Brasil, potencia naval en el Atlántico Sur

El fin de semana pasado me tocó sesión presencial en el Instituto Universitario General «Gutiérrez Mellado». Alguien que me da clase puso como ejemplo a Brasil de un país cuyos documentos estratégicos publicados no hacen referencia a decisiones tomadas. Mencionó el caso de los submarinos que Brasil ha comprado. Se trata de submarinos de la clase Scorpène comprados a Francia junto con tecnología para fabricar un submarino de propulsión nuclear. Brasil se convertiría así en el sexto país del mundo capaz de desarrollar ese tipo de submarino después de EE.UU., Rusia, Reino Unido, Francia y China. El pasado día 1 de marzo la presidente Dilma Rousseff inaguró el astillero del que saldrán los nuevos submarinos nucleares brasileños. En mi cabeza saltó enseguida una sola idea: ¡Cuenca pré-sal!. Un alumno intervino para decir que el objetivo de Brasil era proteger la Amazonía, el «pulmón del planeta» de las ambiciones estadounidenses y europeas. Se me escapó «¡cuenca pré-sal!«. Y no paré de comentárselo a cuanta persona se cruzó por mi camino el resto del día. «¡Cuenca pré-sal!«.

Días más tarde, en el aeropuerto de Barajas, me encontré que el número de febrero de 2013 de la revista Atenea traía en su portada a Brasil. 5 artículos y 16 páginas dedicados a Brasil. Y una sola mención a la cuenca pré-sal. Así que me llamó la atención lo inadvertido del asunto que ni siquiera tiene entrada en la Wikipedia en español, no así en portugués, inglés e hindi. También le dedican un espacio la versión en español de las páginas web del gobierno brasileño y de la empresa Petrobras.

Camada Pré-Sal

La cuenca pré-sal se trata de un área del Océano Atlántico frente a las costas del Brasil donde una importante yacimiento de petróleo quedó atrapado en rocas porosas más allá de una capa de sal petrificada a gran profundidad por debajo del fondo marino. Su extracción entraña grandes dificultades técnicas e inversiones multimillonarias.

Según The Economist, las reservas estimadas de Brasil antes de la exploración de la cuenca pré-sal era de 20 billones de barriles y ahora son de 50 billones. A modo de comparación, Reino Unido y Noruega suman en el Mar del Norte unas reservas de 62 billones de barriles. Pero apunta The Economist que la cifra de 50 billones es acorde a las estimaciones más conservadoras.

Brasil es un país que la esfera internacional ha promovido el diálogo y el multilateralismo. Es un miembro activo de Mercosur y UNASUR. Pero ha tomado una decisión contudente respecto a la defensa de sus riquezas naturales en el Océano Atlántico, la Amazônia Azul. La Marinha do Brasil es la única rama de las fuerzas armadas brasileñas que ha visto aprobadas sus programas de modernización y adquisición. El ejército brasileño tiene como punta de lanza carros de combate M60A3 y Leopard I de segunda mano que ya estaban superados tecnológicamente al final de la Guerra Fría. La fuerza aérea lanzó un programa de adquisición de un cazabombardero avanzado, el programa F-X, a principios de la pasada década pero lo vio suspendido para finalmente adquirir Mirage 2000 franceses de segunda mano. Una reedición del mismo programa, el FX2, se ha visto sucesivamente retrasado. La armada brasileña, en cambio, tiene un ambicioso programa de adquisición de fragatas, submarinos y patrulleros de altura.

La armada brasileña no sólo ha adquirido cuatro submarinos convencionales de ataque Scorpène nuevos a Francia y la tecnología para el desarrollo de su propio submarino nuclear, sino que pretende adquirir alrededor de media docena de fragatas y media docena de patrulleros de altura. Sobra decir que en todas partes, los brasileños no se privan de decir que el refuerzo de su poder naval es por petróleo de la cuenca pré-sal. Lo cual no está nada mal para un país pacífico, dialogante y multilateralista.

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