Del barro y la niebla de la guerra

La guerra de Ucrania ha servido para que el público general y los expertos bajen del pedestal a instituciones y personajes. Creo que nadie volverá a tomarse en serio a las fuerzas armadas rusas después de esta guerra ni creo que nadie vuelva a tomarse en serio a un militar español que salga en los medios sólo por el hecho de serlo. El desfile de señores mayores haciendo vaticinios equivocados ha llamado bastante la atención en las redes sociales. La lección aquí es que hay que prestar atención al que sabe porque sabe, sea militar, académico, periodista o friki de las redes sociales.

Un ejemplo de lo que les hablo me lo encontré el pasado fin de semana en una columna del coronel (ret.) Rafael González Crespo en el periódico El Comercio. Anteriormente en una entrevista en La Voz de Asturias encuentro que se le define como «experto en Rusia». Es además coautor del libro El lado cálido de la guerra fria: Asalto al Cáucaso. En la columna de opinión titulada «El general invierno», publicada el pasado domingo día 23, demuestra no haber seguido la guerra de cerca, además de no conocer las fuerzas armadas en liza. Veamos algunas ideas bastante llamativas.

«Rusia no ha empleado a todas sus fuerzas y todos su medios».

Esto es completamente falso. Y es una idea que he visto repetida entre los trolls prorrusos, esa gente que en redes sociales han decidido apoyar a la Rusia de Putin como si se tratara de un equipo de fútbol y sin prestar atención a los hechos. Así que es llamativo que alguien descrito como «experto en Rusia» repita este bulo.

Imagino que el origen del error es que alguien ha tomado el número de tropas que se calcula Rusia ha empleado en esta guerra y ha calculado el porcentaje que suponen en el total de las fuerzas armadas rusas. Pero es un cálculo erróneo, porque compara las tropas empleadas en la guerra por la Fuerzas Terrestres rusa con el total de personal de las fuerzas armadas, incluyendo a las fuerzas de la aviación, la armada, misiles estratégicos, personal de la enorme burocracia militar, etc. El cálculo correcto supone comparar las unidades operativas de las Fuerzas Terrestres rusas desplegadas en la invasión de Ucrania sobre el total.

Podemos tomar como medida los Grupos Tácticos de Batallón (Батальонная тактическая группа), que es la unidad interarmas mínima de las Fuerzas Terrestres rusas. Se calcula que Rusia había empleado al comienzo de la invasión alrededor del 75% de sus BTG. De hecho tenemos noticias de la movilización de unidades ubicadas en el Ártico y el Lejano Oriente. Esas cifras la tenemos que cotejar además con las pérdidas de material documentadas. Ahora mismo, suman más de 1.400 carros de combate. Esto supondría la mitad de los carros de combate de las Fuerzas Terrestres rusas. Y explicaría la movilización de carros de combate T-62M, producidos entre 1963 y 1975. Por su parte, las pérdidas humanas rusas (unas 60.000 entre muertos en combate, desaparecidos y prisioneros), junto con la acumulación de derrotas militares, explicaría la movilización parcial ordenada por el Kremlin.

«No ha empleado a las poderosas fuerzas del OMOM, pertenecientes al Ministerio del Interior».

El coronel González Crespo se refiere aquí a las fuerzas del OMON (Отряд мобильный особого назначения), que no OMOM. Efectivamente pertenecen al Ministerio del Interior, pero se trata de fuerzas antidisturbios. En España, su equivalente serían las Unidades de Intervención Policial (UIP) del Cuerpo Nacional de Policía. El coronel González Crespo cifra en 400.000 los efectivos del OMON. Suponen un contingente considerable. Pero, tratándose de una unidad policial, su valor militar es limitado. Lo llamativo es que el coronel González Crespo desconozca que personal del Ministerio del Interior ruso ya ha sido movilizado para la guerra, con los resultados esperados: importantes bajas.

Policías de la OMON en Moscú. Foto: Sergei Bobylev/TASS vía The Guardian.

El hecho es que Rusia movilizó unidades antidisturbios para el esfuerzo de guerra. Se supone que la intención era usar estas fuerzas en la retaguardia para hacer frente a la población civil ucraniana que se resistiera a la ocupación rusa. El coronel González Crespo afirma que las fuerzas del OMON tendrían ventaja en los combates urbanos, confundiendo la labor policial en las calles con el combate en población.

Hay un caso famoso de una columna de antidisturbios rusos que por error o confusión se dirigió directamente hacia las líneas defensivas ucranianas en la capital y cayó en una emboscada. En otros lugares del país, las columnas de vehículos de las fuerzas del Ministerio del Interior ruso fueron emboscadas y destruidas. O fueron incapaces de mantener sus posiciones defensivas, por falta de armamento pesado entre otras razones.

«En este terreno [nieve y barro], los blindados rusos llevan mucha ventaja a los ucranianos y occidentales».

Tenemos aquí otra afirmación absolutamente equivocada sobre la guerra de Ucrania. Los medios mecanizados de rusos y ucranianos son bastante parecidos, cuando no son exactamente los mismos. De ahí la proliferación de enormes marcas de identificación en los vehículos («O» y «Z» en el bando ruso, «+» y «|» en el bando ucraniano). Y también de ahí que los ucranianos sean tan rápidos en emplear los vehículos capturados.

