Archivo elmed.io 2017: La próxima guerra contra Hezbolá

El 27 de marzo de 2017 salió publicado la primera parte de mi artículo «La próxima guerra contra Hezbolá» en elmed.io. Perdí el contacto con sus responsables y la página web lleva tiempo caído. Así que he aprovechado para rescatar las dos partes de aquel artículo por la curiosidad de ver qué ha resistido y qué no el paso del tiempo considerando el contexto en el que estamos.

Tan pronto entró en vigor el alto el fuego que puso fin a la guerra del verano de 2006 entre Israel y la organización libanesa Hezbolá, ambos bandos empezaron a prepararse para la próxima contienda. La idea compartida a ambos lados de la frontera es que aquella no sería la última guerra. Más de diez años después, se sigue debatiendo y especulando sobre cómo será la próxima, que se da por segura.

Los balances realizados en Israel inmediatamente después de la guerra fueron muy negativos. Y en ese contexto Hezbolá lanzó mensajes triunfantes que fueron consumidos acríticamente en Occidente. Pero el propio secretario general de la organización libanesa, Hasán Nasralá, confesó no mucho después del alto el fuego, durante una entrevista para una cadena de televisión árabe, que de haber llegado a prever la respuesta israelí al ataque a una patrulla militar en la frontera con el Líbano nunca hubiera provocado los acontecimientos que llevaron al conflicto.

El paso del tiempo ha aportado una perspectiva diferente. El teniente general Gadi Eisenkot, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, habló el año pasado de “una década de silencio en el Norte”. No debemos olvidar que el ataque de Hezbolá en territorio israelí tuvo lugar en medio de la operación israelí Lluvias de Verano para frenar el lanzamiento de cohetes por parte de organizaciones palestinas desde la Franja de Gaza. El ataque de Hezbolá abrió un segundo frente para Israel. Sin embargo, en posteriores conflictos armados entre Israel y las organizaciones yihadistas palestinas de la Franja (recordemos las operaciones Plomo Fundido, Pilar Defensivo y Margen Protector) no hubo una nueva intervención de Hezbolá. La guerra del Líbano de 2006 provocó un efecto disuasorio en el plano estratégico. Evidentemente, hoy hay que incluir la guerra civil siria entre los factores que explican la calma en la frontera entre Israel y el Líbano.

Al concluir el conflicto de 2006, Irán acudió rápidamente a reabastecer los arsenales de Hezbolá vía Siria. Esa conexión es una las razones importantes que justifican el gasto de vidas y recursos que ha hecho el régimen iraní para sostener a Bashar al Asad en el poder en Damasco. Sin la conexión siria, el abastecimiento iraní a Hezbolá se vería seriamente complicado. Las operaciones especiales israelíes que interceptaron en alta mar buques cargados de armas destinados a grupos palestinos, como el Karine A en 2002 y el KLOS C en 2014, dejaron constancia de la larga mano de los servicios de inteligencia y las Fuerzas de Defensa de Israel, además de la vulnerabilidad de los envíos de armas iraníes por mar.

La operación iraní de reabastecimiento a Hezbolá tras la guerra de 2006 fue extensa. Según se jactó Nasralá dos años después ya contaban con más combatientes y más armamento que antes de la contienda. Las estimaciones israelíes son que Hezbolá pasó de contar 14.000 cohetes antes de la guerra a 40.000 dos sólo años después. Esa cifra siguió creciendo.

La cuantiosa ayuda iraní a Hezbolá tiene obligaciones aparejadas. Así, cuando las bajas en combate y las deserciones diezmaron al Ejército sirio, Teherán metió a Hezbolá en la guerra como si de un movimiento de peón en un tablero de ajedrez se tratara. La intervención de Hezbolá en Siria en 2013 fue decisiva en la batalla de Al Quseir, que permitió al régimen mantener comunicadas Damasco y la región costera. Además, Irán ganó tiempo mientras organizaba las milicias sirias leales a Bashar al Asad y reclutaba combatientes chiíes de Iraq, Pakistán y Afganistán. Pero ha tenido costes importantes para Hezbolá.

