Fantasmas de Nayaf

El sábado pasado fui a ver American Sniper. La película ha generado pasiones por estar lejos de esas películas llenas de ambigüedades morales que tratan de reflejar la locura de la guerra. Recordemos, por ejemplo, The Hurt Locker. En este caso no estamos ante el mejor Clint Eastwood. Me quedé con una una sensación extraña. La película combina y simplifica situaciones y personajes reales. El contexto de la guerra queda totalmente diluido. He leído quejas sobre cómo se representa a la insurgencia iraquí pero no he leído a nadie mencionar que los yihadistas que aparecen en la película son el antecedente del Estado Islámico.

El estreno de American Sniper ha servido para hablar de las fuerzas armadas españoles, su papel en la ocupación de Iraq y los francotiradores españoles. De nuevo ha aparecido la batalla del 4 de abril de 2004 en Nayaf, un episodio polémico con muchos puntos oscuros que nunca se ha terminado de contar porque todo aquel que lo ha intentado en serio se ha encontrado con un muro. El escritor Lorenzo Silva, coautor de Al final la guerra, ha escrito sobre los francotiradores españoles del Mando de Operaciones Especiales, con los que ha compartido tiempo en un ejercicio y en su base.

Al principio los militares se hicieron los misteriosos.

«¿En Nayaf?», responde el mismo tirador de antes. «No hubo ningún tirador nuestro en Nayaf, ¿a que no?». Al oír esto, a más de uno se le escapa una sonrisa malévola. Manifiestamente, aquí hay gato encerrado.

 En abril de 2004 el Núcleo de Operaciones Especiales (NOE) del contingente español lo formaban miembros del GOE XIX «Maderal Oleaga», la antigua Bandera de Operaciones de la Legión hasta su incorporación al Mando de Operaciones Especiales.

bandera MOE

Blackwater en Nayaf
Un contratista de Blackwater haciendo de observador para un tirador el GOE XIX

Tras aquel primer encuentro, Lorenzo Silva visita las instalaciones del Mando de Operaciones Especiales en Rabasa (Alicante). Allí por le cuentan:

Aunque no resulta fácil convencerlos, ni siquiera con su capitán animándoles a hablar, accedemos, por primera vez, a los detalles de aquella misión, acaso la más exigente jamás realizada por un francotirador español (esto lo pone el reportero, en ningún momento sale de sus labios). Fueron 14 días apostados en una azotea, los tres primeros sin dormir y casi sin comer. Mientras los contratistas civiles norteamericanos, que luego se «venderían» como los más aguerridos defensores de la base, descansaban entre escaramuzas, ellos permanecieron en su puesto, día y noche: controlando los movimientos del enemigo, informando al mando, señalando blancos a la aviación y a los blindados de caballería y hostigando a los del Mahdi para que no pudieran acercarse a la base. Y algo más que hostigando.

Vayamos por partes. Catorce días en una azotea. ¡Mi madre! ¿Nadie les dio el relevo? Quizás fuera porque ese binomio de tirador y observador no tuvo quién les sustituyera, mientras los contratistas de Blackwater se permitieron el lujo de echar una cabeza porque lo hacían por turnos. Los ocho contratistas que se encontraban en Najaf el día 4 fueron reforzados por otros seis llegados desde Bagdad. También habría que decir que no hubo catorce días de combates. En cuanto a los miembros de las fuerzas especiales españolas «señalando blancos a la aviación» es absolutamente imposible. Primero porque no tenían la cualificación. Todavía a día de hoy, ante esa carencia se envían a Afganistán miembros del EZAPAC del Ejército del Aire y en su momento se envió a infantes de marina de los equipos ACAF. Véase la composición del Grupo Táctico «Zamora» llegado a Herat en diciembre de 2014. Y segundo, porque el 4 de abril de 2004 la coordinación del apoyo aéreo cercano lo realizaron otros. De hecho, el segundo día llegaron marines de la 4ª ANGLICO.

En aquella misión causaron cuatro bajas directas confirmadas: una de ellas la hicieron a 1.333 metros de distancia, y otra, el francotirador enemigo que abatió al capitán norteamericano Matthew Eddy al principio del combate, les obligó a perforar con un fusil Barrett de calibre 12.70 la pared del hospital de Nayaf donde estaba apostado.

El capitán Matthew Eddy, por cierto, sobrevivió. Y el edificio del hospital de Nayaf que, con su altura dominaba el campamento español, fue asaltado por tropas salvadoreñas.