Los carros de combate usados por Ucrania son los T-64, T-72 y T-80. Mientras que los carros de combate usados por Rusia son los T-72, T-80 y T-90, siendo este último un derivado del T-72. Podríamos añadir que las fuerzas de las repúblicas separatistas emplean T-64 capturados en 2014 y los rusos están desempolvando los viejos T-62M. En cualquier caso, ambos bandos usan diseños soviéticos o derivados de diseños soviéticos que son iguales o parecidos. La diferencia fundamental está en los níveles de modernización de la electrónica.

Si prestáramos atención a los Vehículos de Combate de Infantería veríamos que el principal modelo empleado por ambos bandos es el BMP-2. Mientras que ambos emplean extensamente el MT-LB como transporte de tropas y vehículo blindado de propósito general. Si pasamos a los vehículos de ruedas, ambos bandos emplean el BTR-80 y sus derivados: BTR-3 y BTR-4 en el bando ucraniano y BTR-82A en el bando ruso. Luego encontramos un universo amplio de vehículos diversos y especializados que emplea exclusivamente cada bando. Eso incluye los vehículos occidentales recibidos por Ucrania (desde Hummer a los YPR765). Pero no tiene sentido afirmar que los vehículos rusos tienen una movilidad táctica superior por su diseño. En Ucrania también tienen inviernos fríos como buena parte de Rusia.

T-14 Armata, carrro de última generación y de cadena mucho más ancha […] [S]orprende que siendo la joya de la corona de las fuerzas armadas rusas aún no ha sido empleado.

Se refiere el coronel al carro de combate T-14 Armata, presentado en Rusia en un desfile en 2015. Pertenece a una nueva generación de vehículos militares rusos que rompió con el legado soviético e impulsaban a las fuerzas armadas rusas al siglo XXI gracias a sus diseños novedosos y en algunos casos rupturistas. Sin embargo, los problemas presupuestarios cortaron todos aquellos ambicioso planes, que se han ido retrasando. De tal forma, que el T-14 Armata, siete años después de su presentación, no es más que una curiosidad del que se han construido pocos ejemplares. Además, ni siquiera sabemos de la validez del concepto (torre de carro de combate no tripulada) y su fiabilidad mecánica. De hecho, en aquel desfile de 2015 uno de los T-14 se quedó tirado. Así que es comprensible que no haya entrado en combate.

Por otra parte, para medir la movilidad de un vehículo blindado no se tiene en cuenta únicamente la presión ejercida sobre el suelo, sino la relación entre peso total del vehículo y la potencia del motor. En el caso del T-14, con un peso de 55 toneladas y un motor de 1.500 CV, es bastante buena. Pero nuevamente, no tenemos la más mínima idea sobre la fiablidad ni otras características que sólo el uso continuado en condiciones reales nos permiten saber.

«Diría que tampoco se han empleado a los Spetnaz».

Se refiere a las fuerzas de «propósito especial» rusas (SpetNaz) y que son el equivalente, con ciertas salvedades, de las fuerzas de operaciones especiales occidentales. Y en esto el coronel también se equivoca. Las fuerzas armadas rusas han empleado a sus SpetNaz en Ucrania, donde también han combatido las fuerzas especiales del Ministerio del Interior. Sabemos de su presencia en esta guerra por los vehículos y materiales capturados por los ucranianos, además de las noticias de homenajes a los numerosos caídos entre la élite de las fuerzas armadas rusas.

No quiero parecer que me ensaño con el buen coronel, pero vemos aquí una brecha generacional de los profesionales que viven en un mundo analógico y los que nos hemos acostumbrado a movernos por las redes sociales y los medios internacionales, fundamentales para conocer y entender esta guerra. Por mucho que alguno se queje de que vivimos inundados de propaganda de ambos bandos y que saber lo que pasa en el frente de batalla es muy difícil desde casa con un cierto esfuerzo, dedicación y criterio se puede tener una idea aproximada de la marcha de la guerra.

4 comentarios sobre “Del barro y la niebla de la guerra

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  1. A mí me parece que este hombre no es más que un agüelete que sigue preguntando si el Real Madrid ha sido otra vez campeón de Europa.

    Los malajes son los «periodistas» que, a sabiendas, le ceden la tribuna o amplifican su mensaje.

  2. Efectivamente, estoy totalmente de acuerdo con esto que dices: «La lección aquí es que hay que prestar atención al que sabe porque sabe, sea militar, académico, periodista o friki de las redes sociales».

  3. Totalmente de acuerdo, los militares «comentaristas» están desactualizados, viven de un opasado muy lejano y no merece la pena escucharos o leerlos ni un solo minuto.
    Pensemos que estos personajes vivieron los años en que había que hacer grande y superpoderoso a un enemigo (para justificar las FAS propias) y se tragaban todas las noticias de armas «Wondermierdes» rusas.
    Te sigo en «Al rojo vivo» el único programa que sigue con cierta seriedad la invasión rusa a Ucrania.

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