Se calcula que en la guerra siria han fallecido 1.300 combatientes de Hezbolá, y unos 6.000 han resultado heridos. Esta guerra, donde se combate a un enemigo musulmán, no ha resultado muy popular entre la base social de Hezbolá, que ha organizado funerales discretos para sus caídos en Siria y ahora justifica su participación en la contienda como una forma de defender al Líbano de la expansión del yihadismo suní. La implicación de Hezbolá en Siria significa que ahora mismo difícilmente podría enfrentarse a Israel. Y parece que hay consenso en que mientras la guerra civil siria continúe y Hezbolá participe en ella, la frontera norte Israel estará tranquila.

Hezbolá ha hecho combatir en Siria a miles de sus miembros, principalmente como infantería ligera, lo que les ha dado una experiencia valiosa, al luchar codo con codo con tropas sirias, rusas e iraníes. De paso, Hezbolá ha recibido medios pesados de los arsenales sirios. A mediados de noviembre de 2016 realizó un desfile militar en Al Quseir donde mostró carros de combate y otros blindados. Es un gran salto para un grupo que practicaba hasta hace poco la guerra irregular. Pero sería un error si Hezbolá intentara en un futuro enfrentarse a Israel con sus blindados, porque derrotar a fuerzas mecanizadas es el tipo de guerra para el que las Fuerzas de Defensa de Israel más se han preparado durante décadas.

La incógnita es la cantidad de armamento avanzado y sofisticado que ha llegado a Hezbolá. En la guerra de 2006 sorprendió a la armada israelí con el empleo de misiles antibuque de origen chino entregados por Irán. Un misil impactó en la corbeta Hanit, lo que provocó la muerte de sus tripulantes. Repetidas operaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel en Siria han volado por los aires almacenes y convoyes con sistemas antiaéreos Pantsir-S1 y antibuque Bastion-P de origen ruso destinados a Hezbolá. El sistema de defensa costera Bastion-P emplea un misil supersónico con capacidad de ser usado además como un misil de crucero contra objetivos en tierra. Así que, de llegar a manos de Hezbolá, pondría a Israel frente a una amenaza a la que no se ha enfrentado ningún país occidental.


Hezbolá envió un dron a sobrevolar el norte de Israel por primera vez en noviembre de 2004. Se trataba de un aparato de diseño iraní. Un segundo caso tuvo lugar en abril de 2005. Luego, durante la guerra de 2006, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) derribaron varios drones de Hezbolá y capturaron en tierra modelos que no eran más que pequeños aviones teledirigidos. En octubre de 2012 un dron de Hezbolá fue derribado cerca de la central nuclear de Dimona.

Es por tanto previsible que los drones empleados en el futuro por Hezbolá sean más sofisticados gracias a la ayuda iraní. Por ejemplo, una instalación de Hezbolá en el valle de la Bekaá con una pista de más de 600 metros de longitud podría estar relacionada con el programa de desarrollo de drones, que ya ha dado sus frutos. Otra novedad: en agosto de 2016 Hezbolá mostró un vídeo de un dron lanzando pequeños proyectiles en Siria. El impacto militar en una guerra con Israel de un arma así sería reducido, pero, como reconoció un portavoz de Hamás después de enviar un dron a Israel, lograr que un aparato, aunque sea ridículamente armado, entre en el espacio aéreo israelí sirve con fines propagandísticos.

Hasán Nasrala prometió “liberar la Galilea” en la siguiente guerra contra Israel. Una promesa tan hiperbólica se ha leído entre líneas como el anuncio de que uno de los objetivos de Hezbolá será tomar territorio israelí, aunque sea por breve tiempo, para izar su bandera y lograr un gran golpe propagandístico. La vía usada sería la misma que la empleada por Hamás en Gaza para lanzar ataques sobre Israel: túneles subterráneos. Hace tiempo que en la unidad Yahalom de operaciones especiales del Cuerpo de Ingenieros del Ejército israelí se creó una subunidad especializada en la lucha en túneles, que ahora ha sido expandida y dotada de medios avanzados. Además, teniendo en cuenta las zonas de vegetación espesa que caracterizan la frontera entre el Líbano e Israel, se han hecho trabajos de acondicionamiento y en algunos lugares se han construido taludes de tierra.

