Superar la Segunda Guerra Mundial de una vez

Hace tiempo me llamó la atención que entre las novedades de historia militar que se publican en España siempre abundan los libros sobre la Segunda Guerra Mundial. Llegó un momento en que lo que podía ser una sana curiosidad histórica e intelectual empezó a resultarme cansina y aburrida. Reconozco que, como todo el mundo, crecí considerando aquella guerra como un conflicto épico y mítico que estaba en una categoría aparte. Simplemente haciendo un repaso a una lista de conflictos armados y otros «desastres antropogénicos» (como los llama la Wikipedia) ordenados por número de víctimas vemos que en términos cuantitativos, la Segunda Guerra Mundial es un evento sin igual. Pero si repasamos las modalidades de conflicto y escenarios veremos también que la Segunda Guerra Mundial ofrece una variedad de temas insuperable: grandes batalles convencionales de armas combinadas y también fuerzas insurgentes, operaciones especiales o espías; batallas terrestres y navales al norte del Círculo Polar Ártico, campañas en el desierto del Norte de África y campañas en las selvas de Birmania y Melanesia; grandes operaciones de asalto anfibio y operaciones paracaidistas; una encarnizada batalla industrial y tecnológica entre potencias, además de un enfrentamiento de aparatos de propaganda, información e ideas, etc.

La variedad de temas de la Segunda Guerra Mundial que son relevantes para el presente y el futuro es enorme. Pero en cambio, si uno repasa los catálogos editoriales encontrará ciertos patrones. Y claro, llegó el día en que me empezó a resultar sospechosa la publicación del enésimo libro sobre alguna oscura división de voluntarios de la Waffen SS o el enésimo libro sobre uniformes e insignias de alguna organización auxiliar del Tercer Reich. Evidentemente, conociendo los orígenes ideológicos de los hermanos fundadores de la revista Soldiers o sólo prestando atención al personaje que da nombre a la editorial Galland Books y el origen del nombre de su colección Stug3 uno sabe a qué atenerse. Y así no nos llevamos sorpresas cuando en una de las periódicas ferias de coleccionismo militar que se celebran en Madrid aparecen cosas de muy mal gusto.

El otro gran manantial bibliográfico de la Segunda Guerra Mundial son las hazañas anglosajonas. Y aquí se produce un fenómeno curioso de amnesia colectiva o de trasducción de la memoria histórica. Resulta que la Segunda Guerra Mundial se ha convertido en el equivalente bélico del Clásico. Y de la misma manera que los goles del Madrid o del Barcelona son celebrados con pasión por aficionados de Pakistán, Perú o Papúa Nueva Guinea, hay un sector de aficionados a la historia militar en España que decidieron ser hinchas de Estados Unidos o el Reino Unido. Así que predican sobre la Batalla de Inglaterra o el Día D como si aquella película fuera con nosotros. Su excusa es que celebran que aquella Band of Brothers saltó en paracaídas sobre Europa para liberarnos a todos del nazismo, por lo que debemos recordar y celebrar su sacrificio. Claro está, que es una pirueta complicada. Porque los nuestros lucharon en la cabeza de puente del Vóljov, el lago Ilmen y en la defensa de Krasni Bor. Y España no vivió en democracia hasta varias décadas después.

La División Azul según Augusto Ferrer-Dalmau

Esa necesidad de sentirnos parte de las celebraciones de una victoria que no fue nuestra y de una épica que no nos pertenece ha llevado a rescatar y sobredimensionar el papel de la 9ª Compañía del Regimiento de Marcha del Chad de la 2ª División de las Fuerzas de la Francia Libre. Desde luego creo que el papel de aquella unidad nutrida de exiliados españoles en la liberación de París es interesantísima. Pero menciono aquí el nombre completo de la unidad porque ya he leído por ahí menciones a la 9ª Compañía, «la Nueve», como si ese fuera el nombre de la unidad a secas y no hubiera otra 9ª compañía en las Fuerzas de la Francia Libre. Esto es, la disposición de algunos de agitar aquel episodio histórico para sentirse parte de la fiesta de la derrota del nazismo agitando la bandera tricolor no se acompaña de un mínimo de interés de conocer los hechos y los datos. En definitiva, es puro postureo.

Creo que hay cosas muy interesantes que aprender sobre la Segunda Guerra Mundial. Pretendo leer en el futuro sobre la Segunda Guerra Mundial. Pero pienso que aquel que sólo muestra interés por la Segunda Guerra Mundial tiene la profundidad intelectual de un niño que quiere que su padre le ponga una vez más su película Disney favorita para no salir de su zona de comfort emocional. Fascinarse por la Segunda Guerra Mundial y quedar atrapado eternamente en ella como aficionado de la historia militar refleja un apego infantil por las historias simples de malos y buenos con final feliz. Y creo que como aficionados a la historia militar y a los asuntos de defensa es hora de madurar.

3 comentarios sobre “Superar la Segunda Guerra Mundial de una vez

  1. Tienes toda la razón. Por una parte encuentras posturas filonazis (que a mí me causan repulsión) y, por otra parte, una postura filoanglosajona (por llamarla de alguna manera).

    De la postura filonazi no hay mucho más que decir, se describe sola, como es el mismo caso de los filoestalinistas, que también los hay. Pero a mí la postura filoanglosajona (y es una opinión personal) me parece que viene de ese complejo de inferioridad que da la sensación que tienen algunas personas con respecto al mundo anglosajón. Parece que los anglosajones son un modelo a seguir, no como los europeos del sur que son corruptos, holgazanes, indolentes, etc. Y luego ves a numerosos británicos haciendo balconing, o albergando dentro de sus fronteras paraísos fiscales (Caimán, Bermudas, Vírgenes, Gibraltar, Jersey, etc.)…
    Está claro que el mundo anglosajón ha conseguido imponer sus modos culturales y su forma de ver las cosas pero desde luego yo no me someto a su relato.

    Y no se me olvida que no hicieron nada desde Washington o Londres por acabar con la dictadura de Franco. Lecciones acepto pocas del mundo anglosajón.

  2. Basta ver las diferencias entre aficionados a la «defensa» (de Seis Días/Vietnam en adelante, por decir algo) y a la SGM. Cada uno actúa de manera distinta, ha sido expuesto a un material divulgativo de masas orientado de manera diferente. La divulgación contemporánea tiene un enfoque mucho menos histórico -aunque trate sobre conflictos de hace ya 40 años. Documentales de supervivencia, videojuegos y películas de acción/reclutamiento. Todo pensado para que te sientas parte y actúes. Lo único que comparten ambas épocas es el porno tecnológico y de uniformes.

    Normal que en los foros de defensa prospere más el «seleccionador nacional» que en los de la SGM, En estos últimos muchos se saben de memoria las TOE de las divisiones Panzer SS, pero pocos imaginan y defienden su TOE alternativa personal.

    Tendrás frikismo histórico que supere la SGM cuando el personal quede expuesto con mucha más intensidad a material histórico de los conflictos posteriores.

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