica era que «Rusia es un país capitalista y por tanto no hay conflicto». No fue hasta mayo de 2016 que salió publicado en España el más que recomendable libro En la cabeza de Vladímir Putin y leyendo a Michel Eltchaninoff pudimos comprender que el «putinismo» estaba en construcción y por tanto evolución. Eltchaninoff habla del «principio nacional-popular» (pág. 88), un concepto que fue bandera del kirchnerismo en Argentina. Allí se habló del «proyecto nacional y popular» (nac & pop). Yo uso el término nacional-populismo. Hablamos de fuerzas políticas que defienden un nacionalismo económico, con un papel fuerte del Estado en la economía y proteccionsmo frente al comercio global. Además, apelan a las masas desafectas con el establishment político. La diferencia de nacional-populistas de izquierda y derecha es el nacionalismo identitario: de la xenofobia al refugees welcome.

Llegamos por fin a Francia. Obviamente, hay que empezar hablando de la relación de Marine Le Pen con el Kremlin. En 2011 se declaró una admiradora de Vladimir Putin, al igual que se declaró el británico Nigel Farage. Precisamente, hace un mes, Marine Le Pen hizo un viaje a Moscú y fue recibida allí por Vladimir Putin. Las intenciones eran evidentes. Presentar a Marine Le Pen como estadista de talla internacional. Aunque Putin declaró que no era su intención interferir en las elecciones francesas. Según dijo Xavier Colás en El Mundo a propósito de la visita, Le Pen era «la candidata favorita del Kremlin». Durante aquel viaje, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov negó el calificativo de «populista» para Le Pen y la definió como una «antiglobalista».

Foto: Mijail Klimentyev / AFP vía El Mundo.

Los vínculos de Marine Le Pen con el Kremlin no son meramente de simpatía mutua. Cuando los bancos franceses se negaron a conceder un préstamo al Front National de Le Pen, dio el paso desde Moscú el First Czech-Russian Bank. Sucedió algo curioso. François Fillon, candidato del partido de centro-derecha francés Les Républicains, empezó a competir con Marine Le Pen en  cercanía con el Kremlin. De pronto, el First Czech-Russian Bank empezó a reclamarle el dinero al Front National. Pero cuenta  Xavier Colás, que tan pronto las encuestas empezaron a reflejar que Le Pen adelantaría en votos a Fillon, la reclamación fue aparcada.

El siguiente punto a destacar viene del otro extremo del arco ideológico. Jean-Luc Mélenchon arrancó su carrera política en el Partido Socialista francés. Tuvo incluso un cargo en un gobierno entre 2000 y 2002. Luego fundó el Parti de gauche. En estas elecciones se presentó como candidato de la plataforma La France insoumise. Llamó mi atención en el momento en que mencionó que querría que Francia se vinculara con la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Según recoge TeleSur, Mélenchon dijo: «Sí, buscaremos ser miembros del ALBA, que es ser miembros de una coalición que reagrupa a países en un proyecto de cooperación en pos del desarrollo, y no militar o de libre comercio».

La prensa francesa reaccionó conectando a Mélenchon con Venezuela. Aquí en España, Pablo Iglesias tuiteó con ironía que cuando la prensa no sabe cómo atacar a ciertos candidatos los vincula con Venezuela. Mélenchon salió al paso resaltando: «En primer lugar, ni Irán están en el ALBA, ni tampoco Rusia. ¿Cómo me ha llevado a este punto un imbécil que dice que saldría de la UE para entrar en el ALBA?». Me parece bastante interesante que cuando se le vinculó a Venezuela marcara distancias con Rusia e Irán, los otros dos polos del bloque geopolítico rival de Occidente en la Nueva Guerra Fría. Es decir, Mélenchon entiende que hay un eje Rusia-Irán-Venezuela y él simplemente defendía un acercamiento al ALBA como parte de la política francesa para sus territorios en el Caribe.

Viñeta de Plantu de 2011: Le Pen y Mélenchon, populistas. Vía Gilles Klein.

Le Pen y Mélenchon comparten una visión rupturista del lugar de Francia en el orden geopolítico  Ambos son contrarios a la OTAN y en distinto grado a la Unión Europea. Pero además, comparten una visión parecida sobre el papel del Estado en la economía y el libre comercio. Además, son considerados políticos populistas. Yo los considería a ambos nacional-populistas. Rubén Amón escribió en El País, para escándalo de muchos, que Le Pen y Mélenchon eran «extremadamente iguales». La cuestión entonces es, ¿es suficientemente explicativo el eje izquierda-derecha para entender la posición de los candidatos franceses?

