El último que apague la luz (y II)

Ver 1ª parte: El último que apague la luz (I).

La necesidad de compensar a Estados Unidos por la retirada precipitada de Iraq asumiendo un mayor papel en Afganistán y de contentar a la masa social que en 2003 había salido a la calle bajo el lema de «No a la guerra» obligó al gobierno español a un extraño equilibrio. Se mandaron más tropas a Afganistán pero se asumió un perfil lo más bajo posible. En España y en Afganistán.

De cara a la opinión pública se vendió que en Afganistán no había guerra, los talibán no eran el enemigo y las tropas españolas estaban allí en misión humanitaria. Al embrollo contribuyó el ministro Moratinos con sus brillantes declaraciones de que la solución de Afganistán pasaba por más cooperantes internacionales y menos soldados, cuando los que había eran insuficientes para dar seguridad en el área de responsabilidad española.

Al negar la verdadera naturaleza de la guerra de Afganistán, para no provocar el rechazo del electorado y dar munición política a la oposición, ni la estrategia ni los recursos puestos a disposición de los soldados españoles fueron los idóneos. Muchas vidas fueron puestas en peligro y hubo muertos. Sólo la presión de un puñado de frikis en Internet, cuya campaña a favor de la compra de vehículos a pruebas de minas fue recogida por medios digitales, provocó la reacción de un gobierno que tiempo atrás decía por boca del ministro Alonso que los vehículos blindados BMR desplegados en Afganistán estaban «entre los mejores para este tipo de tareas». La situación de la región de Afganistán bajo responsabilidad española empeoró y el mando militar estadounidense le quitó responsabilidades a las tropas españolas sobre un distrito para dárselas al contigente noruego, mucho más pequeño pero mucho más efectivo.

El delirante discurso de Afganistán y la «ayuda humanitaria» fue recogido por la ministra Chacón que lo llevó a un nivel superior. Cuando se presentaron en público los vehículos Iveco LMV «Lince», la ministra apuntó que el compartimento de carga trasero serviría para «transportar ayuda humanitaria».

Les queda poco y dejan tierra quemada con un ministerio que pide a gratis un sistema racional y transparente de compras. ¿Se atreverá el próximo gobierno a abrir la caja de los truenos?

2 comentarios sobre “El último que apague la luz (y II)

  1. Querido amigo,

    me gustaria poder comunicarme contigo. Creo que no nos conocemos y ya es hora de que hablemos,ya que te leo y sigo todo lo que puedo, alguna vez has hecho referencias a mi,…y quiero enviarte algo ademas.

    Antonio J. Candil

    Coronel, en la reserva.

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