El mes pasado los estudiantes del campus de la Universidad de los Andes en San Cristóbal (estado Táchira) de Venezuela se manifestaron por la persistente inseguridad ciudadana tras el intento de violación de una estudiante. La inseguridad ciudadana es uno de los grandes problemas de Venezuela. El listado de las ciudades más violentas del mundo que recogí aquí hablando de la violencia urbana colocaba a Caracas en el tercer puesto. Pero al contrario de lo que alguno piensa, no es un problema que apareció en Venezuela con el chavismo. Los que tenemos vínculos con el país recordamos como en plena Guerra de Bosnia se decía que morían más personas un fin de semana cualquiera en Caracas que en Sarajevo.
En Venezuela, como en el resto de Iberoamérica, la izquierda de inspiración marxista tiene un problema a la hora de diagnosticar la violencia social. Si la delincuencia no sólo es resultado de la pobreza en una sociedad de valores consumistas y muy desigual, sino una reacción a la marginación social, se espera que disminuya en aquellos países con un gobierno con políticas sociales activas y con una especial sensibilidad hacia las clases más bajas. No es el caso de Venezuela (y otros países), lo que deja a los chavistas sin un discurso coherente sobre la delincuencia y la violencia social, más allá de las culpas que el presidente Maduro ha echado a Hollywood y los valores que transmiten sus películas.
En el campo contrario tampoco es que abunden los análisis con fundamento. Basta recordar cómo un libro antichavista tan contundente y exhaustivo como Venezuela: La Revolución como espectáculo alude a la delincuencia colombiana sin que ni el mismo autor parezca convencido. A día de hoy, ni chavistas ni oposición tienen un diagnóstico certero de las causas de la inseguridad en Venezuela y mucho menos una solución.
La cuestión es que las protestas estudiantiles en San Cristóbal, que arrancaron el 4 de febrero, entraron en una espiral en la que la fuerte represión policial y las detenciones de estudiantes bajo acusacionse truculentas de «terrorismo y conspiración» generaron más protestas y se terminaron extendiendo al resto del país. El 12 de febrero se convocó una marcha en Caracas. En esa ocasión la solidaridad con los estudiantes sirvió para canalizar el descontento por la situación económica del país, que como anticipé el año pasado, generará un estallido social del que sólo estamos viendo el prólogo.
La combinación de hidrocarburos nacionalizados y Estado del Bienestar da ejemplos como el de Noruega. Juan Pablo de Santis habla del país nórdico como el «único socialismo del siglo XXI» en el diario argentino La Nación. Pero no se trata de «pan para hoy y hambre para mañana». El fondo de inversiones globales del fondo de pensiones públicas noruego es el más grande de su tipo en Europa (siendo un país de 5 millones de habitantes) y está excelentemente gestionado, incluyendo un consejo ético que supervisa que no se invierta en empresas vinculadas con las violaciones de los Derechos Humanos. En el caso venezolano también tenemos socialismo e hidrocarburos.
El chavismo coincide en Venezuela históricamente con una era de precios altos del petróleo. Desde sus inicios el chavismo lanzó toda una serie de programas sociales (las «misiones») y luego realizó importantes compras de armamento avanzado a Rusia y no tan avanzado a China con el propósito de defenderse de una hipotética agresión exterior. Tras el paro petrolero de 2002-2003 directivos y cuadros de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) fueron despedidos para ser sustuidos por personas de lealtad política pero no necesariamente con la cualificación necesaria. Desde entonces se suceden las acusaciones de mala gestión y corrupción en PDVSA. Por ejemplo, la explosión en la refinería de Amuay que mató a 55 personas en 2012 se atribuye a un mantenimiento defectuoso. Además, como parte de su política exterior, el gobierno venezolano ofreció petróleo a precios rebajados a Cuba y países del Caribe, reduciendo sus ingresos por esta vía. Un dato curioso. Empresas petroleras estadounidenses están presentes en Venezuela, como es el caso de Chevron. De hecho, Estados Unidos importa petróleo venezolano.
