Algunos lectores tienen la idea que los temas que trato aquí son tan esotéricos que un servidor tiene que ser alguien «mu’ listo». Error. En realidad la comunidad de aficionados a los temas de seguridad y defensa en España que se reúne en Internet es tan diversa y amplia que forman una masa crítica suficiente para convertirse en una especie de think tank difuso. Yo tomo buena nota de lo que dicen, lo complemento con unos cuantas fuentes propias y saco mis propias conclusiones.
Así que al leer las noticias y descubrir que dos soldados españoles habían muerto en Afganistán hoy por la mañana al detonar una mina o un artefacto explosivo bajo el vehículo tuve esa desazón de ver confirmada al fin lo que unos cuantos sabíamos desde hace tiempo: Que las cosas en el área de operaciones del contigente español están empeorando y que los medios a disposición de nuestros soldados no son los mejores. (Vean si no El Alijar, qué premonición).
Hacía bien poco que nos habíamos enterado por la prensa italiana de un combate entre tropas españolas e italianas con fuerzas talibán cerca de la ciudad de Shewan (noticia aquí y aquí). Era sólo el enésimo incidente de los muchos que la prensa española recogía con letra pequeña y que servían de creciente señal de alarma para los que seguíamos lo que allí sucede. La situación en Afganistán en general ha empeorado en los últimos meses. Y los contigentes de la fuerza multinacional allí desplegada se han ido reforzando o desde el principio han desplegado medios adecuados. Como es el caso de los vehículos a pruebas de minas con los que cuentan desde Australia hasta Estonia.
Afganistán es la guerra olvidada y todo ello ha pasado desapercibido en España. Entre el afán de unos de ocultar la naturaleza del conflicto y el desinterés si no hay réditos electorales de los otros.
Releyendo lo que escribí a propósito de la muerte de seis soldados españoles en Líbano da la sensación que es dar vueltas al mismo tema así poco queda por decir. Quizás es la hora de que los que algo entedemos de estos temas hagamos de voz de quienes por imperativo de las Reales Ordenanzas no pueden tener voz.
Podrias continuar con lo de «Tecnologias para salvar vidas de soldados españoles», quizás ahora haga más falta que nunca.