Recientemente hice una reseña de tres libros sobre los voluntarios no alemanes que combatieron en el bando alemán durante la Segunda Guerra Mundial, con especial atención a los provenientes de ciertas repúblicas de la Unión Soviética (Rusia, Ucrania y las Repúblicas Bálticas). Los tres libros tenían como autor o coautor a Carlos Caballero Jurado, prolífico historiador español especializado en el Frente del Este. Es toda una autoridad en la materia, aunque no es difícil leer entre líneas y detectar cierta simpatía hacia los combatientes anti-comunistas. Así que durante la lectura de sus libros me entró la duda si la suya no era una versión aséptica en la que habían quedado fuera los hechos más reprobables o cuestionables. Que sólo se mencionaran aspectos negativos en el libro del que era coautor me dejó la duda. Así que me hice recientemente con Las legiones de voluntarios y otras divisiones de las SS: de la 24ª a la 38ª de Gordon Williamson (traducción de RBA de The Waffen-SS (4) 24. to 38. Divisions, & Volunteer Legions publicado originalmente por Osprey)
En este libro se menciona la brigada Kaminski, cuyo líder «llevaba una vida de señor de la guerra feudal mientras sus hombres saqueaban y mataban a placer» (pág. 15). Participó en el Alzamiento de Varsovia, donde «alcanzó simas de depravación que ofendieron incluso a las SS» (pág. 16). De los voluntarios italianos de la Waffen SS, se dice que «algunos oficiales voluntarios y muy motivados abandonaron al ver el mal trato que los alemanes daban a los italianos» (pág. 18). Mención aparte merece la Brigada Dirlewange, formada por convictos alemanes que se dedicaron a toda clase de atrocidades contra la población civil. No entra en la categoría de aliados no alemanes del esfuerzo de guerra nazi pero merece la pena mencionar que todo relato sobre el Frente del Este de la Segunda Guerra Mundial se cruza con crímenes de guerra tarde o temprano.
Con todo esto quiero decir que queda claro, una vez más, que cuando se trata de libros de historia e historiadores es conveniente buscar más de un fuente y contrastar versiones. Una lección obvia. El asunto se complica además con las alteraciones de la traducción al español de los libros de Carlos Caballero Jurado publicados originalmente en el Reino Unido.
Una vez concluído este ciclo de lecturas sobre los aliados de la Alemania nazi el siguiente pasao será examinar el debate sobre la «memoria histórica» que enfrente a Rusia y los países ex-comunistas sobre el papel de aquellos combatientes que son condenados por un lado aliados de los nazis y por otro reivindicados por enfrentrase a la Unión Soviética de Stalin.
Es fundamental contrastar versiones, la Historia es un arma de doble filo. Y más teniendo en cuenta lo que estamos viendo desde hace un tiempo en el este de Europa.
De lo que incluso los rusos parecen haberse olvidado es la colaboración de fuerzas auxiliares en la persecución de los judios. Muchas veces las fuerzas auxiliares (más policiales que militares) fueron evolucionando hasta convertirse en fuerzas de combate.
En algunos casos no hace falta ni contrastar. En el caso de «Rusos contra Stalin. Una historia del Ejército Ruso de Liberación», de la editorial Galland Books, solo hace falta ver la editorial para acercarse al libro con pinzas y traje NBQ.
Si el nombre de la editorial no resulta suficientemente indicativo (Galland, por Adolf Galland, as de la Luftwaffe), basta observar su vinculación con la Libería Europa de Barcelona, de sobras conocida en los círculos ultraderechistas, antisemitas y revisionistas. En la fiscalía y los tribunales, los propieterios son bastante conocidos.
Pero por si quedase alguien despistado, basta observar las publicaciones de Galland Books y se verá que si se le acusa de tener un punto de vista o temática «sesgada», igual nos quedamos cortos.
A tener en cuenta los Hilfswillige o acortando Hiwis auxiliares rusos en las divisiones alemanas sin los cuales la guerra en el este habria sido mucho mas corta,pobres personas que solo querían sobrevivir y no los ultra motivados auxiliares que comenta el señor Carlos Caballero en el libro de Osprey La legión Valona y otras unidades alemanas de voluntarios.
Galland Books no tiene nada que ver con la Librería Europa, contra lo que dice el Juez Dredd.
Es sabido que CCJ tiene simpatías falangistas y es miembro de la Hermandad de la División Azul –nunca lo ha ocultado–, pero eso no quiere decir que simpatice con el nazismo. Véase su artículo «El racismo. Génesis y desarrollo de una ideología de la Modernidad».
Curiosamente miles, quizás decenas de miles de libros sobre la 2GM con marcado interés de parte (aliadófilos, filocomunistas, prosionistas, etc. todos muy respetables) no despiertan absolutamente ningún tipo de «acercamiento» con cautela. Sus «verdades reveladas» son aceptadas acríticamente e incluso no se le detecta ningún tipo de relación «perversa» para demostrar su falta de «objetividad» con entidades, movimientos, fundaciones, cadenas de distribución etc., cuyos representantes o líneas de actuación o pensamiento son marcadamente partidarias de una visión «victoriosa» de la historia, en este caso de la 2GM. Pero los escasos historiadores que se «atreven» a mostrar otra parte «silenciada» de dicha historia, inmediatamente son descalificados no solo por la posible inexactitud de sus datos históricos o de sus erradas interpretaciones de la historia, sino, en el colmo de la falta de rubor, por la «libreria» que puede vender sus publicaciones o el «nombre» de la editorial que «incomprensiblemente» es capaz de publicarlos. Si la Libreria Europa lo vende, en este caso es que se trata de un «nazi» encubierto. Y si la editorial se llama «Galland» (as de la aviación alemana cuya actuación es destacadísima y honrada incluso por sus antiguos enemigos) pues entonces ya está todo claro. Nazi. La eficaz represión no es aquella que aunque impuesta provoca la reacción, incluso intelectual y callada, de sus sufrientes objetivos. La verdadera represión es la que, de forma «hipnótica» somos capaces de aceptar al mismo tiempo que nos convertimos en parte de ella misma. Da cierta verguenza la endeblez intelectual que demuestran algunos.