¿Tendrá Estados Unidos expertos internacionales en un futuro?

Después del 11-S recuerdo leer cómo en las universidades estadounidenses las facultades de estudios islámicos y lengua árabe habían estado en franca decadencia durante años. No eran estudios que atrajeran a muchos estudiantes y proporcionaran grandes ingresos a las universidades. Sin embargo, después de los atentados se dispararon las ventas de libros sobre Islam y yihadismo. Se disparó la demanda de expertos.

En 2009 David C. Engerman planteó en Foreign Affairs la falta que existía de un estudio institucionalizado del yihadismo, de la misma forma que durante la Guerra Fría se había financiado públicamente la existencia de cátedras y centros de estudios soviéticos. Hablé aquí sobre la proliferación en España de expertos de andar por casa cuando el terrorismo yihadista se convirtió en un asunto de gran interés público y la falta de una verdadera yihadología.

Este verano Charles King contó en Foreign Affairs como en 2013 el Departamento de Estado había cortado la financiación de su programa avanzado de lengua y formación cultural sobre Rusia y otros países ex-soviéticos. Después de reclamaciones y protestas fue recuperado este año pero con la mitad de presupuesto. Y ello en plena confrontación con Rusia en Europa Oriental. Significativamente el artículo se subtitula «por qué volando a ciegas es peligroso». King presenta un panorama para los programas de humanidades y ciencias sociales en las universidades estadounidenses, lo que no cuesta imaginar tiene un impacto en la visión y comprensión del mundo en un país con una proyección imperial.

Más allá de ese problema de fondos, me dio por pensar el relevo generacional. Zbigniew Brzezinski nació en Polonia. Nunca hizo concesiones a pesar de lo impronunciable del nombre. Se casó con Emilie Beneš, sobrina-nieta de un presidente de Checoslovaquia pero nacida en Suiza. En cambio, Marie Jana Korbelová, nacida en la República Checa, se cambió el nombre a Madeleine y cuando se casó adoptó el apellido de su marido para ser conocida como Madeleine Albright. Tanto Zbigniew Brzezinski como Madeleine Albright eran hijos de diplomáticos que se vieron afectados por el ascenso del nazismo y la Segunda Guerra Mundial. George Friedman, por su parte, nació en Hungría. Su familia sobrevivió al Holocausto y logró llegar a Estados Unidos.

La de Brzezinski y Albright fue una peripecia personal donde la historia familia de sufrimiento a manos de potencias totalitarias, en una era en que Europa era un tablero geopolítico donde se jugaba abiertamente al poder duro, marcaron profundamente su visión de la politica exterior. Pero en los tiempos de la Nueva Guerra Fría será interesante ver si Estados Unidos sigue siendo ese país cuyos académicos e intelectuales son la referencia mundial y sus políticas unos implacabables estadistas.

 

2 comentarios sobre “¿Tendrá Estados Unidos expertos internacionales en un futuro?

  1. Yo me pregunto qué país o países tendrán académicos e intelectuales de referencia en el siglo XXI. En los Estados Unidos, como comentas, parece que hay una cierta crisis. De Rusia o China no creo que vengan (y ojito como vengan de allí). De Europa es posible, aunque tampoco lo veo muy probable, no hace falta mas que ver la desorientación y la inopia en la que vive.
    No veo qué país o países tendrán intelectuales de referencia en el siglo XXI. Me gustaría que fuese alguno de Hispanoamérica.

    1. Pues yo creo que dentro del marco de la Nueva Guerra Fría habrá que estar atento a lo que escriben en Polonia y las repúblicas bálticas. De momento, me parece interesante lo que escriben sobre Rusia el británico Edward Lucas y el estadounidense Mark Galeotti.

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