Como quise que en el libro de «Guerras Posmodernas» quedara claro que me distanciaba de las visiones tecnófilas de la transformación de la guerra, traté por el aire la Revolution in Military Affairs y ni siquiera abordé la Network Centric Warfare. No entré en las escuelas y corrientes de pensamiento sobre la guerra tecnológica porque el resultado era obvio. Ninguna en EE.UU. acertó a señalar el ascenso de los actores no estatales violentos. Los únicos autores que estaban sobre la pista acertada, gente como Arquilla, Ronfeldt y Lind, colaboraban con el establishment pero no tenían hilo directo con el Pentágono y Capitol Hill.
El asunto me siguió dando vueltas. ¿Por qué nadie vio venir las Guerras Posmodernas? En «Finding the Target» Frederick W. Kagan cuenta que tras la euforia de «Desert Storm» la realidad de Somalia, Chechenia, Ruanda y Bosnia se hizo evidente. La guerra convencional había pasado a la historia y era la hora de las «Military Operations Other Than War». Pero según Kagan nadie hizo el análisis necesario porque reflexionar sobre las transformaciones sociales profundades detrás de la transformación de la guerra era entrar en el terreno de las ciencias sociales, un sembrado muy delicado en el que entrar para los militares. Cuenta Peter W. Singer en «Wired For War» que entonces llegó la burbuja de las .com y la solución milagrosa pasó por aplicar tecnología de la información a la guerra.
Pensé que el asunto ya estaba superado. Pero en Estados Unidos se piensa en pensar en el futuro más allá de Iraq y Afganistán. El nuevo concepto es «Full Spectrum Operations» y ya hay quien alerta de que vuelve la vieja obsesión por combatir a los soviéticos en la Brecha de Fulda.
Pues como no sea contra los chinos. Pero una guerra contra los chinos sería principalmente aeronaval, no terrestre.