Vieron cosas que no olvidan, como los niños que los milicianos del Mahdi utilizaban para acarrear armamento y munición, a los que tuvieron en su mira y no les dispararon. También cómo contratistas civiles armados hacían fuego sobre una ambulancia, donde afirmaban que llegaba el enemigo, o sobre blancos que no podían identificar bien o que estaban fuera del alcance efectivo de sus armas.

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Sería interesante saber si las tropas españolas, una vez estalló aquel pandemonium dispararon siempre sobre blancos completamente identificados y dentro del alcance de su armamento. Pero es la clase de cosas que para algunos es mejor no se cuente.

Aquí Travis Haley nos cuenta sus recuerdos de aquel día 10 años después.

9 respuestas a “Fantasmas de Nayaf

  1. Buen apunte lo de los equipos TACP. Y añado que en Afganistán había permanentemente 6 equipos ( 4 del EZAPAC y 2 de Infantería de Marina ) que se distribuian ( creo – no podría asegurarlo al 100 por 100 ) uno en cada » COP», otro para la QRF de Qala e now, otro para los convoys «dromedarios» y otros dos de reserva ya que los equipos se iban rotando cada dos semanas o así.
    Y efectivamente ahora mismo hay equipos TACP en la QRF de Herat.
    Los «Zapas» del Aire son los grandes desconocidos en España de nuestras Fuerzas Armadas ( ellos lo prefieren así ). Eso si a nivel internacional gozan de gran prestigio. Y aclaro que ni he sido, ni soy ni seré miebro del EZAPAC. Pero al César lo que es del César jejeje.
    Un saludo

    1. Recuerdo a la entonces EZAPAC en la primera participación española en Red Flag allá por los 90. Fue la primera vez que vi a miembros de nuestras FF.AA. con el camuflaje «chocolate chip».

      En la página web del Ejército del Aire encontré esta foto del Red Flag 95.

  2. El título de esta entrada es poco respetuoso hacia personas que arriesgaron su vida por su país y que han tardado mucho en contarlo, falta de respeto que contrasta con la servil reverencia mostrada en este blog hacia los contratistas de Blackwater. Sus razones tendrá en autor para este doble rasero. Sólo una precisión: en el breve espacio de un reportaje no caben todos los detalles, pero el modo en que los francotiradores españoles contribuyeron al señalamiento de blancos a la aviación (en concreto a un F-15 que bombardeó a un grupo de una veintena de insurgentes) fue gracias a dispositivos de visión de los que el equipo ANGLICO carecía, y con los que reforzaron las capacidades de éste para hacer ese señalamiento de blancos.

    Y Eddy fue abatido, efectivamente, resultando gravemente herido. Lea el DRAE, abatir no es sinónimo de matar.

    1. En terminología militar abatir en matar, sobretodo hablando de francotiradores. Es lo que se llama lenguaje especializado.
      Por otra parte ¿por qué le parece que el título del artículo es poco respetuoso?

    1. Cuando un reservista español se fue a instruir rebeldes sirios se comentó que lo de ir a luchar en guerras que no son la tuya es delito. Y estos no tuvieron mejor ocurrencia que grabarse, fotografiarse, dejarse entrevistar y anunciar a los cuatro vientos que estaban recibiendo instrucción militar para manejar armas y explosivos.

  3. Tan solo el error por parte del periodista de hablar de catorce días de combate cuando en realidad no hubo esa cifra de días de combate ya desacredita el artículo…
    Antes que nada tiene que ir la rigurosidad en la información.

    1. Que los miembros del MOE no tienen cualificación FAC/CCT/JTAC ha sido muy sonado. Sólo en el EZAPAC y los equipos ACAF de Infantería de Marina tienen la famosa «tarjeta sepia» de la OTAN. Por eso han ido empotrados con los contingentes del Ejército en Afganistán. Ahora empieza a moverse algo y un puñado de terrícolas ha hecho el curso fuera de España. Porque la clave aquí es la rivalidad entre ejércitos.

      1. Cuando el incidente de Perejil, los Cougar del BHELMA II con la gente del MOE a bordo, recogieron en San Fernando a un grupo FAC de la IM antes de poner rumbo al Estrecho. No en vano, los Harrier de la 9ª fueron los aviones elegidos para proporcionar apoyo aéreo cercano, gracias a las GBU-12 y GBU-38, ambas de 500lb. y de guía LGB y GPS respectivamente, más adecuadas para esa labor que las GBU-16 empleadas por los Hornet del EA. Y con respecto al EZAPAC, los famosos Bullfighter, bueno, famosos fuera de España, gracias a sus acciones en Afganistán.

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