La semana pasada estuve ocupado con el evento TEDxCanarias 2013. Empezamos el miércoles con un almuerzo con los ponentes y terminamos el domingo en la madrugada de la Noche en Blanco lagunera despidiendo a los últimos invitados que habían alargado su estancia en la isla. Además celebramos el cumpleaños de Víctor, uno de los impulsores del Arca de Babel. Hubo bastante tiempo para comentar la experiencia y una de las cosas que surgió un par de veces fue la paradoja de tener a un ponente sueco que había hecho el esfuerzo de aprender a presentarse en español y un ponente tinerfeño que hizo toda su presentación en inglés. La explicación que me pareció más razonable a esto último es que el ponente había decidido hablar en inglés porque su público no era el de la sala. Él habló para la cámara, ya que próximamente la grabación será subida a Youtube donde engrosará el acervo de charlas TED. Y puede parecernos correcto o no, pero la gracia es que en la era del streamming, podcasts y repositorios de vídeo es posible convertir en global cualquier acto global y desde casa convertirse en público de eventos sucedidos en la otra punta del planeta. Algo que sin duda tiene implicaciones para los que nos dedicamos a procesar y analizar información.
Vía el blog de Fernando A. Iglesias llegué a los vídeos del V Simposio Altiero Spinelli realizado en Buenos Aires y ofrecidos por Baires Uno TV. El lema de este año era «Treinta años de integración regional en democracia» y me resultó significativo el contraste entre la exposición de los ponentes que hablaban de Mercosur y los ponentes que hablaban de la Alianza del Pacífico. La pasada cumbre de la APEC en Bali sirvió para la puesta de largo de la Alianza del Pacífico, constituida por México, Colombia, Perú y Chile. Semanas después, la descafeinada cumbre iberoamericana sirvió para destacar esta organización frente al resto de iniciativas de integración regional. Los países de la Alianza del Pacífico crecen más que la media de países iberoamericanos y sus políticas macroeconómicas recibieron el respaldo de Christine Lagarde, directora del FMI. Síntoma del éxito es la larga lista de países observadores (China, Japón, Corea del Sur, Australia, Estados Unidos, Canadá y numerosos países de la Unión Europea) y que esté en marcha la integración en el grupo de Costa Rica y Panamá.
Las diferencias políticas de los gobiernos de los países de la Alianza del Pacífico con el eje formado por Venezuela-Ecuador-Bolivia (+Argentina) es más que evidente. El presidente boliviano ya declaró que consideraba la Alianza del Pacífico una iniciativa estadounidense para dividir América del Sur. Más interesante es el desprecio manifestado por Marco Aurélio Garcia, asesor presidencial para asuntos internacionales en Brasil, que considera que no tiene relevancia económica. ¿Despecho? Me pareció interesante la explicación del fracaso de Mercosur dada en el simposio de Buenos Aires: Brasil se unió a Argentina como socio principal de un bloque económico y se encontró atado a un país que se ha escudado en el proteccionismo. Mientras, la Alianza del Pacífico ha optado por el librecomercio y se ha convertido en un actor económico relevante a cuya puerta tocan los grandes.
Evidentemente la Alianza del Pacífico tiene mucho de promesa. Sería largo de enumerar aquí los problemas internos de México, el atraso de muchas regiones de Perú y las perspectivas de Colombia en caso de llegar la paz con las FARC. Pero los miembros de la Alianza del Pacífico se han colocado en una senda de estabilidad que contrasta con otros países de la región. Pronto habrá que hablar aquí del ajuste estructural argentino que vendrá a paliar tarde ¿y mal? los problemas que anunciamos aquí hace un año y habrá que seguir la situación en Venezuela, donde se están acumulando las circunstancias para un brutal estallido social.
Ojo con el Perú de Ollanta Humala, que tiene veleidades que le acercan mucho al eje bolivariano. El precio de las materias primas está cayendo y eso afecta mucho a Perú, cuya bonanza económica se debe a la exportación de materias primas. Eso da muchas tentaciones.
Aún hablando desde el punto de vista de la estabilidad macroeconómica hay que tener muy en cuenta que problemas como el narcotráfico y la violencia afectan muy negativamente a los parámetros macroeconómicos de cualquier país.
El caso más evidente actualmente de esto que digo es México. Internamente está librando una lucha durísima contra el poder de las mafias narcotraficantes, a lo que hay que añadir la propia pugna armada entre estas mafias. Es un desgaste tal de recursos tanto económicos como políticos que hacen difícil que se pueda hablar de estabilidad (aunque sea macroeconómica) en México. Esta conflictividad armada en el interior del país va a continuar por bastante tiempo, desgraciadamente, por lo que el Estado mexicano va a tener que «distraer» muchas de sus fuerzas y energías intentando acabar con este conflicto.