Arco izquierda-derecha de los candidatos en Francia. Imagen vía Julian Röpcke.

Los cinco candidatos más votados el pasado domingo aparecen en el anterior arco, que sigue el eje izquierda-derecha. Vemos en el extremo izquierdo a Mélenchon, que por cierto negó serlo. Tenemos a Benoît Hamon, candidato del Partido Socialista. En el centro, a Emmanuel Macron, otro ex-miembro del gobierno socialista con experiencia en el gobierno. Se presentó con una plataforma electoral propia, En Marche!. A continuación, encontramos a François Fillon del partido fundado por Nicolas Sarkozy. Como conté antes, Fillon disputó a Le Pen ser el candidato de Putin en Francia. Fillon además ha defendido una alianza de defensa europea que permita ser menos dependiente de Estados Unidos y cercana a Rusia. Por último, encontramos a Le Pen.

Andrés P. Mohorte hizo un repaso a las propuestas de los cinco candidatos en el blog Magnet. Me parece interesante fijarse en los epígrafes «Unión Europea, defensa y política exterior» y «Política macroeconómica» del artículo, donde Le Pen y Mélenchon coinciden. En cambio, en temas como inmigración y justicia social mantienen posturas opuestas. La elección de unos u otros ejes nos permite decir que Le Pen y Mélenchon tienen mucho en común o nada en común. El artículo incluye una tabla que ayuda a visuarlizarlo.

Fuente: Magnet.

Ya sabíamos a estas alturas que el eje derecha-izquierda se muestra limitado para presentar la complejidad de las posturas ideológicas. Agrupando varios temas, podemos crear mapas ideológicos bidimensionales. Foreing Policy creó la siguiente matriz:

Vemos que Le Pen representa el nacionalismo económico e identitario. De ahí, que el ministro ruso Lavrov la definiera acertadamente como «antiglobalista». El candidato con más votos, Emmanuel Macron, se encuentra en el extremo opuesto: Globalista en lo económico y en lo identitario. Un detalle curioso. Trabajó entre 2008 y 2012 en el banco Rothschild & Cie. Los Rothschild son una dinastía de banqueros judíos que aparece recurrentemente en los relatos conspiranoicos de la ultraderecha antisemita. Así que el globalista Macron, que trabajó para un banco de la familia Rothschild, tiene que ser la quintaesencia de lo que odian. Más si tenemos en cuenta que los mercados europeos reaccionaran tan positivamente a la victoria de Macron.

Mi conclusión es que es significativo que tres años después de haber planteado el concepto de Nueva Guerra Fría, asciendan en Europa fuerzas políticas con carácter nacional-populista, hostiles a la OTAN y la Unión Europa mientras coinciden todas en proponer alianzas de sus países con el bloque geopolítico de Rusia y/o sus aliados. En España tenemos un caso así. Véase el punto 327 del famoso programa político maquetado como un catálogo de Ikea.

Por último, de la misma manera que se pueden componer diferentes ejes ideológicos en los que las mismas fuerzas políticas aparecen cercanas o en extremos opuestos, según los temas elegidos, el dilema que se le plantea a los votantes franceses ha sido interpretado como una disyuntiva clara o irrelevante. Es decir, hay quien considera que el centrista Macron y la ultraderechista Le Pen representan cosas muy diferentes. Incluso más de uno aplica el criterio «cualquier cosa menos Le Pen», como algún líder comunista en Francia o el periodista Antonio Maestre en España.

Otros consideran que el «neoliberal» Macron y la ultraderechista Le Pen son lo mismo. Y por tanto, no hay tal disyuntiva. Es más, desde la ultraizquierda alguno considera que la «antiglobalista» Le Pen, como Donald Trump, es preferible a un candidato del establishment. Hoy lunes ha sido un día de chistes en Twitter al respecto. Me llamó la atención un argumento. El fascismo es «hijo del liberalismo». Años de austeridad económica en Francia habrían provocado tal malestar social que ha permitido el ascenso electoral del Front National de Marine Le Pen. A continuación una encuesta sobre las razones principales del voto a Le Pen: Inmigración, lucha contra el terrorismo y la seguridad de las personas y bienes. Ningún tema económico.

Imagen vía Politbot.

