Primera jornada de protestas en Libia el 17 de febrero de 2011.
Ayer se cumplió el segundo aniversario de la revolución libia que derivó en una guerra civil que concluyó con la caída del régimen de Gadafi. A día de hoy no hay país donde prendiera la llama (Túnez, Egipto, Libia, Yemen, Bahrein y Siria) que haya alcanzado la democracia plena en paz y libertad. Evidentemente ninguno de esos procesos de transición se ha cerrado. Podríamos parafrasear la famosa cita apócrifa de Zhu Enlai, para concluir que es demasiado pronto para hacer balance de la Primavera Árabe. Pero personalmente creo que es un acontecimiento histórico positivo con consecuencias beneficias para Occidente en el largo plazo.
No cuesta mirar atrás y entender el desafío de los grupos yihadistas-salafistas en su guerra cósmica contra Occidente. Habría que rescatar la tonelada de libros publicados sobre el yihadismo, Al Qaeda y el terrorismo para recordar el estado de shock que produjeron el 11-S y el 11-M. Habría que recordar las predicciones apocalípticas, llamamientos a la expulsión de inmigrantes musulmanes y atajos legales en el tratamiento de sospechosos. Habría que recordar la caracterización de Al Qaeda como una organización todopoderosa e innovadora. Al fin y al cabo, Estados Unidos no se enfrentaba ya a otra superpotencia, sino a una organización no estatal.
El discurso de Bin Laden y los textos de Al Qaeda se articulaban en una narrativa «anti neocolonial» Las masas árabes vivían oprimidas por tiranos apoyados por Occidente. Golpeando Occidente se lograría que ese apoyo se cortara. Ya la sociedad estadounidense había mostrado poco aguante a las bajas en el Líbano en los 80 y Somalia en los 90. Fue un error de apreciación por parte de Bin Laden. En aquellos dos despliegues de tropa no estaban en juego los intereses nacionales estadounidenses y se trataba de un torpe esfuerzo de poner paz en países fracturados étnica y confesionalmente.
París dejó caer a Ben Ali y Washington dejó caer a Mubarak. La Primavera Árabe rompió la narrativa de los salafistas-yihadistas. Al Qaeda, otrora el gran monstruo, fue el gran ausente en las calles árabes. Ni siquiera la muerte de Bin Laden, produjo gran costernación. El cenit de su popularidad ya había pasado hacía tiempo por culpa de las grandes cifras de víctimas musulmanas en atentados en Iraq y Pakistán. La muerte de Bin Laden sólo fue un epifenómeno dentro de la decadencia de Al Qaeda, marginada ahora a la periferia del Gran Oriente Medio (Sahel, Yemen, Somalia…) La Primavera Árabe también rompió la narrativa de los «chocadores de civilizaciones». No parece que las masas árabes quieran el califato y plantarse de nuevo las puertas de Viena. El profesor Manuel Torres Soriano señala en un análisis para el Instituto Español de Estudios Estratégicos como la Primavera Árabe ha supuesto una amenaza pero también una oportunidad. Pero pienso que ejemplos como el auge de los islamistas radicales en el contexto de la guerra civil Siria no es un resultado predeteriminado por la propia guerra, sino del abandono de Occidente de las fuerzas más seculares.
Tomando las riendas de su destino, las sociedad árabes ya no podrán responsabilizar a nadie externo de su fracaso en construir una democracia moderna.
Estoy de acuerdo en casi todo lo que dices, excepto en lo dicho sobre Siria. No es solo cuestión de abandono de occidente de las «opciones» más seculares. Primero habría que encontrar esas opciones. Haberlas las hay, pero suelen ser muy minoritarias, a base de profesores universitarios y empresarios viajados. Es decir, muy minoritarias. El pueblo árabe encuentra sus opciones políticas mayoritariamente en el islamismo (radical o moderado), como se ha demostrado en Tunez y Egipto.
Los islamistas radicales, yijadistas cuentan además con otras ventajas: por ejemplo son como los comunistas en los años 30, muy disciplinados (en comparación con los otros grupos), y además tienen veteranos en sus filas. Así que normal que acaben preponderando entre los rebeldes.
Bueno, primero habría que ver qué entiendo yo por secularista. Porque hasta aquellos que jamás querrían la sharía y una república islámica no paran de gritar el takbir cada vez que derriban un avión del régimen o vuelan un T-72.
El enlace que pongo a un artículo del London Review of Books es bastante esclarecedor. Después de décadas de dictadura nadie quiere someterse a la disciplina de otro y todos juegan a ser «comandantes» con su propio «batallón». La comparación que haces con los comunistas es interesante y acertada. Tienen disciplina, organización, canales de comunicación y un montón de millonarios en las monarquías petroleras dispuestos a financiarles.
«Tomando las riendas de su destino, las sociedad árabes ya no podrán responsabilizar a nadie externo de su fracaso en construir una democracia moderna.»
Habría que pensar hasta qué punto esas riendas están en manos de esas sociedades, o en la nueva forma de «contratistas de seguridad» para estos conflictos: los yihadistas. Basta mirar los videos de Siria o Libia y escuchando los acentos o tan solo mirar el biotipo de los «rebeldes» se confirma la mano no tan invisible de Qatar, Arabia Saudita, y los propios US en estos escenarios. Recordar la creación de Bin Laden como tapón a la intervención soviética. El mismo monstruo asusta dos veces.
Es un análisis lleno de buenas intenciones pero pleno de miopía occidental.
Si no, pregúntenle al nuevo objetivo: los argelinos…
Salud-
Ni Bin Laden fue «creado» ni los argelinos tienen nada de nuevo. Antes de hablar de miopía hay que pasar por el oftalmólogo. Sin acritud.
No nos dejemos llevar por teorias conspiranoicas mas propias de programas televisivos. Bin Laden no fue «creado» sería más idóneo definirlo como utilizado ( Arabia Saudí-Pakistan-EEUU).
En lo referente a Argelia no es el nuevo objetivo porque sencillamente siempre ha estado en el punto de mira de grupos yihadistas ahora bien ¿los yihadistas han propiciado el inicio de las revueltas árabes o han tenido un papel de mero espectador o secundario?.
La cuestión Siria es un asunto mas complejo, entre otros puntos apuntaría a la cuestión de la lucha de corrientes religiosas Suní – Chií o más bien Arabia Saudí – Irán. Una intervención directa de occidente llámese OTAN, Europa, EEUU es una incitación a la intervención de Irán o mayor presencia de Rusia, recordemos que
Siria se encuentra en una zona geoestratégica muy sensible. Otro aspecto es la dispersión de grupos opositores a Al Assad, el numero de grupos opositores, rebeldes y yihadistas crece no teniendo predominio o liderazgo de uno de ellos sobre los restantes.
A tu pregunta: yo creo que no, no valió la pena. Acabarán ganando los jihadistas y será peor que con los dictadores de toda la vida…
Hago votos por que asi sea, aunque la muy previsible instauracion de regimenes islamistas no deje mucho margen a la esperanza, sobre todo en un contexto de una tambien muy previsible derechizacion de un Occidente sumido en la crisis financiera y deslizandose hacia la dislocacion social, ya que la crisis climatica y la carestia de petroleo agravaran el proceder inmoral de las elites del neoconservadurismo.