El pasado día 18 de julio el diario El País publicó una noticia donde daba a entender que en la Armada Española habían caído sólo ahora en la cuenta de que tras la reforma del diseño del submarino S-80, que supuso alargarlo 10 metros, no iba a caber en los fosos de atraques de la base de submarinos del Arsenal de Cartagena. La noticia fue traducida inmediatamente por la edición inglesa y fue captada por la BBC. Rápidamente prensa generalista de Estados Unidos a Australia publicó la noticia del submarino que era «demasiado largo», pasando por los tabloides británicos que hablaron de humillación y vergüenza para España. Sin olvidar a medios on-line especializados en temas navales, marinos o de tecnología.
El asunto me llamó la atención. Resulta que la Armada Española ya tenía prevista obras en el Arsenal de Cartagena para adaptar la base de submarinos a los futuros S-80. Para colmo, en el pasado la Flotilla de Submarinos contó con modelos de mayor eslora y nunca hubo problema. Lo que había publicado El País parecía un maletendido convertido en titular escandaloso. Ciertamente, el programa S-80 ha tenido muchos problemas y no se han depurado las responsabilidades debidamente. Véase al respecto la sexta parte de la revista Ejércitos dedicada al S-80: «La Edad Oscura 2013-2016«. Pero destacar de todos los problemas uno menor e inventando era cuanto menos extraños. No pude dejar de pensar que Navantia es una empresa que participa actualmente en dos importantes programas de fragatas (EE.UU y Canadá). Y la rapidez con la que la noticia circuló en el mundo anglosajón fue inusual. A lo mejor se trata de que estamos en un verano sin muchas noticias en el ámbito de la defensa. O quizás algún gabinete de prensa decidió darle un empujón a su difusión.
Decidí hacer un repaso de la noticia, su difusión y los desmentidos posteriores en mi primera colaboración en la versión on-line de la revista Ejércitos: «Maletendido periodístico».
Fue todo bastante llamativo y sospechoso desde el principio. Esa rápida difusión del rumor es la típica situación que te hace preguntarte si alguien se está beneficiando de ello.
O un deseo de perjudicar y desprestigiar a un serio competidor.