Ahora, es de esperar que la concentración del voto en Macron bajo la consigna «cualquiera menos Le Pen» dará la victoria al centrista Macron y la Unión Europa dará un suspiro de alivio. Una victoria de Le Pen y la posible salida de Francia de la Unión Europea dejaría malherido al proyecto europeo para regocijo de Vladimir Putin. Cuando planteé el concepto de Nueva Guerra Fría me contestaron que Rusia no podía permitirse entrar en una carrera armamentística con Occidente. Era una objeción equiparable a aquella pregunta de Stalin: «¿Dónde están las divisiones de carros de combate del Papa?» La lluvia de desinformación rusa y la financiación de partidos políticos han resultado ser armas más poderosas.

24 comentarios sobre “La Nueva Guerra Fría se juega en Francia

  1. Si gana Macron la UE dará un suspiro de alivio, pero solo hasta la próxima ocasión electoral, porque esta «carrera» no ha hecho mas que comenzar. Esperemos entonces que no haya sorpresas desagradables.

  2. ¿Ultraizquierda es una manera peyorativa de llamar a la extrema izquierda haciendo de attwhore o significa algo más?

    1. Ultraizquierda es a extrema izquierda/izquierda radical, lo que ultraderecha es a extrema derecha/derecha radical. Ultraizquierda quiere decir más allá de la izquierda.

      1. No me aclaras nada. La derecha no pinta nada.

        ¿En qué se diferencia la ultraizquierda de la extrema izquierda?
        ¿Qué hay más allá de la izquierda? ¿El comunismo?

        Es con tanta palabra propagandística uno no se entera.

        1. Es obvio que he usado los términos ultraizquierda, extrema izquierda e izquerda radical como sinónimos.

          1. Ok.
            Entonces es obvio que insultas a un tercio de España por llamar la atención.

            Es equivalente a poner peperos, socialistos y otras payasadas similares.

            Vamos que es para hacer de attwhore y que quede todo más apocalíptico.

            Pensé que eras un poco más serio, en fin.

            Otro intento de copia de Losantos.

        2. 1) Yo sí entiendo que hay diferencias entre el comunismo (extrema izquierda o izquierda radical) y la izquierda alternativa (izquierda heterodoxa que apoya a Le Pen, Putin, al-Assad… vease Jorge Verstringe). Esa gente está más allá de la izquierda en sus planteamientos.

          2) Ultraizquierda no es un insulto. Llamar a un comunista ultraizquierdista o megaizquierdista no es motivo para ofenderse.

          3) No por usar una palabra que a tíi te ofende se es «attention whore».

          4) No hay un tercio de España comunista.

          5) Comparar a Jesús con Losantos es de traca, teniendo en cuenta que él es uno de esos «antiespañoles» que pusieron de manifiesto las conspiranoias que surgieron al calor del 11-M.

          Yo ubico al autor de este blog en coordenadas ideológicas similares a Jens Stoltenberg. No me lo imagino en la derecha.

          1. Cuando dentro de X años empieza a usar megaizquierda o alguna estupidez semejante igual te das cuenta de lo estúpido que es usar «ultraizquierda» y que sólo lo usa porque suena peor y para llamar la atención.
            Lo que le convierte en un attwhore al nivel de Losantos. No he dicho que comparta ideología con Losantos, hay que tener más comprensión lectora.
            He dicho que es un attwhore como él.

  3. Buenísimo artículo. Muy didáctico, el que no lo entienda es porque no quiere.
    Pero hay una cosa que matizaría. No es que las políticas neoliberales hayan alentado al FN, sino, sus consecuencias. La ruptura de la paz social, que ha hecho subir al FN, es según «algunos», consecuencia de las políticas neoliberales.

    1. Viendo como han crecido los grupos nacional-socialistas en los países ex-comunistas, cualquiera pensaría que el fascismo es hijo del comunismo. O de sus consecuencias depauperizadoras.

      1. No te diré que no. Pero esas consecuencias depauperizadoras habrá quien diga que son consecuencia de las políticas neoliberales impuestas a los países excomunistas que en realidad gozaban de unas economías más sanas e igualitarias y bla bla bla
        En octubre viajé a Rumanía y allí todos añoran los años del comunismo con todas sus ayudas sociales…………….. No es una cuestión de postverdad sino de perspectivas, y sentimientos.

        1. Precisamente por eso incluí la encuesta de las razones fundamentales de la gente para votar al Front National. Ninguna tenía que ver con el paro y la pobreza.

