Leí sobre la historia al poco de suceder en un blog cuyo autor concluía: «Si algo así sucedió sólo podemos ser optimistas sobre el futuro».
La cosa fue así: Una israelí de veintantos años apareció en medio de Ramala en marzo de 2009. Resultó ser una stripper que por culpa de la borrachera sólo recordaba que había subido al coche con cuatro hombres en territorio israelí. Los palestinos que la encontraron confusa y perdida llamaron a las autoridades locales que a su vez se pusieron en contacto con las israelíes. Unos policías palestinos la recogieron y la entregaron al ejército israelí.
No sé cuánto de anecdótico o extraordinario hay en que la historia no terminó mal. Pero da una cierta idea de «normalidad» en el funcionamiento de las autoridades y la policía palestina. Cada vez me parece más claro que el camino hacia un estado palestino ha de parecerse a cómo los colonos judíos construyeron el suyo: Construir el país, obtener el monopolio de la violencia legítima frente a los grupos radicales y por último proclamar el estado.
En mi primera entrevista en RadioSefarad.com dije algo así como «gana las guerras quien le quita al otro antes las ganas de seguir luchando». Y sobre la cuestión palestina apenas esbocé una hipótesis de solución. Dije que la solución estaría en que Israel permitiera la aparición de una amplia clase media palestina. Quería decir que el conflicto continuará mientras no haya suficientes palestinos que tengan más que perder que ganar. No terminará mientras no haya una masa suficiente de palestinos con una vida próspera.
No hay que fiarse mucho del entusiasta modelo de periodismo de Thomas L. Friedman, tan fácil de ridiculizar, que consiste en visitar en sus despachos a las élites políticas y económicas de los lugares que visita. Pero su visión de una discreta «Revolución Palestina», del que era síntoma la evolución de la bolsa de valores de Nablus, en junio pasado era alentadora:
It is a revolution based on building Palestinian capacity and institutions not just resisting Israeli occupation, on the theory that if the Palestinians can build a real economy, a professional security force and an effective, transparent government bureaucracy it will eventually become impossible for Israel to deny the Palestinians a state in the West Bank and Arab neighborhoods of East Jerusalem.
Mientras tanto en Gaza, a HAMAS le ha sucedido lo «peor» que le puede pasar a un movimiento de resistencia: Ocupar el poder. Cuando se tiene que responder ante una población que espera medidas que solucionen problemas y cuando se tiene que llegar a compromisos se produce una transformación de sus líderes. En abril Efraim Halevy, antiguo jefe del Mossad, proponía que era la hora de negociar con HAMAS.
Todo lo que vaya en esta línea me parece más esperanzador que lo que sale por la boca de todos esos racistas de pañuelo palestino al cuello.
Se diría que Netanyahu comparte ese planteamiento:
http://electronicintifada.net/v2/article11065.shtml
No es que Bibi sea santo de mi devoción, pero desde luego tonto no es.
(Gracias por este magnífico blog… encontrar trabajos como el tuyo en lengua española es como encontrar agua en el desierto)
Coño pues si que han cambiado las cosas. Me acuerdo como una multitud de palestinos linchó a unos reservistas que se extraviaron. Ni la policía palestina pudo protegerles.
Pues sí, hay pequeños cambios esperanzadores.