Pero, sin duda, la cuestión clave en la próxima guerra será la lluvia de cohetes que Hezbolá tratará de lanzar sobre Israel. Las estimaciones israelíes son que Hezbolá cuenta con al menos 120.000 cohetes, y que tratará de lanzar al menos 1.000 al día para saturar las defensas israelíes. Por comparar: durante la guerra de 2006, que duró poco más de un mes, las autoridades israelíes contaron 4.228 cohetes caídos en su territorio.

Los cohetes de Hezbolá son de muy diversos tipos. La mayoría son de corto alcance, lanzados desde todoterrenos o tubos escondidos entre viviendas o vegetación. Pero también los hay pesados y de largo alcance. Uno de los éxitos menos conocidos de Israel en la guerra de 2006 fue que destruyó los arsenales estratégicos de cohetes de largo alcance de Hezbolá en la primera noche. Así que sólo el norte del país se vio afectado por los ataques de cohetes durante la contienda.

El objetivo declarado de Hezbolá es alcanzar con sus cohetes más pesados y de mayor alcance el zona metropolitana de Tel Aviv y el Aeropuerto Internacional Ben Gurión. Por un lado, Tel Aviv y su cinturón albergan a casi la mitad de la población de Israel. Por otro lado, el Ben Gurión es el principal aeropuerto del país. Que los cohetes de Hezbolá cayeran en Tel Aviv supondría llevar la guerra al corazón económico, financiero y comercial de Israel. Otros objetivos declarados de Hezbolá son la central nuclear de Dimona y la planta química de amoníaco en Haifa. Pero esta última tiene los días contados después de que un juez israelí ordenara su cierre y estará libre de productos químicos para el próximo 1 de abril.

La solución de Israel a los cohetes de Hezbolá es tecnológica: el desarrollo de los sistemas de defensa Cúpula de Hierro y Onda de David. El primero ha sido ya probado en los conflictos con Hamás, y ha destruido numerosos cohetes lanzados desde la Franja de Gaza. El segundo entrará en servicio el 2 de abril: tiene más alcance que Cúpula de Hierro y está pensado para hacer frente a misiles balísticos y cohetes pesados.

Otro desarrollo que tendrá gran relevancia en la próxima guerra de Israel con Hezbolá es el programa Tsayad de comunicaciones digitales, que viene a cubrir unas de las carencias observadas en la guerra de 2006. Con el nuevo sistema las comunicaciones entre cuarteles generales y soldados en el frente, o entre las tropas de tierra, mar y aire, será más fácil. Así, un soldado en el frente o un operador de dron que observe el lanzamiento de cohetes de Hezbolá podrá transmitir rápidamente imágenes y las coordenadas de la lanzadera a las fuerzas capaces de dar una respuesta más temprana, sean de tierra, mar o aire, lo que acortará el tiempo entre observación del blanco y respuesta.

Además, para hacer frente al lanzamiento de cientos de cohetes de Hezbolá, que podrían saturar la capacidad de respuesta de la aviación, Israel está desarrollando sus propios diseños de cohetes pesados de largo alcance, y también cohetes más ligeros que puedan dispararse en salvas rápidamente.

Pero el verdadero desafío de la próxima guerra de Israel contra Hezbolá será estratégico, no tecnológico. La mayoría de las tácticas de Hezbolá están centradas en alcanzar no objetivos militares, sino un fuerte impacto en la opinión pública israelí: cohetes que caigan en Tel Aviv o su bandera ondeando en territorio israelí. La cuestión, por tanto, es cómo presionar al gobierno y a la base social de Hezbolá en una guerra abierta. En Israel se habla abiertamente del uso de la fuerza de forma desproporcionada. Algo que sirva además como advertencia. La incógnita reside en saber en qué medida Hezbolá actúa como un actor racional y puede ser disuadido.


Posted

in

,

by

Comments

Una respuesta a “Archivo elmed.io 2017: La próxima guerra contra Hezbolá”

  1. Avatar de MDII
    MDII

    Los medios digitales han tenido bastante relevancia en las últimas semanas en el conflicto entre Israel y Hezbollah, ciertamente.