El último volumen de la revista REDES se abre con un artículo de Julián Antonio Paniagua titulado «La intuición del análisis de redes de los militares españoles durante la guerra del Rif como método de lucha contra el contrabando de armas».

Resulta que años antes de que se desarrollara dentro de las Ciencias Sociales la teoría de Análisis de Redes Sociales, un informe militar español fechado en Tetuán en 1925 incluía un mapa de redes que representaba el comercio entre las ciudades, zocos y poblados amigos y enemigos. El propósito era establecer controles en el comercio de mercancías para cortar el abastecimiento de las cabilas rebeldes.
Según recoge el autor del artículo:
[E]l coronel Orgaz no presentó al Alto Comisario un mapa del territorio, con puntos concretos y sus correspondientes caminos que los conectaban entre sí, sino un modelo teórico de nodos identificados por sus atributos (hay cuatro tipos de nodos representados con diferentes formas geométricas en el dibujo), unidos por vínculos, cuyas propiedades son el transporte de mercancías o personas.
Por lo visto, el sistema de controles y permisos para ejercer el comercio no resultó efectivo por la falta de personal en un terreno demasiado grande y la falta de colaboración de la población local. Pero lo aquí relevante es encontrar ejemplos de iniciativa e inventiva en las fuerzas armadas españolas durante una campaña de guerra irregular. Y es que si uno le dedica la suficiente atención a la historia militar encontrará lecciones aprendidas de sobra que aplicar a los desafíos del presente, como le gustaba recordar con ejemplos a Jorge Aspizua.
Siempre se ha pintado a los militares españoles como una banda de paletos ingnorantes, pero precisamente las FAS han sido un elemento de la ilustración española en todos los tiempos. Y este es un ejemplo.