Estoy estos días avanzando lentamente por las páginas densas de Sufismo de Halil Bárcena. He sentido interés por las manifestaciones culturales del sufismo desde hace ya muchos años y ese viaje que tengo pendiente por el interior de Turquía hará una parada inexcusable en Konya. El sufismo es la rama mística del Islam y como todo fenómeno espiritual, tenemos en Occidente versiones light aptas para el consumo de masas como producto New Age. Halil Bárcena remarca por ello en su libro que no puede haber sufismo sin Islam. Y por ello me resulta relevante para un tema que he tratado aquí varias veces. La insistencia de los islamófobos occidentales en que en el Islam no hay lugar para corrientes, escuelas e interpretaciones. Que el Islam es único, monolítico e inamovible. Por tanto, afirman, no hay lugar para un Islam moderado, moderno y humanista, capaz de existir en paz dentro de las democracias occidentales porque el Islam es una religión de una naturaleza intrínseca totalitaria y violenta. El libro de Halil Bárcena demuestra que otro Islam es posible y que el islamismo es un fenómeno contingente.
Mi lectura de Sufismo viene al caso porque hace unas pocos semanas leí en su formato electrónico el libro La Quinta Invasión. Islamismo 711-2011 de José Donís Català, lo que me recuerda que no estoy dejando constancia de mis lecturas fuera del papel. La Quinta Invasión está escrito en un tono grandilocuente y panfletario. Arranca con una anécdota contada por un taxista y entra en el repaso de la historia de Al Andalus contando cómo en el año 475 de nuestra era nación la «nación más antigua de Occidente». Así que imagínense el resto, incluída una diatriba contra la izquierda caviar, a la que el autor identifica como bohemios burgueses («bobos»), demostrando de paso que no ha leído a David Brooks. Es de primero de carrera saber que una colección de anécdotas no demuestra nada y como sociólogo espero en un libro así datos, cifras, investigaciones o encuestas de opinión. Información y análisis que demuestren qué pasa en las comunidades de inmigrantes musulmanas. Algo como lo que hizo un equipo de reporteros del Channel 4 británico en su reportaje «Undercover Mosque». Y es que el autor, aunque no lo diga, me parece claro que trata de reproducir el tono y discurso del libro Londonistan de Melanie Philips.
El término «Londonistan» hace referencia a cómo la ciudad se convirtió en un nodo global del yihadismo por la actitud del gobierno británico de no interferir en las actividades de grupos islamistas radicales mientras sus actividades violentas tuvieran lugar fuera de las fronteras del país. Pero este libro, ya bastante famoso, cuenta el resultado de las medidas adoptadas por el gobierno británico para contrarrestar el yihadismo. Asumiendo que el terrorismo islamista era una desviación del Islam combatible enseñando el «Islam verdadero», el gobierno británico promovió y favoreció instituciones y grupos musulmanes sin molestarse en comprobar si lo que predicaban esos grupos era compatible con una sociedad moderna y democrática. En el fondo, lo que las autoridades británicas hicieron fue practicar el «indirect rule» de los tiempos coloniales bajo el nombre de multiculturalismo: Asumir a las comunidad musulmana como una masa compacta que manejar delegando la tarea en sus líderes. Lo que no queda claro es que los líderes religiosos fueran previamente mayoritarios y representativos, pero eso da igual porque el reconocimiento de las autoridades británicos los aupó a esa condición. El resultado fue la radicalización de comunidades inmigrantes donde islamistas radicales se conviertieron en hegemónicos mientras aquellas personas que aspiraban a una identidad secular se quedaron sin espacio social.
Otro flanco de la lucha contra el yihadismo en suelo británico fue asumir que el terrorismo islamista era el resultado de la opresión, discriminación y pobreza, no de una ideología, por lo que se decidió darle un tratamiento de víctimas a los miembros de una comunidad que estaba siendo un caldo de cultivo del odio y de valores antidemocráticos. Todo ello, sancionado en nombre del multiculturalismo («son sus costumbres y hay que respetarlas») y en nombre de la lucha contra la islamofobia. En la práctica consistió presionar a organizaciones cristianas porque su identidad iba en contra de la diversidad, proponer que se suspendieran actos en memoria del Holocausto «por ser un insulto a los musulmanes» o que abiertamente se pidiera que se aplicara un código civil diferente a la población musulmana. Todo ello ataques al sistema democrático, la libertad de expresión y otros fundamentos de las sociedades modernas y avanzadas. Las redes clientelares establecidas en las comunidades islámicas se convirtieron en un arma de doble filo, ya que el empoderamiento de los grupos islamistas los convirtió en una fuerza política notable.
