Tal como dijimos la intervención en Libia de la OTAN iba a llevar a una partición de facto del país. Ninguno de los dos bandos es suficientemente fuerte para solucionar militarmente el conflicto. Por una lado en la Cirenaica se mantiene un frente más o menos estable mientras que en la Tripolitana la intervención de la OTAN permitió levantar el asedio a la ciudad y permitir a los rebeldes tímidamente pasar a la ofensiva.
Por ahí he leído que la prolongación de la guerra civil en el país es el reflejo de la debilidad militar de los países europeos de la OTAN incapaces de derrotar a las fuerzas progubernamentales de una país de 6,5 millones de habitantes que tienen tecnología soviética de segunda fila de los años 80.
La realidad es que la activación de una fuerza anfibia de la EUROMARFOR habría puesto fin al conflicto en pocas semanas pero habría puesto a la Unión Europea en una situación parecida a la de Estados Unidos en 2003, convertido entonces en dueño del destino de un país. En España el gobierno se habría encontrado con los indignados con pancartas de «No a la guerra» y la derecha mediática habría hecho la ola. Mientras que en Francia, Italia o Reino Unido la oposición habría cuestionado una nueva misión internacional intensiva en tropas y recursos con la guerra en Afganistán sin resolverse.
Al contrario de lo sucedido en 2003 en Iraq, en Libia hay un gobierno rebelde. Pero, ¿qué papel habrían tenido las fuerzas europeas si tras la caída del régimen empezara una campaña de represalias contra sus miembros y partidarios? ¿Cómo se habría reaccionado a acciones de insurgencia llevadas a cabo por miembros del régimen? No lo sabemos pero sí sabemos quiénes están sufriendo las consecuencias de las soluciones europeas a medias a la crisi libia: El pueblo sirio.
El régimen sirio, uno de los últimos bastiones del socialismo árabe, ha contado con la bula para matar de la opinión pública internacional. Miren de qué se ocupen los que hablan de solidaridad con la causa árabe y verán que no dedican ni una línea a Siria. Conversen con cualquiera indignado con el «genocidio palestino» (sic) y descubrirán que jamás oyó hablar de lo que pasó en Hama en 1982 (mucho menos lo que sigue haciendo Hamás). Es lo que tiene sufrir bajo un régimen dictatorial enemigo declarado de Israel.
A pesar de la falta de entusiasmo popular los países europeos de la OTAN intervinieron en Libia. ¿Por qué no en Siria? Creo que el pueblo sirio, como el ruandés, sufre la inexorable ley del péndulo de las misiones internacionales. Tras una intervención militar internacional fallida, como la de Somalia en 1992, la opinión pública y los gobiernos se vuelven mucho más escépticos ante su capacidad para resolver crisis y actúan de forma pasiva en la siguiente crisis importante. Pero hay otras razones a considerar.
Militarmente el régimen libio es bastante débil a pesar del fin del bloqueo a la venta de armas a Libia. La mayor parte de su armamento data de los años 80, cuando la Unión Soviética vendía versiones capadas («monkey versions») a sus aliados de fuera del Pacto de Varsovia.
Tras los asaltos de la población a los cuarteles e instalaciones militares se descubrió que el material de guerra estaba en muy malas condiciones. El régimen estaba más preocupado de las amenazas internas que las externas, por lo que sólo las unidades de la «Guardia Revolucionaria» habÃan empezado a recibir material moderno. La debilidad militar del régimen era tal que se vio obligado a contratar matones de países subsaharianos.
Siria en cambio nunca ha sido sometida a un embargo de ventas de armas. A pesar de la falta de compras en los años 90 por perder la fuente soviética de armas a precios políticos lleva una década modernizando sus fuerzas armadas sin las restricciones a la exportación de tecnología de la U.R.S.S. Sistemas de armas como los misles tierra-aire S-300 y antibuqe Yajont son muy superiores a los desplegados por Libia, representante lo mejor de la tecnología rusa y nunca han sido enfrentados por las fuerzas armadas occidentales.
Las hipotéticas operaciones militares contra Siria no sólo se enfrentarían a armás más sofisticadas sino que enfrenterían enormes problemas logísticos. Los aviones británicos y franceses lanzaron sus primeros ataques desde sus propias bases gracias a aviones de repostaje en vuelo. Posteriormente los aviones de la OTAN se instalaron en varias bases del sur de Italia e incluso helicópteros han participado despegando de buques en el Golfo de Sirte.
¿Con qué bases podría contar la OTAN? En Chipre hay dos enclaves británicos, vestigios de la era colonial con una base aérea. La Grecia continental quizás podría servir de plataforma con distancias hasta Siria mayores a las que hay entre Italia y Libia. Pero Siria comparte frontera con Turquía, país de la OTAN. ¿Qué papel para Turquía en esta crisis? ¿Si el régimen sirio viera amenazada su existencia no cabría esperar represalias con sus armas estratégicas? Y sobre todo, ¿qué papel para Israel? ¿Trataría, como el régimen de Saddam Hussein en 1991, de implicar a Israel en el conflicto?
Incluso suponiendo que las fuerzas de la OTAN fueran capaz de lanzar una campaña aérea contra el régimen sirio para frenar la represión armada de las protestas quedarían dos cuestiones. La primera es la propia validez del poder aéreo por sí mismo para alcanzar objetivos estratégicos. Algo que ha quedado en entredicho varias veces, como en el caso de la Guerra del Líbano en 2006. Y la segunda es ¿bombardeos para qué? En Libia hay un gobierno rebelde y una oposición armada. En Siria la OTAN podría bombardear objetivos militares y claves del régimen ¿pero sería útil sin «boots on the ground»?
Una caída del régimen sirio reconfiguraría el orden internacional en Oriente Medio de una forma muy interesante pero es difícil que veamos una acción militar externa. ¿Quedan alternativas?
Yo añadiría un tercer factor que diferencia a Siria de Libia.
Los padrinos.
Libia se ha encontrado sin amigos. Ni China ni Rusia eran amigos (o padrinos). Tras la invasión de Iraq se vio que los compromisos previos eran basicamente respetados. Por lo que tanto rusos como chinos saben que no les van a echar así como así aunque ganen los rebeldes.
Pero el caso de Siria es diferente. A Irán le es vital mantener a Siria como país aliado. Y quien se meta en Siria tiene que saber que Irán jugará su papel.
Y siguiendo con la idea que apunta Dani, también está la presencia en Líbano de Hezbollah, una especie de «estado dentro del estado» con la capacidad de desestabilizar completamente la región y que es la prolongación de Irán.
Por cierto que la comunidad internacionallleva años (desde Bush hijo) intentando atraer a Siria al «lado bueno de la fuerza» y romper así la amistad Damasco-Teherán. Han sido años de guiños de todo tipo, absolutamente inútiles.
¿Por cierto, qué opinión tienes respecto a la «diáspora siria» en Europa y EEUU? ¿Es disidencia? ¿No se están movilizando?