John Boyd

Hace unas semanas me permití arrancar con un poco de provocación que pasó desapercibido. Quizás haya que conocer la universidad de donde vengo para entenderlo. Pero creo que aquello que escribí se basaba en una premisa discutible: Los que nos interesamos en España por los temas que abordo en este blog somos cuatro gatos que predicamos en el desierto, mientras en el extranjero son objeto de un vivo debate. La cuestión es que leyendo blogs de autores estadounidenses dedicados a reflexionar sobre la transformación de los conflictos armados no cuesta ver que ellos también se sienten al margen del Pentágono o de los medios de comunicación. Y en ellos todo el rato oí hablar de un tal John Boyd.

jonh boydBoyd fue piloto de la Fuerza Aérea estadounidense y de joven destacó en el combate aire-aire mostrándose imbatible. Más allá de eso, codificó por primera todas las maniobras posibles en combate aire-aire y su posible respuesta. Por primera vez el combate entre aviones dejó de verse como una cuestión de instinto para verse como si fuera un arte marcial, un conocimiento transmitible compuesto por técnicas, llaves y réplicas. Pero eso sólo fue el primer paso.

Tras seis años de instructor se matriculó en la universidad y una noche, estudiando termodinámica para un examen, alumbró su teoría de la Energía-Maniobrabilidad. Hasta aquel momento la fuerza aérea de Estados Unidos esperaba de sus aviones a reacción que volaran lo más alto y lo más rápido posible. Pero Boyd llegó a la conclusión que lo importante era la capacidad de maniobrar: cambiar de dirección y de hacer que el avión perdiera o recuperara velocidad rápidamente. Para aplicar estas conclusiones al diseño de aviones consiguió que un colega de la fuerza aérea, usando toda clase de triquiñuelas (nosotros diríamos que hackeando el sistema), le proporcionara tiempo de acceso a un ordenador central restringido. Eran los tiempos en que un ordenador era un recurso escaso y costoso, y el equivalente de lo obtenido gratis por él ascendió a un millón de dólares. Sus ideas influyeron en el diseño del F16, posiblemente el avión de combate con más usuarios actualmente.

Su siguientes pasos fueron llevar sus reflexiones a la guerra en general. Así sus principales obras fueron una teoría de la guerra y otra de la toma de decisiones (el bucle OODA) . De ambas no dejó escrita ni un solo libro. De Boyd sólo se conservan el equivalente en aquella época de lo que hoy serían interminables presentaciones de PowerPoint. Por ejemplo «Patterns of Conflict» se extiende por 185 «diapositivas» (aquí la versión PowerPoint).

La cuestión es que Boyd era un personaje inusual. Soltaba tantos tacos que más de una secretaria terminó llorando (son así de sensibles en EE.UU.) No tenía sentido de las jerarquías formales y cuando se dejaba llevar por lo apasionado de una discusión se acercaba mucho a la otra persona, golpeándole con el índice en el pecho. En un par de ocasiones se olvidó que fumaba un puro y le quemó la corbata a la persona con la que discutía. Uno de ellos era un general. Comía a toda prisa y cuando hablaba trozos de comida salía volando por el aire. No tenía pudor en mordisquearse alguna piel muerta de las manos y con las mismas escupirlas delante de su interlocutor. Aunque fuera en el despacho de otra persona.

Fue salvado in extremis de ser expulsado de la fuerza aérea por algún general comprensivo con su genio. Y jamás ascendió de coronel. Criticó siempre sin pudor el acuerdo tácito entre el generalato estadounidense y la industria de defensa del país por el que los primeros aprueba programas militares de costes inflados, cuando no inútiles. Curiosamente buena parte de esos generales terminan al retirarse de ejecutivos en esas mismas compañías.

Boyd fue odiado vehemente. Tanto como fue adorado por su seguidores, a los que se les conocía por los Acólitos (así en mayúsculas). Boyd hablaba y hablaba. Rara vez escuchaba, y sus colaboradores aprovechaban todo lo que podían los escasos momentos en que parecía receptivo. No le importaba la hora para llamar a alguien y disertar horas sobre algún aspecto concreto del diseño de un avión. Uno de los Acólitos terminó por tener dos líneas de teléfono en su casa. Una para atender a Boyd, la otra para que su familia pudiera llamar y recibir llamadas. Como nadie es profeta en su tierra, donde mejor fueron recibidas sus ideas fue en la Infantería de Marina. De hecho, conservan sus archivo personal. A todas luces fue un personaje excesivo.

Me he entretenido en hablar tanto de Boyd porque de sus ideas se deriva la teoría de las «generaciones» de la guerra, de las que hablaré en un futuro. Y porque desde siempre me han llamado la atención las servidumbres que implican la condición de genio.

3 respuestas a “John Boyd

  1. Hola me gustaría saber si se puede conceguir el PowerPoint de “Patterns of Conflict” en castellano??

    Muchas Gracias

  2. Genial el resumen acerca de Boyd, el libro de Robert Coram describe la vida y genialidad de BOYD de manera entretenida y detallada.

    El libro The John Boyd Roundtable Debating Science,Strategy, and War hace un recuento general de sus teorías pero no incluye patrones de conflicto, este libro es direccionado por los acolitos de Boyd.

    Boyd fue de caracter inquebrantable forjado en su ninez por las duras condiciones en que crecio y por la orientación de su mama. Ese es otro sello de Boyd su caracter.

  3. Pues hace unos mese lei el libro de Coram, y ahora estoy acabando el de Frans Osinga. Increible personaje. Curioso, en España ni gente que yo considero entendida lo conocen.

    Estoy volviendome un acólito!

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