El relato que hace Melanie Philips sobre el Reino Unido es bastante espeluznante. Aunque leyendo el libro no paré de dejar de pensar que muchas cosas que mencionaba eran imposibles de imaginar en España por la vigencia de la Ley de Partidos, la existencia del delito de «apología del terrorismo» y que el virus del posmodernismo no ha infectado tanto el mundo académico español. El problema está en el diagnóstico y las soluciones que presenta Melanie Philips. ¿Igualdad de la ley para todos? ¿Respeto de la liberta de expresión? ¿Defensa de la naturaleza secular de las sociedades occidentales? No, el problema para ella es la pérdida de los valores tradicionales y la disolución del orgullo nacional británico. La solución pasaría por volver a enseñar en las escuelas el orgullo por el Imperio Británico que llevó la Civilización a los pueblos primitivos, volver a ir a misa y educar a las chicas para que se comporten como señoritas, con lo que los islamistas no podrían aprovechar el vacío producido por la falta de valores. Y es que al final Melanie Philips no deja de ser conservadora cristiana bastante carca. Ahí la tienen escribiendo en el Daily Mail, que es ese periódico.
En el extremo opuesto tenemos Riot City de Clive Bloom que escribe sobre los disturbios de 2011 en Inglaterra, tanto de las prostestas de estudiantes universitarias en Londres como los saqueos en varias ciudades inglesas. En el libro pone los disturbios en el contexto histórico de otras revueltas y protestas juveniles en el Reino Unido en los últimos dos siglos, para señalar que no hay nada sorprendente o nuevo. En la parte en la que el libro narra los disturbios de 2001 es una mera recopilación de noticias bastante aburrida porque resulta una enumeración de incidentes. Pero es en la parte del análisis donde el libro llama la atención. Hay que recordar que los disturbios de 2011 arrancan por la muerte de un joven negro caribeño por disparos de la policía. En las siguientes noches, jóvenes de esa comunidad se dedicaron a prender fuego y saquear tiendas, con varios muertos por palizas, disparos o atropellos. Lo que empezó siendo unos de una comunidad étnica se extendió por varias ciudades de Inglaterra, sumándose también jóvenes de toda condición étnica y social. A pesar de los datos, hechos y cifras el autor procura por todos los medios descartar el papel de la etnia y cultura en los disturbios. A pesar de ello, muestra su perplejidad porque fuera un fenómeno meramente inglés, quedando Gales y Escocia al margen. ¿Será, por ejemplo en Escocia, que los inmigrantes se encontraron con una identidad nacional fuerte y por tanto pudieron asumir el relato de una identidad colectiva? Ahí están esas noticia de cómo la comunidad musulmana tiene su propio diseño de tartán oficial. Quizás sea cuestión de un perfil social diferente. Mirando en Internet sobre la comunidad musulmana de Escocia uno encuentra noticias sobre todo de emprendedores y profesionales. Pero lo relevante en esta reflexión son las soluciones que propone el autor. Sus referencias al aburrimiento y las faltas de tanto autoestima como una figura pàterna parecen un diagnóstico sacado de un capítulo de Hermano Mayor. Pero ese tabú de abordar cuestiones tales como por qué en determinados grupos étnicos del Reino Unido ha arraigado cierta cultura de la delincuencia hacen que el análisis cojee.
Y así, leyendo a unos y a otros, no puedo dejar de tener la sensación de que los análisis de conservadores y progres tienen tales sesgos que ni ayudan a esclarecer el problema ni aportan soluciones completas. Porque al fin y al cabo, no se trata de un problema que nos sea lejano.
