Un eterno retorno

Terminé de leer hace poco «León el Africano» de Amin Maalouf y sintiendo curiosidad por la historia del Mediterráneo en el siglo XVI cogí de la estantería «Cervantes y la Berbería: Cervantes, mundo turco-berberisco y servicios secretos en la época de Felipe II» que había comprado hace poco por recomendación de «La Harka».

Quien quiera buscar en el libro las raíces de un centenario choque de civilizaciones se llevará un chasco. Entre piratas y corsarios abundaron los renegados, conversos, «turcos de profesión» que no de nacimiento y demás supervivientes y buscavidas que pudieron ascender socialmente de una forma que no hubiera sido posible en las sociedades estamentales europeas. A su vez los más notables corsarios fueron tentados de cambiar de bando con oro, títulos y honores. Y las propuestas bien fueron escuchadas.

Y cuento la batallita porque el topónimo que figura en el título del libro, Berbería, aunque tenga resonancias de los tiempos que relata fue empleado hasta el siglo XIX dando nombre a las Guerras de Berbería. Alguien las recordó en los comentarios de una entrada reciente del blog «Materias Grises» sobre el secuestro del «Alakrana». El papel del Cuerpo de Infantería de Marina de los EE.UU., los marines, en aquellos conflictos inspiraron que en la primera estrofa de su himno se diga «Desde los salones de Moctezuma hasta las costas de Trípoli». Aunque tenga su gracia que quien recordaba las Guerras de Berbería yla estrofa del himno desconocía a qué se refería lo de los salones de Moctezuma.

Si México es una vieja asignatura pendiente de este blog, me apunto abordar el futuro de Afganistán. Me llamó la atención encontrarme hace poco que allí quieran reinventar las harkas y se reabran viejos debates sobre modernización, estado y su monopolio de la violencia. Es todo cosa vieja. Está todo ya inventado y dicho.

¿Me preguntan por Mauritania? A costa de resultar pesado rescataré lo dicho en aquel efímero blog «Flanco Sur» allá por marzo de 2005. En diciembre de 2007 «El Tirador Solitario» sentenciaba: «España pasa de África». No creo que merezca la pena añadir mucho más.

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