Venir al norte de Europa es jugársela con el tiempo. Lloverá o lloverá. Y esta vez ha tocado en Vilna, la tranquila capital de Lituania, la que me recibió con una incesante lluvió que terminó empapándolo todo en mi mochila.
Venir al norte de Europa es jugársela con el tiempo. Lloverá o lloverá. Y esta vez ha tocado en Vilna, la tranquila capital de Lituania, la que me recibió con una incesante lluvió que terminó empapándolo todo en mi mochila.