Uno de los indicadores de la situación económica del país es la constatación de que las exportaciones de hidrocarburos no están sirviendo para respaldar el gasto público y generar divisas. El gobierno venezolano optó por la típica medida contraproducente de los gobiernos populistas: Darle a la máquina de imprimir dinero. Si uno consulta los indicadores del Banco Central de Venezuela encuentra que el valor de los billetes y monedas en poder del público y las instituciones bancarias pasó de sumar 31.471.573,4 (x1000) bolívares en enero de 2010 a sumar 139.480.479,5 (x1000) bolívares en enero de 2014. Esto es que el valor del dinero circulando en efectivo en Venezuela en cuatro años se ha multiplicado por más de cuatro. Descartando que la riqueza del país ha crecido por cuatro en este tiempo, podemos sospechar que la creación de moneda se ha hecho a ratio superior que la creación de riqueza en el país. El resultado previsible es que se ha depreciado el valor del bolívar. Para una cantidad parecida de bienes y un crecimiento desmesurado de billetes ahora hacen falta más billetes para intercambiarlos por bienes. En otras palabras, el Banco Central de Venezuela ha provocado una inflación galopante. La respuesta del gobierno venezolano ha sido también la típica medida cortoplacista de los gobiernos populistas: Control de precios. Sin entender el mecanismo causante de la inflación, el gobierno ha culpado de la subida de los precios a los comerciantes y ha fijado los precios. El resultado esperable es que la venta de productos a precios artficialmente bajos hace que desaparezcan rápido de los lineales de los supermercados y que haya comerciantes que no deseando incurrir en pérdidas hayan decidido no vender ciertos productos.
Con el bolívar perdiendo valor por la inflación el refugio típico en Iberoamérica es ahorrar en dólares. Así que el gobierno venezolano ha establecido controles cambiarios. Las restricciones para comprar dólares ha generando el consiguiente mercado paralelo que está tan asentado que uno puede encontrar datos y estadísticas de la evolución en él del tipo de cambio.
Los problemas de los comerciantes para comprar legalmente dólares con los que pagar la mercancía importada ha generado otra distorsión. Los comerciantes vendían sus productos con precios que reflejaban el valor del dólar paralelo. El gobierno acusó a los comerciantes de especular y les obligó a vender la mercancía importada a pérdida, reflejando el valor del dólar oficial. En esas circunstancias sucedió la expropiación de la cadena Daka, cuya mercancía se vendió al público que formó largas colas a un «precio justo». Hasta ahora se ha hecho famoso el desabastecimiento de productos como papel higiénico y compresas. Pero, ¿qué pasará cuando resulte difícil conseguir productos básicos como la harina para arepas? ¿Qué grado de contestación está dispuesto a permitir el gobierno chivista antes de escalar la violencia en nombre de la razón de Estado? Ya hemos tenido una pista. Ante protestas estudiantiles no tan diferentes a las de Londres, Atenas y Santiago de Chile se enviaron a los «colectivos», grupos armados en la órbita del chavismo, a realizar el trabajo sucio para la Guardia Nacional Bolivariana. Iberoamérica se prepara para nuevos horrores.
Lo que no alcanzo a imaginar es qué ocurrirá con las Fuerzas Armadas venezolanas si se produce un cambio de rumbo político. ¿Lo consentirán, o se aferrarán al poder con la manida excusa del «bien común» y la amenaza extranjera?, y leo hace unos minutos:
http://www.abc.es/internacional/20140228/abci-aviones-guerra-caracas-201402282018.html
Un saludo.
