Recientemente enlacé a una entrevista al general (retirado) Julio Hang realizada por la publicación argentina DEF. Es una entrevista interesante sobre la transformación de los conflictos armados pero entre lo que contó el general me llamó la atención una parte en la que hablaba sobre el valor actual de la Geopolítica, que nos debe llevar a tener en cuenta cosas como «China y la realidad de que solo es capaz de alimentar al 23% de su población, con solo 7% de su superficie arable». Ese comentario me pareció propio de una visión geopolítica del mundo propia del siglo XIX, cuando la riqueza de los países se medía por las minas de carbón o los campos de trigo que explotaban. Hoy un país puede generar grandes cantidades de ingresos mediante la industria y el sector servicios sin tener un sector primario que cubra sus necesidades de consumo, importando manzanas de Chile y tomates de Marruecos.
Ayer saltó la noticia de que la empresa Xinjiang Production and Construction Corps había llegado a un acuerdo con KSG Agro para explotar 3 millones de hectáreas en Ucrania, lo que representa el 9% de la tierra arable en el país y el 5% del total del país. Hoy KSG Agro desmintió la noticia, que se había anunciado como «China compra el 5% de Ucrania». Estoy seguro de que el titular no sentó nada bien en Ucrania.
No sé si se trató de una empresa china que anunció demasiado pronto un acuerdo que estaba negociando o un intento desde Ucrania de aplacar a la opinión pública. La cuestión de fondo es que China está arrendando terrenos en otros países para asegurar su suministro alimentario. No está solo en esta tendencia global. Aquí una gráfica:
Llama la atención los acuerdos de Egipto, cuya población casi se dobló entre 1990 y 2010, lo que significa que las tierras regadas por el Nilo no son ya suficientes para alimentar a su población. Y claro está, China, con acuerdos firmados en Sudán y Tayikistán.
El mes pasado leíamos en el Eurasia Daily Monitor de la imprescindible Jamestown Foundation:
During the past decade, China made remarkable progress building pipelines and creating a principally new pattern of transportation infrastructure with other Central Asia countries. In a relatively short timeframe, China has launched the construction of the Kazakhstan-China three-stage oil pipeline, built the Central Asia–China gas pipeline, opened new highway routes in Tajikistan and just recently launched a “Silk Road” railway that proceeds from China to Europe through Kazakhstan. In fact, the new regional pipelines not only carry gas and oil to China, but also grant oil and gas access to local energy-deficient areas and thus change the energy balance in Central Asia, while simultaneously enforcing Chinese and Central Asian economic inter-dependencies.
China está afianzando su posición en Asia Central, lo que le permite contrarrestar su dependencia de los recursos energéticos transportados por el Océano Índico, que le lleva a una pugna geoestratégica con la India. Donde para algunos «la geografía es el destino» y ven un choque inevitable, resulta que los chinos están adoptando estrategias que le impidan depender de los proveedores de una sola aérea geográfica. En definitiva, hay que leer más geoeconomía y menos geopolítica.
¿Crees que es bueno depender agrícolamente de un posible rival futuro como Marruecos?
La mayor interdependencia económica reduce las posibilidades de que un conflicto se desmadre. Además, si hablamos de ser compradores de papas y tomates marroquíes estamos hablando de «commodities», productos estándar fácilmente sustituibles en los mercados internacionales. No es el gas argelino o el titanio kazajo.