¿Un ejército en crisis?

Si tuviéramos que hablar de los problemas de las fuerzas armadas españolas empezaríamos por dos cuestiones cruciales: La insuficencia de los presupuestos y la falta de tropa (soldados y marineros).

España es uno de los países desarrollados que menos gasta en defensa. Dentro de la OTAN es el país que tras Luxemburgo menor porcentaje de su P.I.B. dedica a defensa. El salto de un ejército de soldados de reemplazo a uno profesional se hizo durante la primera legislatura en la que gobernó el Partido Popular con apoyo de CiU. Fue en aquellos tiempos en que los cachorros del PP pasaron de corear «Pujol, enano Habla castellano» al «Pujol, guaperas. Habla como quieras».

En los llamados «Pactos del Majestic» quedó enterrado el sistema de conscripción y se abrieron las puertas a un ejército profesional. En un país donde el servicio militar obligatorio había llegado a ser tan impopular cabe imaginar que se podía haber abierto el debate partiendo de la idea evidente que un ejército profesional tenía un mayor coste económico. Al fin y al cabo, de aquellas decenas de miles de soldados de reemplazo que cobraban poco más de mil pesetas al mes se iba a pasar a unas fuerzas armadas cuya tropa debían cobrar un sueldo digno. Se decía además que aquellas fuerzas armadas profesionales siendo más pequeñas serían capaces de lo mismo o más al modernizarse sus medios.

Pero no hubo debate. No hubo aumento de los presupuestos de defensa. Eran los tiempos de apretarse el cintura para ajustarse a los Criterios de Convergencia europeos. Y lo que es peor: El sistema de profesionalización de las fuerzas armadas adoptado por el gobierno del PP concebía a los soldados profesionales como trabajadores temporales. En un país donde la aspiración del currito medio es un contrato permanente que le permita hipotecarse y pagar las letras del coche, las fuerzas armadas ofrecían contratos de tres años renovables a un máximo de seis.

Que no se cubrieran las plazas de tropa y marinería llevó a la disolución de unidades, al amarre de fragatas, a la incorporación de extranjeros y a la bajada del listón en los requisitos físicos e intelectuales aplicados a la tropa. El necesario cambio de la legislación sobre tropa y marinería lo llevó a cabo el gobierno socialista en la anterior legislatura. Pero estaríamos equivocados si creyéramos que todos los problemas de las fuerzas armadas españolas se acabarían mañana derramando sobre ellas millones de euros y alistando las decenas de miles de soldados y marineros que faltan. Porque cabe preguntarse primero qué criterios habría que seguir en el gasto de ese hipotético dinero caído del cielo y en la distribución de los soldados. Y lanzada la pregunta el siguiente paso es preguntarse sobre lo acertado de los criterios que se siguen al respecto actualmente.

Es un debate que he mantenido ya en su momento y resulta que somos unos cuantos los que observando nuestras fuerza armadas desde fuera apreciamos una notable diferencia entre las fuerzas de tierra, mar y aire. Pareciera que con los magros presupuestos actuales y el déficit de tropa la Armada y el Ejército del Aire han sabido dotarse de los medios necesarios y adaptar tanto los esquemas organizativos como las doctrinas operativas.

Mientras, el Ejército de Tierra vive en una permanente crisis existencial desde el fin de la Guerra Fría. Ya hemos perdido la cuenta de los planes de reestructuración (META, NORTE, RETO…) y del batiburrillo de entidades (Fuerza de Maniobra, Fuerza Terrestre, Fuerza de Acción Rápida) que han ido generando. Cada plan de modernización ha sido siempre un plan de reducción y tras el plan NORTE (Nueva Organización del Ejército de Tierra) corrió el chiste que el siguiente en aplicar sólo podría ser ya el plan SUR (Supresión de las Unidades Restantes).

En cuanto a los materiales el Ejército de Tierra sufre un retraso histórico. Entrado el siglo XXI está incorporando los elementos fundamentales de la guerra mecanizada aeroterrestre adoptada por los países de la OTAN en los años 80: El carro de combate pesadamente blindado y ágil, el vehículo de combate de infantería y el helicóptero de ataque cazacarros. Los tres programas (carro Leopard 2E, el VCI Pizarro y el helicóptero Tigre) no sólo llegan tarde, sino que han sufrido enormes retrasos y problemas.

Para colmo el Ejército de Tierra ha vivido la paradoja de que sus principales programas tecnológicos hayan sido irrelevantes, desde el punto de vista práctico, en el quehacer diario de las misiones internacionales donde nuestros soldados se la están jugando. En Bosnia, Kosovo, Líbano, Iraq y Afganistán las patrullas diarias se han hecho y se hacen en los ya superados BMR. Aún peor: Los programas de adquisición de vehículos especialmente protegidos a pruebas de minas que fueron lanzados con carácter de urgencia también han tenido problemas y retrasos.

El asunto da para un amplio debate en el que no voy a entrar aquí. Aunque sin duda es un debate necesario. Por eso es destacable que el Grupo de Estudios Estratégicos publicara el 8 de julio de este año uno de los primeros intentos de plantear la cuestión en público. El artículo «Rompiendo moldes. ¿Qué Ejército necesita España?» es obra de Antonio J. Candil Muñoz, coronel del Ejército de Tierra en la reserva. Lo cual le confiere más valor a las opniones de su autor.