Por otro lado, un informe del parlamento británico de septiembre del 2006 sobre el antisemitismo sentenciaba que “el antisemitismo contemporáneo en Gran Bretaña está ahora más extendido en el espectro político de la izquierda que en la derecha.”.
Impresiona la portada del libro de Donís. La bandera, es una estelada islamizada. Veo que el independentismo catalán es, de hecho, yihadismo camuflado, como el patronició del la Qatar Foundation al Barça demuestra.
Mal vamos si la gente se traga estas mierdas.
Esto me lleva a pensar que como españoles, como europeos, ¿hasta que punto debemos ser tolerantes?. Es decir, el islam se guarda de que occidente cale demasiado en sus sociedades (en Marruecos existe una ciudad santa donde los infieles tienen prohibido vivir, ¿se imaginan que eso ocurriera aquí?, ¿una ciudad española donde solo pudiesen vivir cristianos?), pero ellos procuran expandirse intentando imponer su cultura, su religión y su ley allá donde van, y acusan de racista al que les critica por ello o intenta impedirlo democraticamente. En Suiza se vieron obligados por ley a prohibir la construcción de mezquitas, ya que los minaretes estaban convirtiendo los idílicos paisajes alpínos en algo más parecido a oriente medio que otra cosa. Las protestas en el mundo musulmán no se hicieron esperar.
Aquí tenemos el mayor ejemplo de todos, cuando en el 711 un rey visigodo pidió ayuda a un sultán norteafricano para que luchara contra su propio hermano… El resto de la história ya la conocen ustedes. Un saludo.
Jose, no creo que haya que realizar acción alguna más que tener claro los valores democráticos y sus leyes. ¿Ofender a los practicantes de un religión debería ser delito? ¿Puede alguien imponer un código de conducta en su barrio? ¿Es lícito que alguien pueda intimidar a otro de cualquier manera por su manera de vestir o su orientación sexual? ¿Puede alguien pedir que a sus hijos educados en un colegio público se les dispense de las clases de gimnasia o música por su credo religioso? Si todo esto y otras tantas cosas se tuviera claro, no habría medida alguna excepcional que tomar.
Hola Jesús. Es cierto lo que dices, pero el punto de inflexión llega en el momento que la persona que viene de fuera (y que por lo general, es bien recibida) no trae buenas intenciones, y considera que la ley o costumbres vigentes del lugar al que llega, no se adapta a sus creencias e intenta imponer las suyas. A mí me dá igual que en mi barrio haya una mezquita, pero la cosa se tuerce cuando los musulmanes que acuden allí a rezar insultan y vejan a cualquier chiquilla o mujer que pase por allí, eso sin contar cuando el imán suelta sus diatribas anti-israelíes o anti-americanas y los creyentes salen de allí calentitos. Cuando yo he viajado al extrangero, antes de embarcar en el avión, procuro aprender cuanto puedo sobre las leyes usos y costumbres del lugar al que voy a viajar, y cuando llego tengo claro que puedo hacer, o donde están los límites, y eso es lo que parecen no tener claro los que vienen aquí.
¿Imponer qué costumbres? ¿Comer kebap, escuchar música raï o fumar en shisha? Porque si de lo que hablas es de diseminar ideas que son apología del terrorismo, intimidar a menores, violencia de género o financiar grupos terroristas sería tan sencillo como aplicar el Código Penal y cárcel o multa con patada en el culo llegado el caso.
Y confío en que así sea Jesús.
Sobre el sufismo es muy recomendable leer el completo «Las sendas del Alla», de Popovic publicado por Bellaterra. Aún así es interesante conocer la declaración de Yihad contra España que hicieron en 1920 las tariqas o cofradías sufíes de Xauen, principalmente la Buchichiyya que es la más numerosa y poderosa en el norte de Marruecos (y en cierta forma vinculada al Rey).
Jose, si no me equivoco, creo esa ciudad santa de Marruecos que mencionas es puede ser Mulay Idrís Zerhún, o Chefchauen. En el primer caso, no es cierto que los «infieles» tengan prohibido el acceso a ella; únicamente al santuario de Idrís I; y en el segundo, hace casi un siglo que se levantó esa prohibición y ahora se ha convertido en un reclamo turístico.
