Lo que está en juego en Siria

La guerra civil siria estalló, como la guerra civil libia, con revueltas populares cuya dura represión por parte del régimen de Assad generó un ciclo de acción y reacción que llevó a una parte del ejército declararse en rebeldía y denominarse el Ejército Sirio Libre. Pero al contrario que en Libia, no acudió la comunidad internacional al rescate de la población civil y de los rebeldes. El Ejército Sirio Libre terminó por convertirse en un mero nombre bajo el que se aglutinaba una miríada de organizaciones (seculares, islamistas sunníes, kurdas, cristianas…) que hacían la guerra cada uno por su cuenta y que han terminado peleando entre ellas.

El año pasado, el gobierno de los Estados Unidos advirtió que el empleo de armas químicas sería considerado una «línea roja» a no cruzar por el régimen de Assad y que en tal caso tomaría represalias. No deja de ser paradójico que en una guerra que ha producido ya más de 100.000 muertos y dos millones de refugiados, donde el régimen de Assad ha atacado poblaciones civiles indiscriminadamente con todo tipo de armamento, el empleo de un determinado tipo de armamento se considere una «línea roja». Los civiles muertos por cohetes «Grad» de 122mm. o bombas de caída libre FAB-500 no están menos muertos que las víctimas de ataques con agentes neurotóxicos que fuentes de Médicos Sin Frontera en Siria dicen haber tratado.

Como ha dicho el general ruso Evgueni Buzhinski, «Obama se arrinconó a sí mismo». «Él mismo se impuso esta ‘línea roja’ y ahora no puede ceder o quedará claro que sus palabras no valían nada, que sus amenazas no cuestan ni un centavo». La posible intervención en Estados Unidos en Siria pone en juego la credibilidad de Obama.

Está por ver el alcance de las operaciones militares estadounidense contra el régimen sirio. En estos casos el guión habitual marca la destrucción de centros de mando y control, defensas aéreas y bases aéreas. La destrucción de almacenes de armas químicas sería contraproducente por las posibles emanaciones. En el corto plazo no veremos ningún resultado. Pero la destrucción de la aviación siria daría algún respiro a los rebeldes. Pero sobre todo, la destrucción de helicópteros, aviones de transporte e infraestructuras aéreas en Damasco cortaría el hilo vital que permite al régimen mantener abastecidas las guarniciones aisladas, además de recibir suministros de Irán.

Lo que sin duda podemos tener claro es que una operación militar de represalia contra el régimen de Siria no es sustituto para una falta de política occidental para Siria.

[Ver Parte 2 y Parte 3]

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