El coronel Candil Muñoz no se anda con rodeos:

Si el Ejército fuese auditado hoy, como se hace en la mayoría de las empresas serias de España, las conclusiones serían tremendas y la mayor parte de la estructura de dirección sería reemplazada. (pág. 2, 1ª columna)

Si decíamos que el Ejército de Tierra no pasaba la comparación con las otras dos ramas de las fuerzas armadas españolas en la manera de superar el reto de la modernización es porque hay problemas de fondo. El coronel Candil Muñoz apunta también:

Posiblemente la raíz de los principales males que aquejan al Ejército español esté, después de todo, en el propio Ejército. (pág. 2, 2ª columna 2)

A pesar de que el GEES sea un think tank en la órbita del Partido Popular en el anális no se pasa por alto las responsabilidades del gobierno de Aznar:

[L]a profesionalización, llevada a cabo muy demagógicamente por el Sr. Eduardo Serra y el gobierno anterior del PP. (pág. 8, 2ª columna)

El análisis tiene su enjundia y merece ser la pena leído. Pero resulta que va al meollo del asunto a partir de la mitad de la segunda columna de la página 8 (tomo como referencia la versión en PDF). Todo lo anterior es una puesta de antecedentes donde el señor Candil Muñoz, coronel en la reserva, nos cuenta que el mundo y los conflictos armados han cambiado. Que es precisamente el asunto principal de este blog. Y esa parte del artículo me parece más que discutible. Pero de eso hablamos otro día.

7 comentarios sobre “¿Un ejército en crisis?

  1. Comparto tu análisis. Creo que en España todavía no se comprendo que la operatividad y la eficacia de las FFAA son parte del avance del país y además crea puestos de trabajo.

    Dices que la Armada y el Ejército del Aire han superado con mucho al de Tierra. ¿No crees que hay una mentalidad poco profesional arraigada en muchos militares del Ejército de Tierra?

    Me ha gustado mucho lo que he leído de tu blog. Me interesan los temas de Defensa, aunque reconozco mis amplios desconocimientos.

  2. Un ejercito profesional ya laureado allí por donde pasa (misiones ejemplares), a pesar de lo paupérrimo de su situación (BMRs y demás vetustas reliquias).

    ¿y la reserva? Un ejercito profesional sin una potente y organizada reserva no tiene sentido. Hoy en España unos 5.000, la mayoría oficiales y suboficiales (otro sin sentido). Sin promoción, protección ni soldada. En fin una ridiculez…

    Saludos apreciado amigo.

  3. Contesto por partes:

    -No creo que en el Ejército de Tierra haya un problema de falta de profesionalidad. No es que los teniente coroneles al frente de batallones mecanizados sean malos jefes de unidades mecanizadas o los cabos primeros que lideran pelotones de fusileros sean una nulidad. El problema es de organización y doctrina. Y las causas del desaguisado sospechamos está mucho más arriba que por donde se mueven tenientes coroneles o cabos. El coronel Candil Muñoz también apunta alto: A los altos mandos que no se enfrentan al poder político reclamando lo que es justo y necesario. Y que año tras año permiten que las cosas sigan como están.

    Un ejemplo, para que sepamos todos de qué hablamos: El Ejército de Tierra ha terminado con «cachivaches» producidos por la industria nacional que han resultado ser una castaña. Y nunca ha pasado nada. ¿Es que la Armada ha tenido más suerte porque la industria naval militar en España sabe hacer las cosas bien? ¿O porque, por ejemplo, cuando al Cuerpo de Infantería de Marina (que pertenece a la Armada) le han intentando colar un truño nacional ha habido almirantes y generales al quite?

    -¿Hace bien España en no gastar en Defensa? Vale. Pero luego no nos quejamos de que nos tomen por el pito del sereno acá, no tengamos la posibilidad de proteger a nuestros pesqueros allá y cuando venga el lobo no nos quede más remedio que esconderse bajo la cama.

    -Repitiendo lo dicho en el primer punto, los problemas no vienen porque los nuestros no sepan hacer bien su trabajo. La cuestión es si les dan los medios y la oportunidad para demostrarlo.

    Y en cuanto a la Reserva Voluntaria cuando la crearon pensé inmeditamente en el mando de Asuntos Civiles y de PSYOPS del U.S. Army que están formados en su casi totalidad por reservistas. Pensé en todo el juego que podrían dar, por ejemplo, ingenieros técnicos agrícolas o arquitectos técnicos como reservistas en misiones internacionales donde se llevaran a cabo tareas de reconstrucción y estabilización. Pero claro. Para eso habría que tener claro muchas otras cosas. Y no es el caso en España. Otro tren perdido.

  4. Hola amigo. Hacia tiempo que no publicabas. Me ha resultado más interesante la respuesta que has dado que el artículo en si. No te enfades, el artículo tambien es muy bueno.

    Pero no estoy de acuerdo contigo respecto al ET. No ha sido un problema de interlocución con los políticos. El problema ha sido la falta de visión y la alergia a ciertos sacrificios por arriba.

    Sobran mandos. Pero en vez de decirles a sus subordinados. «Lo siento macho no vais a llegar (a coronel, general o lo que sea)» O «Lo siento compañero pero tu base la tenemos que cerrar» Lo que se ha pretendido hacer es mantener un montón de mandos y de bases abiertas para dar trabajo a los compañeros. Y es que hoy día con las mujeres trabajando es muy impopular cerrar una base que supongo el traslado de la unidad. Lo peor del caso es que al final se cierran y se trasladan igualmente, pero con años de retraso.

Los comentarios están cerrados.

Esta web funciona gracias a WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: