
Turquía ha vivido varios golpes de estado militar. El primer golpe de estado tuvo lugar el 27 de mayo de 1960. El año siguiente se promulgó una nueva constitución del país, que sustituyó a la que estaba en vigor desde 1924. El 12 de marzo de 1971 tuvo lugar el segundo y ni siquiera salieron los carros de combate a la calle. Los militares simplemente entregaron un memorando a modo de ultimátum al primer ministro.
El 12 de septiembre de 1980 tuvo lugar el tercer golpe de estado. Se instaló una junta militar, el llamado Consejo de Seguridad Nacional, que gobernó por tres años. Dos años después del golpe, se promulgó una nueva constitución, que es la que sigue vigente en Turquía. El 28 de febrero de 1997 los militares volvieron a forzar la caída de un gobierno en Turquía sin necesidad de ningún acto de fuerza. Se habla del «golpe de estado posmoderno». El golpe trató de frenar el creciente papel del Islam político en el país. De las disoluciones del Partido de la Virtud y del Partido del Bienestar, nacería el Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP) de Recep Tayyip Erdoğan.
El ejército fue siempre el guardián de los principios laicos de la república fundada por Mustafá Kemal Atatürk en 1923. Y fue objeto de una purga en estos últimos años orquestada a través del desmantelamiento de supuestas tramas golpistas, la organización Ergenekon y la operación «Mazo». Tras un enorme macrojuicio, en 2015 los 236 condenados por la segunda fueron absueltos por considerarse que las pruebas empleadas contra ellos eran falsas. Pareciera que todo fue un montaje judicial para debilitar al ejército, las fuerzas de seguridad y a las fuerzas kemalistas de las sociedad turca.
Mientras tanto, el país vivía una deriva autoritaria que se hizo evidente por primera vez durante la represión de las protestas populares por los planes urbanísticos del parque Gezi en Estambul en 2013, un movimiento social con ecos del 15-M y Occupy Wall Street. Esa deriva autoritaria se ha hecho claramente visible en la reciente presión a los medios de comunicación y los periodistas, junto con condenas por delitos como difundir chistes sobre el presidente Erdoğan en las redes sociales. Sobre la deriva del país, escribí el pasado mes de abril «Turquía ya no es el país del futuro» en la revista El Medio.

Esta noche hemos vivido un intento de golpe de estado en Turquía. Al parecer, el presidente Erdoğan estaba de vacaciones y el golpe le ha pillado viajando en avión. Tuvo ocasión de dirigirse al país apareciendo por televisión mediante Facetime desde su móvil y llamó a la población a salir a la calle a rechazar el golpe. Mientras, el golpe no tenía cara. Ningún militar apareció públicamente dirigiéndose al país, por lo que se especula el significado político del golpe. Es relevante que ningún partido político relevante en Turquía apoyó el golpe ni hubo imágenes de gente vitoreando a los golpistas. De hecho, el principal partido de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), junto con el pro-kurdo Partido Democrático de los Pueblos condenaron el golpe. El primer ministro, Binali Yıldırım, ha agradecido a los partidos de la oposición su oposición al golpe. También es relevante el rechazo al golpe de los partidos expresado por el movimiento Gülen, enemistado con el gobierno.

En las primeras horas la situación parecía tranquila y casi se daba por hecho el triunfo del golpe, con un significativo silencio de los gobiernos occidentales. Pero finalmente la gente salió a la calle, desafiando el toque de queda, mientras los muecines llamaban a la movilización popular. El golpe se desinfló y tras varias horas, el gobierno de Estados Unidos y el secretario general de la OTAN se manifestaron en favor del orden democrático vigente en Turquía. Precisamente, en medio de la percepción generalizada de que el golpe había fracasado se intensificaron los episodios de violencia y el intento de cierre de medios. Entre los edificios atacados por los golpistas, que han contado con aviones y helicópteros, está el palacio presidencial, el parlamento y la sede del servicio secreto turco. Por contra, los golpistas se habían hecho con el cuartel general del ejército y de la gendarmería. La única autoridad del estado retenida por los golpistas fue el jefe del estado mayor de las fuerzas armadas. El balance provisional de víctimas habla de 90 muertos y más de mil heridos. Además se ha informado de más de 1.500 detenidos.
Andrés Mourenza y María Antonia Sánchez-Vallejo han publicado en El País el perfil de cinco personalidades clave en el panorama político de Turquía.
El profesor Francisco Veiga escribió para el CIDOB un perfil del movimiento Gülen.
¿Se sabe si Rusia ha adoptado alguna posición? ¿Putin se alegraría de la caída de Erdogan o, por el contrario, la rechazaría ahora que ambos han hecho las paces? ¿Y de Assad se sabe algo?
En Siria los pro Assad celebraban el golpe y el ESL lo condenada. En Rusia silencio cauto.
Jesús a mí se me ocurren varias cosas.
Primero, comparando un buen programa, como 24h TVE y Twitter, te enterabas mucho mejor por las redes sociales.
Segundo, confirmar la opinión profesional que mucha gente tiene sobre el ejército turco, sobredimensionado, ineficiente, con una gran brecha entre sus soldados conscriptos y sus oficiales, de pobre y autoritario liderazgo, y extremadamente ineficiente para llevar a cabo cometidos tácticos según estándares OTAN.
En cuanto al «golpe» de ayer, me recuerda un poco al 18 de julio, mal planeado, sin contar aparentemente con la Fuerza Aérea y la Marina, con el Alto Estado Mayor y muchos generales leales al gobierno, y subestimando profundamente el papel de las fuerzas de seguridad leales al gobierno, y la propia movilización popular. Es un golpe de mentalidad como la de muchos oficiales turcos, anclada en el siglo XX, patético ver cómo tomaban una televisión mientras que Erdogan bramaba y arengaba a los bigotudos seguidores del AKP por las redes sociales. Absurdo no haber tomado medidas para detenerle cuando podías ver en tiempo real por flightradar 24h dónde estaba órbitando su avión personal.
Pues nada, menudo favor le han hecho a Erdogan, como hicieron los ultras rusos en 1993 con Boris Yeltsin.
Quisiera aportar hoy mi pequeño grano de arena : http://teatrapare.blogspot.com.es/2016/07/como-combatir-el-islam-radical.html PREOCUPANTE LO DE TURQUIA.
No soy dado a conspiraciones, ¿pero esto no huele un poco a falsa bandera? Con esto no digo que lo organizase el AKP, pero sí que lo supieran y dejasen que se líase parda. El que ningún militar golpista diese la cara o que estuviese tan mal organizado me parece raro. Lo que está claro es que Erdogan y sus sueños de convertirse en el nuevo Sultán salen muy reforzados de esta intentona. ¿Qué opinas?
Reblogueó esto en GADITANOSDELDOCE.
Gracias por la repuesta, Jesús. Los medios rusos ahora juegan la baza propagandística de que el golpe habría contado con el apoyo de EEUU por haberse acercado Turquía a Rusia. Sin embargo, en la noche del golpe, medios rusos y del «Eje de la Resistencia» difundieron dos bulos que estaban claramente destinados a favorecer a los golpistas: primero dijeron que Erdogan había pedido asilo político en Alemania; luego que Erdogán estaba volando hacia Teherán.
En el Canal24h de TVE, José Oneto estuvo toda la noche diciendo que Rusia era la única que se había manifestado sin ambages a favor del «orden democrático» en Turquía, mientras que EEUU y Europa habían sido poco claros y sólo dieron su apoyo a Erdogan cuando el golpe había fracasado. Parece que Oneto es otro secreto admirador de Putin.
En la línea de Flanker ¿No será todo un golpe desde dentro del sistema? Erdogán, es el gran triunfador y la planificación del golpe era bastante mala. ¿No se estará repitiendo de nuevo el episodio del sultán otomano Mahmut II y los Jenízaros en el Incidente Afortunado? . Vaya, un 23-F a lo turco…….
Estoy leyendo el artículo sobre el movimiento Gul ese, y fue escrito cuando era aliado de Erdogán. Ahora están enemistados. ¿Cual fue la causa de la enemistad? ¿qué los separó?