Saludos.
Uno de los problemas con esta gente que no se adapta y viene con malas intenciones es que es muy difícil expulsarlas. Primero porque los jueces progres han considerado que no se puede castigar más a un extranjero que a un nacional. A mismo delito misma pena y si no se va a expulsar a un nacional no se puede hacer con un extranjero. Así se dan los casos de delincuentes que consiguen la residencia en las legalizaciones masivas demostrando que estaban mostrando como estaban esos años en la cárcel. Tampoco se les puede expulsar para que cumplan la condena en sus países de origen, porque esa es una opción que queda a su albedrío, y claro prefieren estar en una cárcel occidental.
Y luego hay un añadido. Si ellos alegan que en su país de origen van a ser sometidos a tortura o van a ser condenados a la pena capital, la expulsión se convierte en prácticamente imposible.
Guantanamo no es un capricho, es por habernos atado demasiado a nosotros mismos en occidente.
Buenas
Si en tú post hablas de Islamofobia. ¿Por qué no hablas también de Islamofilia?
Los hechos son los hechos.
Yo desde 2005, vengo escribiendo en blogs, y en artículos académicos, unos en publicaciones donde publican los de ciencias blandas, sociologías, derechos, economistas, etcs…y otros artículos donde pulicán los de ciencias duras, físicos, matemáticos, ingenieros, etc, y en todas mis publicaciones, aparece la palabra YIHAD, y aparece el concepto de yihad para reconquistar España, y convertirla en AL-Andalus, y yihad, para conquistar todo Occidente.
En 2005, los que no pensaban como yo, por ejemplo «El lobo», “De Ugarte”, …… y todos los especialistas del País, el País del amanecer islámico, diría yo, NO hablaban de YIHAD.
Ellos el término que usaban era TERRORISMO INTERNACIONAL, no YIHAD. Los que usábamos el término YIHAD; eramos tildados de Islamofobos, por hablar de yihad y documentar la yihad del ISLAM, de todo el ISLAM a Occidente.
De hecho los grandes progres pro_Islamicos, del Imperio, de Prisa, a través de su Universo Mediático repetían un Mantra:
“Yihad en el esfuerzo personal, la guerra personal por ser bueno, y los que escriben que Yihad es la guerra, por conquistar España, por conquistar Occidente, son unos Islamofobos”.
Clase de equivalencia de estos «especialistas», una tal Genmma, nombrada directora de la casa Arabe en España, durante el Zapaterismo
Veo que ya nadie escribe, en 2013, de Terrorismo Internacional, se escribe sobre YIhad.
Ahora Jesús escribe sobre Yihad, y ahora el debate, al apreder es de si todos los moros, en el entorno local, y todos los musulmanes en el entorno global, practican la Yihad. Ahora toca disfrazar la yihad.
Bueno Jesús en 2005 los de la Islamofilia, entre los que tú te encuentras, escribíais sobre terrorismo internacional, y calificabais a los que usaban y comenzában a divulgar, en una España idiotizada por el Zapaterismo y la Alianza de Civilizaciones, el peligro extremo de la Yihad, los calificabais de Islamofobos.
Observo, no sin una sonrisa, que hoy, 2013, todos usan en el entorno académico y de blogs, incluido el PAis del amanecer islámico, el término YIHAD.
Parece que ahora el debate, es si todos los musulmanes y moros son malos, o hay musulmanes y moros buenos y otros malos. Bueno si ese es el debate, yo como islamofobo, opino y tengo todo el derecho, de tener fobia al Islam, como tú tienes derecho de tener filia al Islam, no deja de ser un juicio de valor, islamofobo o islamofilico, pues yo opino, que en ese debate lo tengo claro:
En términos estadísticos, no hay Moros ni Musulmanes, buenos y malos. En términos estadísticos hay Moros y Musulmanes, malos y otros peores.
Opinión avalada por lo que está ocurriendo en Egipto, Libia Siria…etc, y por ser alguien que ha leído, con detalle el Corán, y el Corán dice lo que dice.