Lo que creo que mantiene a flote a México es su riqueza petrolera, de no ser por esto a saber cómo sería ahora la situación interna del país.
En cuanto a Colombia yo tampoco me atrevería a hablar de estabilidad económica. Una cosa es la realidad que se ve en lo grandes centros urbanos y otra muy diferente es la realidad que se ve y se vive en las zonas rurales. Hay una desigualdad evidente y tremenda entre estos dos ámbitos. Si finalmente se llega a terminar el conflicto armado con la firma de una paz entre el gobierno colombiano y las FARC todavía quedará por delante el enorme problema de la investigación exhaustiva de las numerosas y graves violaciones de Derechos Humanos cometidas durante varias décadas de conflicto armado. Si no se soluciona bien este asunto (con la diversa y muy ramificada casuística) no se podrá hablar de estabilidad, ni desde el punto de vista político ni desde el punto de vista económico ni desde el punto de vista social, la desigualdad y la injusticia son dos poderosos generadores de inestabilidad.
Y aún con una paz entre el gobierno y las FARC todavía quedaría el problema del narcotráfico que aún siendo menor de lo que era en décadas pasadas sigue siendo un problema enorme. Colombia, al igual que México, también enfrenta grandes niveles de delincuencia y violencia en centros urbanos. Recordemos que los centros urbanos tienden a capitalizar el dinamismo económico de un país.
La violencia y el narcotráfico «pudren» el sustrato sobre el que un país puede desarrollar un crecimiento económico.
En cuanto a Perú, en principio no cuenta con todos los problemas internos con los que cuentan México y Colombia pero que no se nos olvide que actualmente es el primer productor de coca del mundo. Ese dato no es bueno para un país, es la miel que atrae a las moscas del narcotráfico (con todo lo que llega detrás), si se me permite esta expresión.
Chile es el único país de la Alianza del Pacífico del que creo que se puede hablar en realidad de estabilidad, tanto en el terreno político como en el económico.
En Colombia han apostado muy fuerte por la seguridad. Y las grandes ciudades ya no son lo peligrosas que eran antes. Los centros comerciales y otras áreas de interés están hipervigiladas y luego van extendiendo la seguridad.
En Colombia han apostado muy fuerte por la seguridad en las grandes ciudades, es cierto, pero todavía queda mucho por hacer. En esta lista de las 50 ciudades con más homicidios por cada 100.000 habitantes se pueden ver 6 ciudades colombianas, que están entre las más importantes de Colombia:
http://aristeguinoticias.com/0702/mexico/las-50-ciudades-mas-peligrosas-del-mundo-9-son-mexicanas/
Los centros comerciales tienen buenas medidas de seguridad, es cierto también, pero una gran ciudad es más que sus centros comerciales.
Cuando hablamos de estabilidad macroeconómica hablamos de déficit público, estabilidad de la divisa en los mercados internacionales, control de la inflación, etc.
Excepto Chile, los restantes tres países de la Alianza del Pacífico tienen problemas serios de seguridad interna. México vive una auténtica guerra civil. Perú se enfrenta a Sendero Luminoso, que actúa como narcoguerrilla, en los Valles de los ríos Apurimac, Ene y Mantaro (VRAEM). Significativo me parece que hace poco se hablaba de VRAE y ya se ha expandido el problema. Por último Colombia tiene el problema del narco y de las guerrillas (FARC, ELN, EPL).
La pregunta es, ¿cómo afecta esos problemas de inseguridad al sector exportador del país? En Colombia, las guerrillas atacaban oleoductos pero el problema remitió. En México la insurgencia del EPR voló una vez un gaseoducto paralizando la producción de enegía que afectó a las factorías que exportan a USA. Pero no he oído que las maquilas o el sector petrolero se vean afectados por la situación del país. Si en Colombia se lograra la paz con las FARC el país podría liberar una gran cantidad de recursos y canalizarlos a sectores productivos.
La cuestión es que esa estabilidad macroeconómica es un punto de partida para conseguir desarrollar el país. Miren los casos de Venezuela y Argentina. Venezuela va camino del abismo y Argentina va a tener que realizar un ajuste duro. En ambos casos habrá violencia.
No me esperaba que Sendero Luminoso hubiese ampliado su zona de actuación desde la última vez que leí algo sobre este grupo, qué mala noticia…