Que problema con los populistas gobiernos estadounidense , japonés e inglés que dentro de su vorágine populista (no olvidemos que demagógica también) imprimen billetes por encima de la creación de riqueza, y ni hablar de esa UE que presta dinero gratuitamente por encima de la creación de riqueza. Hablemos del gobierno español que adecua los salarios al nivel de creación de riqueza, ese sí es un buen ejemplo de buen gobierno. Solo basta comparar a los demás países latinoamericanos para uno darse cuenta de que los problemas en esencia son los mismos lo que cambia es el discurso del reproche, porque todos sabemos que el populismo (sabemos que imprimir billetes es una conditio sine qua non para ello) venezolano es irredento. Y que antes del golpe del 2002 PdVSA era la corporación pública más eficiente del orbe. Y todos sabemos (desde Roosevelt al menos) que intentar controlar la inflación es contraproducente y populista porque (sic) una sociedad consumista con una mejora considerable en sus ingresos (producto de esas medidas populistas que resultan en una especie de embrión del estado del bienestar) no intrrfieren en la inflación, ese ente abstracto que se autorregula; sabemos que la disparatada política cambiaria es la responsable del déficit de divisa extranjera (sacar dólares del país, léase exportación masiva y deshonesta, no interfiere en el resultado que no es otro que la incompetencia chavista). A mi me viene a la mente en el 2003, cuando la crisis bancaria dominicana, donde los empresarios exportaban dólares en yates allende el Caribe para hacer implosionar al gobierno dominicano de la época que por entonces debía devolver unos cuantiosos bonos soberanos. Pero sabemos que el empresariado venezolano, a las pruebas me remito, es excesivamente indulgente y pío como para ello.
Además sabemos desde Allende que el desabacestecimiento de comida solo es culpa de la imcompetencia gubernamental como también sabemos que EEUU es un actor imparcial y justo en todas esas movidas sudacas (Cóndor, Contra, Golpes, masacres, eso solo son sustantivos pretéritos, no el quid de la cuestión). Todos sabemos que algo considerado normal aquí, allí es intolerable en Venezuela. Y algo considerado grave aquí, allí es total y completamente justificado en Venezuela, la oveja negra de la época moderna. Por dios, ya hasta os repetís…
El problema de la delincuencia común en esos países parte de la impunidad. El ratio de delitos castigados es ínfimo, y eso alienta a los delincuentes. Hace años (por lo que puede estar desfasada) leí un artículo sobre Caracas y uno de los problemas para la delincuencia era que el número de policías era ínfimo para la población que había. Si encima son corruptos, incompetentes y mal dotados, al combinación es explosiva. Una de los métodos que le ha dado resultado a Colombia en su lucha por la seguridad democrática, ha sido poner un montón de policías en la calle. De hecho en vez de repartir las promociones de nuevos policías por todo el territorio lo que hacían era ir desplegando por zonas. Un mes le tocaba a una ciudad y repentinamente se abrían varias comisarías y se desplegaban varios cientos de nuevos policías, con lo que el impacto sobre la seguridad era mucho mayor.
Jose: Las fuerzas armadas se han convertido en un pilar de la «revolución bolivariana» mediante la purga de los tibios y la promoción de los leales. Además está la Milicia Nacional Bolivariana como garantía de que el chavismo tiene una fuerza armada a su servicio si las fuerzas armadas intentan un golpe.
quanon: Las políticas chavistas son la pera limonera y los venezolanos que salen a la calle a protestar unos idiotas que no ven que viven el paraíso. ¿Hablar de la malvada conspiración internacional no es recurrir a la excusa de que «el perro me comió los deberes»? Por cierto, la masa de billetes en circulación en España se ha reducido. Dato que la Agencia Tributaria intentó usar para vender la idea de que se estaba combatiendo efizcamente la corrupción porque el número de billetes de 500 euros se había reducido en España. Sólo que la realidad es que se han reducido el número de billetes de todas las denominaciones. Y puestos a hablar de Economía, ¿realmente se puede meter en el mismo saco a «Helicóptero Ben» y la inflación galopante venezolana?
Dani: En Venezuela se añade un problema. Eso que en términos marxistas se llama «lumpen-proletariado» es parte del electorado del chavismo. Hay grupos delictivos armados que ahora están politizados y son consentidos por las autoridades.
Si, lo de los grupos medio delincuentes medio milicias pro gobierno es algo muy peculiar de Venezuela. Es curioso comparar el nivel de seguridad pública con Cuba, donde los delitos violentos son casi anecdóticos, porque el poder los considera casi actos de traición y si ocurren se investiga como haga falta.