Y el buen musulmán tiene que poner en práctica el Corán, y por lo tanto el buen musulmán que tiene que poner en práctica las enseñanzas del Corán, automáticamente se convierte en malo o peor, pues las enseñanzas del Corán son las que son. Por ejemplo sura 9 del Corán.
Por ejemplo ningún cristiano tiene ningún problema con su libro, los evangelios, que nos narran la vida de Jesús. No hay nada en los cuatro Evangelios, que si lo sigues te convierta en malo o en peor. ¡Qué le vamos a hacer, en el Corán no ocurre lo mismo!
Por cierto dos toques de rabiosa actualidad.
1- El vecino Moro, Marruecos, acaba de aprobar por un tribunal Islámico, la pena de Muerte a todo Marroquí que abandone el Islam y se declare ateo o se pase a otra religión. Se está tramitando que esta fatwua, se convierta en ley del código civil del Reino Moro de Marruecos.
2- En el Reino Moro de Marruecos, un activista de redes sociales, está desaparecido desde hace una semana, tras escribir un tuit sobre que no hay más Dios que Micky Mouse. Se conoce que las fuerzas de seguridad de Marruecos, han molestado a sus padres, y has registrado su domicilio
3- Para los que el libro de José Donis, les parece una exageración. HOY en día el foco de ISLAM RADICAL más peligroso, más peligroso de todo Occidente, se encuentra en CATALUÑA. Consenso de todos los servicios de Inteligencia, y preocupación manifestada de palabra por Merkel a Rajoy en su último encuentro, por cierto fuera de la agenda previa de temas a tratar.
Los musulamens y moros en Cataluña están totalmente descontrolados, y por no saber no se sabe ni su número. Una gracia resultado de las políticas antiespañolas, por las cuales cualquier musulmán del mundo mundial, se podía y todavía se puede empadronar en Cataluña, por Internet en la Web del pueblo.
Saludos y a ver si hay suerte y dentro de 10 años, en 2023, no tenemos que estar debatiendo tú y yo, presos en una cárcel islámica en España, convertida en Al-Andalus, desde la Republica Islámica de Cataluña, por conducta Islamofoba, sobre quien es islamofobos y quienes son islamofilios.
«¿Por qué no hablas también de Islamofilia?»
Porque me intención era señalar el diferente tratamiento que daban varios autores al asunto de la inmigración musulmana en Europa. La «Islamofilia» me parece un fenómeno anécdota. Y quizás sería más interesante hablar del relativismo moral posmodernista, con el que creo que alguna que otra vez me he metido.
«En 2005, los que no pensaban como yo, por ejemplo “El lobo”, “De Ugarte”, …… y todos los especialistas del País, el País del amanecer islámico, diría yo, NO hablaban de YIHAD».
He usado la herramienta de búsqueda y he encontrado que, entre otras cosas, en julio de 2005 titulé «La Yihad llega a Londonistán» para hablar de los atentados que allí sucedieron. Por su parte, David de Ugarte animó a Amaya del Amo a escribir un blog titulado «La Yihad vista por los árabes» allá por 2004.
Creo que aquí y en otras ocasiones he dejado claro que creo que bastarían las leyes dentro del marco democrático para tratar cualquier amenaza.
Yo creo que si hay por ahí una cierta corriente de islamofilia, en parte relacionada con los relativistas y los multiculturales, pero aún más allá. Quizás proviniendo de otros orígenes si ha habido quien ha dado cancha a los islamistas haciendolos pasar por moderados y modernos. Y otro tercer sector proviniendo del más rancio anticapitalismo e incluso directamente del marxismo, ha visto en el Islam la encarnación de la lucha antioccidental. De hecho algún sujeto ha pasado el marxismo científico a convertirse en musulman.
Yo también creo que las leyes propias de países democráticos pueden parar la infiltración yijadista, peroooooooo, habrá que cambiar o reinterpretar algunas leyes, eso si, dentro perfectamente de la democracia.
Hola, Jesús.