  4. En la segunda vuelta, posiblemente Marine reciba muchos votos de partidarios de Fillon. La candidatura de Fillon la apoyaban, entre otros, Aymeric Chauprade, anterior responsable de relaciones exteriores del FN y gran artífice del acercamiento a Rusia, y Bruno Megret, fundador del MNR, la gran escisión que sufrió el FN en 1998 y que anticipaba la ideología y estrategia del FN actual.

  5. Por otra parte, el FN también se está dirigiendo de manera específica a los votantes de Melenchon para que al menos se abstengan. Véase esta propaganda del FN en la que resaltan las coincidencias del programa de Marine y Melenchon:

    Por supuesto, si hay un atentado gordo, las posibilidades del FN se multiplican. Aunque no lo haya, la propaganda rusa se empleará a fondo para que parezca que lo ha habido. En RT reportan cualquier explosión de gas como atentado; también pagan a gente para que filme disturbios en los barrios o incluso los provoque, como se descubrió hace poco en Suecia.

    1. Creo que hacer una comparativa de programas entre el Frente Nacional, La Izquierda Insumisa y Podemos daría para una entrada de blog aparte. Y daría para unas risas también.

    1. RT-Ruptly paga dinero a cualquiera que filme disturbios protagonizados por inmigrantes en países europeos. Esto lo tienen automatizado a través de una plataforma en internet tipo Uber, de tal forma que te señalan un objetivo y te ingresan directamente el dinerito una vez que les envías material gráfico de disturbios. En Suecia se descubrió que no sólo se limitaban a filmar, sino que literalmente pagaban dinero por crear los disturbios:
      https://euvsdisinfo.eu/russian-tv-offers-money-for-staged-action-in-sweden/

  6. Hilarante momento de disonancia cognitiva en la ultraderecha rusófila:

    https://twitter.com/hola_INA/status/857666093015605249

    Resumiendo: Asad compara lo de Maduro con su régimen; asadista de izquierdas cita estas palabras y asadistas de derechas entran en shock. De repente se ha roto la magia nazbol. La Nueva Guerra Fría no la veo como una alianza de extremistas de izquierdas y de derechas, ni creo que entre éstos haya una natural afinidad. Más bien Rusia engaña hábilmente a ambos extremos de la herradura para servirse de ellos. Pero Putin es muy listo y no se limita a los extremos: también se trabaja a la parte moderada de la herradura. Lo vemos cuando personalidades del PP viajan a Siria o a Crimea para legitimar el referéndum; cuando medio Partido Republicano de EEUU está en la órbita de Rusia o cuando la derecha gaullista -incluido Sarkozy- come de la mano de Putin .

    1. Fillon comerá de la mano de Putin. Pero Sarkozy de Gaullista no tiene nada. Él convirtió a la derecha aislacionista y nacionalista francesa en una derecha moderna, europea e internacional. En 2009 revirtió la decisión que tomó De Gaulle en 1966 y regresó a la OTAN. También pactó con Merkel una mayor integración europea.

      Afortunadamente, Hollande no desandó el camino, rompiendo también con la tradición antiamericanista y autista del Partido Socialista de Francia.

      1. Una cosa es lo que hizo Sarkozy cuando estuvo en el poder y otra es lo que está haciendo ahora como ex presidente. Últimamente está cercano a Rusia y tiene buenos tratos con Putin. Una parte muy importando del partido Los Republicanos está en excelente sintonía con Moscú.

        Por cierto, ya van dos maniobras de bandera falsa en Alemania, el atentado de Dortmund y otro que se proyectaba. Parece ser que en 2015 se abortó otro intento de este tipo. Pero no escucharemos nada de esto en los «medios alternativos».

  7. la base ideológica de esta nueva guerra fría, en mi opinión, es la globalización, en concreto si se debe de seguir y profundizar en este proceso globalizador y uniformador(de muchos más aspectos además de la economía), aunque lo que más molesta en mi opinión, es esa pretensión por parte de los globalitas de que se crean con derecho a exigir a los demás que renuncien a su identidad en pro de un ideal que le viene como anillo al dedo a ese neoliberalismo omnipotente como es que todos nos convirtamos en «ciudadanos del mundo» pero un tipo muy especial de ciudadano en concreto el que trabaja en las fabricas de foxconn en china…
    No se en que lugar del «espectro» político se encontrarían los lideres europeos según esto que he dicho, lo que tengo claro es que la moto esta de la globalización no la compro.

  8. Melenechon es malvado! Es amiguito de Le Pen! Es culpa suya que tenga posiblidades Le Pen!

    Luego llega la realidad:

    Y disimulamos.

Los comentarios están cerrados.

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