Es algo que confieso a menudo. Dedico mucho tiempo cada día a Internet. A leer foros, noticias y blogs. Demasiado. Por mis ojos pasan cantidades ingentes de información sin que ello se vea reflejado en mi blog. Pero esta vez se hace inevitable hablar de ello. Se oyen tambores de guerra. Articulistas, foros y bloggers hablan de lo mismo. ComingAnarchy.com titula «Iran! Iran! Iran!» Se está calentando el ambiente (¿una intoxicación informativa en marcha?). ¿Rumor?. ¿Especulación?. ¿Globo sonda de cara a la opinión pública interna? ¿Farol de cara a una negociación exterior? Las posibilidades de un ataque estadounidense a Irán parece estar en el aire. Y lo peor de todo es ya tenemos en España quienes han picado el anzuelo, sedal y caña, repitiendo eso de el-presidente-de-Irán-es-un-nuevo-Hitler que-hay-que-parar-cuanto-antes junto con la consabida frase Europa-vuelve-a-vivir 1938 y menos-mal-que-Bush-nos-va-a-salvar.
Sobra decir que la historia no es nueva. Recuerdo que sería a mediado de los noventa, poco después de acabar el instituto, cuando decidí archivar en carpetas todos los recortes de periódico que encontaba sobre asuntos como ciberterrorismo, el futuro de China como superpotecia o un un tal Bin Laden. Uno de mis primeros recortes fue un artículo del International Institute of Strategic Studies de Londres sobre el programa nuclear iraní. Desde aquel entonces han variado las estimación de cuándo tendría el régimen iraní la bomba. Las más recientes hablan de este mismo año. Algunas de esta primavera.
No voy a entrar hoy en disquisiciones de por qué no se debería permitir que Irán tenga la bomba atómica (una ambición iraní previa a la Revolución de 1979). La cuestión que nos atañe es que se baraja un ataque aéreo contra el programa nuclear iraquí. Las primeras noticias en 2003 hablaban de la inquietud israelí que seguía patente el pasado diciembre.
Las complejidades técnicas para Israel de repetir una operación como el raid contra el reactor iraquí de OsIraq en 1981 parecen haber descartado que el gobierno israelí lance un ataque. EE.UU. lo tendría más fácil, en teoría. Y la liebre ha saltado por un artículo de Seymour R. Hersh en el The New Yorker y un artículo coescrito por Peter Baker, Dafna Linzer y Thomas E. Ricks en el Washington Post. George Bush se ha visto obligado a desmentir la posibilidad.
Continuará…
Pues yo creo que esta vez no llegará la sangre al río.
Vamos, igual peco de ingenuo, creyendo que no hay políticos tan tontos como para tirar piedras en sus propios tejados -cuando la experiencia reciente demuestra la contrario-. Pero es que me parece un conflicto en el que ambas partes tienen mucho que perder, y nada que ganar.
Esto me parece especialmente obvio en el caso de Estados Unidos. Los americanos necesitan la cooperación de Irán si quieren salir algún día del atolladero de Iraq. Atacar Irán equivale casi con seguridad a enemistarse con la población chií de Iraq -vamos, la parte de ella que todavía los apoya- y perder el precario control del país que ahora tienen…, ¿para conseguir qué?
Los resultados previsibles de una acción así no son precisamente halagüeños; supongo que ni el neocón más recalcitrante querrá encontrarse de un día para otro con el barril de petróleo a 100 dólares, una inflación descontrolada, y los países asiáticos intentando deshacerse de los bonos de deuda pública americana como si quemasen… Esto conduciría probablemente a una severa recesión económica mundial. No me parece un escenario descabellado.
Si nos ponemos catastrofistas y asumimos una posible guerra abierta entre EEUU e Irán, el escenario sería aún peor. ¿Los iraníes torpedeando los petroleros que surcan el Golfo Pérsico? ¿O atacando como represalia los pozos de Kuwait? Ni siquiera es necesario que lo hagan por medios convencionales; tienen disponible toda una cantera de yihadistas para ello…
En fin, creo que esta vez es tan obvio el desastre en el que se pueden meter que no pasará nada. Van de farol, y los iraníes lo saben. Tampoco hay que perder de vista el hecho de que detrás de Irán están China y Rusia… Vamos, el único que se estará frotando las manos ante la idea de que los gringos ataquen Irán debe de ser Ben Laden -vamos, si aún sigue con vida-.