El atentado de Christchurch en el contexto del auge de la violencia de ultraderecha

El pasado día 15 de marzo tuvo lugar en Christchurch, la tercera ciudad más grande de Nueva Zelanda, un ataque terrorista contra un centro musulmán y una mezquita en el que un único tirador asesinó a 50 personas. Los hechos son de sobra conocidos así que no entraré en los detalles de lo sucedido aquel día.

Aquel mismo día me contactaron desde Russia Today en español para una breve entrevista. No conozco Nueva Zelanda, pero acepté porque el ataque terrorista de Chirstchurh me parecía que encajaba con el fenómeno del auge de la ultraderecha blanca estadounidense, del que tenía pendiente escribir aquí en el blog. Así que imaginé que estábamos ante un caso de radicalización en el que Internet había tenido un papel importante. Después de la entrevista, según fue avanzando el día, fueron conociéndose detalles que apuntaban a mi primera impresión.

El tipo de ataque, un individuo que actua solo y no forma parte de organización alguna, encaja en el concepto de «lobo solitario«, un término popularizado en Europa al ser usado de forma laxa para referirse a los simpatizantes del Estado Islámico que mantenían contacto con miembros de la organización por Internet («terrorismo teledirigido»). También es cierto que hubo casos que encajaban con el modelo de terrorista aislado. Escribí sobre ello en 2015 en «El regreso de la yihad atomizada» y «Una yihad atomizada y nihilista«.

El ataque terrorista de Christchurch no es una anomalía. La idea de activistas actuando de forma aislada fue planteada por primera vez por la ultraderecha estadounidense. Se atribuye a Louis Beam la popularización del término «resistencia sin líderes» a principio de los años 90. Beam afirma que la idea original es del coronel Ulius Louis Amoss, que había empleado el término «células fantasmas» pensando en un escenario de invasión comunista de Estados Unidos al estilo de la trama de la película «Amanecer Rojo» de 1984.

Las estrategias que prescinden de la formación de grupos organizados y confían en cambio en individuos actuando por su cuenta son el síntoma de una enorme debilidad del movimiento que las promueve.. Estos grupos eran marginales en Estados Unidos en los años 90 y la disparidad de medios contra el Estado que se enfrentaban era enorme. Pero no hay que perder de vista que el fenómeno existía en un contexto, al igual que en el caso del yihadismo, de teóricos y agitadores que señalan a los enemigos y llaman a la acción, pero no mantienen contacto con los ejecutores. Essa Younes bautizó recientemente al fenómeno como «terrorismo de lobos blancos«.

Bruce Hoffman llamaba la atención el otro día que las dos características que me llamaron la atención del ataque terrorista de Nueva Zelanda, la internacionalización del fenómeno y el papel de Internet, no son nuevas.

El comentario de Hoffman me hizo recordar una cosa: en la película «El sendero de la traición», dirigida por Costa-Gavras en 1988, los grupos de ultraderecha supremacistas blancos se conectaban mediante redes telemáticas. Siendo una película de ficción rodada en los 80, imagino que sería una red de BBS. Sería interesante encontrar algún texto sobre el fenómeno en aquel entonces.

«Anti-Fascism & Far Right» hizo un repaso en un hilo de Twitter sobre cómo en el pasado, las distintas olas de movimientos neofascistas y neonazis, pasando por negacionistas del Holocausto, tuvieron extensas conexiones internacionales.

Si la internacionalización del fenómeno y el papel de las redes en él no es nuevo, sí es relevante por el auge de los ataques violentos perpetrados por la ultraderecha. En 2018, todas las muertes en casos de violencia política en Estados Unidos fueron el resultado de ataques de la ultraderecha. Por eso, el auge del fenómeno me había llamado la atención tiempo atrás.

Fuente: The Economist.

Otro dato relevante, es el aumento en Estados Unidos del número de grupos identificados como «grupos de odio», lo que incluye racismo, antisemitismo y, como reciente novedad, la misoginia de los Incel.

En futuras entregas abordaré el papel de Internet en la proliferación de estas ideas, el desafío que supone parar este tipo de atentados y la respuesta ante el atentado terrorista como síntoma de un problema de fondo occidental.

[Continuará].

 

Para seguir profundizando en el tema:

«Supremacismo Blanco» (Documento de Investigación 5/2017 del IEEE) de Jessica Cohen y José María Blanco.

«Anti-government Extremism in America. Violent Acts and Plots in the United States, 2000-2018»  de JJ MacNab.

«Leaderless Resistance Today» (First Monday, marzo 2003) de Simson L. Garfinkel.

5 comentarios sobre “El atentado de Christchurch en el contexto del auge de la violencia de ultraderecha

  1. Lo nuevo es que el atentado se ha retransmitido de principio a fin por internet y que mucha gente lo ha apoyado. Las redes sociales están llenas de comentarios banalizando, justificando y apoyando el atentado y animando a cometer otro, sin que al parecer se considere una conducta punible.

  2. Lo de ver a presentadoras de televisión en Nueva Zelanda vestir hijab para mostrar solidaridad con los musulmanes me hizo llevarme las manos a la cabeza.

    1. Es la expiación colectiva ,de un pecado individual, a través de la humillación pública de las mujeres de la tribu.
      Es Catón el viejo obligando a las romanas a no lucir joyas después de Cannas, es la iglesia enlutado a las mujeres en semana santa.
      Es la izquierda posmoderna colectivizando a las mujeres y llevandolas de vuelta a la sumisión, esta vez ante el Estado en vez de a los hombres de su familia.
      Si la primera ministra hubiera instado a los hombres a llevar chilaba,la respuesta hubiera sido»la que tengo aquí colgada».

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