Una vez leí que en la URSS también el nivel de delitos comunes era alto. De hecho los delincuentes comunes era tratados mucho mejor que los «delincuentes políticos». En «Archipiélago Gulag» contaban que los que se rendían durante la IIGM eran considerados traidores y por tanto «delincuentes políticos» mientras que los desertores eran considerados delincuentes comunes y por eso salían de la cárcel mucho antes (a parte de otros privilegios). Curiosamente incluso sabiendolo pocos de los detenidos decían ser desertores cuando el caso era que habiendo luchado hasta la última bala se habían rendido.
Heinz Dieterich, un intelectual nada sospechoso, dice de Venezuela:
«La renta petrolera ya no alcanza para financiar el modelo, el sistema fiscal no genera los ingresos necesarios, la insostenibilidad del sistema monetario nacional frente a las monedas externas, la esterilidad del discurso político, todos estos son aspectos que en apenas un año se han manifestado con palpable claridad para todo el mundo»
http://diario.latercera.com/2014/03/01/01/contenido/reportajes/25-158891-9-heinz-dieterich-mentor-ideologico-de-hugo-chavez-chavez-entendia-la-realidad.shtml
Recurrimos al argumento del blanco-negro, si no estás de acuerdo con una crítica a x, entonces apoyas a x. Varios apuntes: la circulación de billetes en un país de una unión monetaria como ejemplo no sé de qué, supongo que para argumentar una supuesta reducción de impresión de billetes (solo hay que ver los estados del BCE, la FED, los bancos centrales australiano, canadiense, japonés o británico imprimiendo populistamente billetes en un intento de, digo yo, emular algún tipo de política monetaria expansiva como la que propuso el populista Friedman), pero al meollo, afirmar que porque España (país donde las rentas del trabajo se han desmoronado y las del capital, que muy fácilmente expatrian billetes, disparado) tiene menos billetes se ha reducido el volumen de billetes de euro salientes de la imprenta es igual de ridículo que afirmar que como en Táchira ni aparecen muchos billetes de x bolívares el BC ha parado la impresión de papeletas.
La malvada conspiración internacional, veamos: un intento por contextualizar el accionar de los EEUU en la región, y el mundo si cabe, con no solo el pasado, remoto y reciente, también teniendo el ejemplo en los cables de Wikileaks no se antoja conspiranoico, es una contextualización que desmitifica demasiados discursos que acuden a la reducción al absurdo (imaginarme con un sombrero de papel de aluminio es un ejemplo) que puede resultar discursivamente útil, pero rezuma un simplismo atronador. Otro apunte, en qué lugar he ridiculizado a los que protestan? Inventar lo que otros piensan no es un buen argumento.
Pero tampoco un apoyo sin fisuras al gobierno venezolano (apoyar a un gobierno es la cosa más estúpida en la que alguien puede perder el tiempo). Tampoco son válidas como crítica una hilación mediocre de argumentos sueltos y mal sostenidos, unas caracterizaciones infantiles de variables macroeconómicas o una contextualización nula. Y sobretodo ese ejemplo de la Agencia (protege Infantas y cementeras) Tributaria. Ni el gobierno venezolano es el demonio hecho poder terrenal ni todos los argumentos son igual de válidos para sostener que lo es. Y respecto al helicóptero: relacionar inflación y consumo no parece disparatado. Criticar una adjetivazión inconsistente, parcial y tendenciosa (Venezuela sí, ante todo sí, aunque el mundo la acompañe, Venezuela es la que se vuelte dictatorial por ello) no es meter en el mismo saco nada. Escribí sobre varias cosas en un mismo texto, si he de ir a la hoguera por ello, iré con gusto acompañado de media Humanidad supongo.
Se me había pasado esto: «Venezuela alcanza la inflación más alta del mundo».
http://economia.elpais.com/economia/2014/02/12/actualidad/1392224609_187490.html
Otro punto de vista Interesante:
Ex ministro Felipe Pérez Martí: «Si no hay un cambio radical, el pueblo chavista va a tumbar a este Gobierno»
http://periodicoellibertario.blogspot.com.es/2014/03/ex-ministro-felipe-perez-marti-si-no.html
Veo que cunde ya la idea entre partidarios del chavismo la idea de que la crisis del país alcanza cotas profundas y que se puede llevar al chavismo por delante.