Me ha gustado tu reseña de La Quinta Invasión, y en mi opinión se acerca mucho a lo que quise escribir aunque a ti no te guste. No me interesaba hacer un texto académico lleno de referencias, encuestas y aridez de datos, sino un pequeño panfleto para despertar conciencias. Por supuesto no considero el islamismo contingente del islam, al contrario, el islamismo como fuerza política es la esencia misma del islam-religión. Y sí, Hispania como nación visigoda nace en el 475, siendo por ello la nación más antigua de occidente, si bien es comprensible que otros se remitan a los Reyes Católicos o incluso a la Pepa, pero yo no lo veo así.
pqs:
Gracias, me alegra que la portada cumpla su objetivo, eso es lo que buscaba cuando la diseñé. De hecho, esa es mi profesión real, diseño y pintura.
Tengo algunos ejemplares en papel y, si a alguien le interesa, no tengo inconveniente en regalarlos a quien me lo pida. Paga los portes en correos y ya está.
Un saludo.
Una nación en el año 475?! Surrealista. La inventiva del nacionalismo, español en este caso, es infinita.
Pues ya me contarás cómo llamas al reino de Hispania. Desde el 475 existe el conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno; existe el territorio de ese país, y existe el conjunto de personas de un mismo origen (romano y godo), que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común. Claro que, si consideras a la RAE surrealista entonces el problema de inventiva lo tienes tú mismo.
Muy buenas
Estimado Donis, completamente de acuerdo, El Reino de Hispania Visigodo, la nación más antigua de Occidente, y no lo decimos ni usted ni un servidor, lo dice y por escrito, San Isidoro de Sevilla, el primer historiador moderno, que explica la forja de una nación, Hispania, tras el derrumbe del imperio Romano de Occidente, como la suma de tres sustratos, los Hispanoromanos, los invasores Visigodos, y las tribus Astures del Norte. San Isidoro explica la razón de la forja de una nación HispanoRomanaVisigoda, y también explica por que ese fenómeno no ocurre en el resto de las antiguas provincias del imperio. Sólo hay que pensar en lo tardío de la aparición de un Rey de Francia , que finara sobre toda la antigua Galia.
Pero no espere usted, estimado Donis, que aquellos criados y adoctrinados en la eso del nacionalismo antiespañol sepan o conozcan la obra se San Isidoro, o sepa y conozcan la historia de su Nación.
Saludos
El concepto de «nación», en su sentido contemporáneo, nace con la Revolución Industrial, el Romanticismo y las Guerras Napoleónicas. Proyectarlo en el pasado y más, a la Alta Edad Media, es una anacronía. Por muchos siglos a los que se remonte el uso de ese palabra. Pero tampoco se puede ir por la vida esperando que la gente se ponga a hablar de nacionalismo sin haberse leído a Gellner, Anderson y Hobsbawm.
En efecto, así es redescomplejas, y no solo porque Isidoro fuera el mayor sabio del mundo desde Agustín de Hipona, sino porque su propia hermana Teodora fue reina de España (esposa de Leovigildo). «¡Oh, España! La más hermosa de todas las naciones que se extienden desde Occidente hasta la India. Tierra bendita y feliz, madre de muchos pueblos», decía el sabio.
Jesús, para empezar eres tú quien habla de «nacionalismo» ¿? sin venir a cuento, precisamente en relación al islam ¿¡!? que es la no-patria. Y en segundo lugar decides que «nación» es la acepción ligada a tal concepto, del s.XIX, obviando toda la Historia. Una especie de adanismo muy a la moda actual, que puede ser válido para otras cosas pero no para un pequeño resumen histórico, tal y como hago en La Quinta Invasión.
Resumiendo, el fallo en tu análisis es considerar el islam-religión como anterior al islam-política, como hechos separados en el que la tiranía política es solo una especie de malformación islámica. Pues no, el islam es fundamentalmente un sistema político totalitario, más parecido al nazismo y el comunismo que a cualquier movimiento religioso. Por supuesto, incluso dentro del islam es posible el crecimiento espiritual, la mística, el bien… como lo son con la cienciología o la secta moon, pero no es esa su esencia. El islam nace en el 622 cuando se crea el Estado islámico en Medina, primer año de la Hégira, un señor de la guerra se convierte en dictador y desde entonces no han dejado de matarse.