Mitos y sombras de las empresas militares privadas en Iraq

Clérigos fanáticos que quisieran convertir el que fue el país más secularizado de Oriente Medio en una teocracia, terroristas de ideologías apocalípticas que han masacrado a miles de personas en mercados o autobuses escolares, militares occidentales sumisos al poder político que venden buenas noticias ilusorias… En la poliédrica guerra civil de Iraq hay muchos actores de perfil nefasto. Pero los empleados de las empresas militares privadas (PMC por sus siglas en inglés) parecen ser esos personajes a los que todo el mundo le gusta odiar.

Dos de los aspectos más polémicos de sus presencia en Iraq son los contratos multimillonarios que pagan sus servicios y la fama de sus empleados de ser de gatillo fácil. Pero ambos tienen que ver más con el contexto de la ocupación estadounidense de Iraq que con la propia naturaleza de las PMC.

La ocupación de Iraq se ha convertido en un agujero negro de dinero. Se sabe del caso de remesas de millones de dólares en billetes que se transportaron por avión en pallets y cuyo rastro se perdió en Bagdad. (Igual sucedió con cargamentos de armas). Empresas proveedoras de combustible o comida para los soldados inflaron los precios y el Departamento de Defensa no tuvo problemas en pagar. Al tirar el hilo de la adjudicación de contratos aparecen empresas cuyos directivos tienen vínculos pero que muy cercanos a la administración Bush.

La decisión de contratar empresas privadas para dar seguridad a los diplomáticos y funcionarios estadounidenses en Iraq no fue arbitraria. En las previsiones de los planificadores de la invasión de Iraq no entró la posibilidad de que la seguridad en la posguerra se deteriorara. Si es que por lo que sabemos planificaron algo de la posguerra. Cuando la ruta que une Bagdad con su aeropuerto se terminó conociendo como «la autopista más peligrosa del mundo» se impuso la necesidad de que el personal civil estadounidense viajara en convoyes protegidos y escoltados. También hubo necesidad de vigilar y proteger edificios e infraestructuras.

Dedicar soldados a esas tareas habría obligado a las fuerzas armadas estadounidenses a un esfuerzo en recursos humanos inasumible. Las PMC tienen desplegadas en Iraq en torno a 30.000 empleados armados. Teniendo en cuenta que cada Brigade Combat Team del U.S Army comprende entre 2.500 y 4.200 soldados estaríamos hablando que entre 7 y 12 brigadas del ejército estadounidense han sido liberadas de estas tareas por el uso de las PMC. (A modo de comparación, el ejército español tiene ocho brigadas).

En cuanto a la fama de gatillo fácil y la impunidad que se achaca a los empleados de estas empresas no es tampoco algo inherente a ellas. Más bien parece que ha habido dejadez por parte de las autoridades estadounidenses de investigar las tropelías cometidas por sus fuerzas militares o privadas en Iraq. Y aunque al parecer hay un marco legal de operación de fuerzas privadas hay un cierto vacío legal.

En el caso concreto de las PMC su papel en Bagdad es escoltar personajes VIP en caravanas de vehículos. En España tenemos un ejemplo tristemente familiar de los peligros a los que se enfrenta: Siete agentes del CNI murieron en Iraq. Iban en dos todoterrenos cuando un vehículo se puso al lado del primero. Dispararon al conductor y el todoterreno con los agentes españoles terminó fuera de la carretera. El segundo vehículo español se paró para socorrer a los ocupantes del primero. El resto es historia. Desde entonces, en Iraq acercarse a una caravana de vehículos con escolta no es recomendable.

Cuando ves gente morir a tu lado, no hay un enemigo que dé la cara y sospechas de la complicidad de la población civil (que miran a otro lado cuando se plantan las bombas por miedo o simpatía con la insurgencia) se genera una frustación tal que terminan pagando inocentes. Hace dos años en este blog explicaba el mecanismo que genera esos excesos.

Hay muchas cosas que contar sobre las PMC. Pero pocas tienen que ver con la imagen que quieren presentar de sanguinarios cowboys psicópatas que campan por sus anchas en Iraq. Empresas como Blackwater no son «la guardia pretoriana de Bush» (por Dios, ¿quién inventó ese cliché vacío?). Y por cierto, cuentan fuentes solventes que en Iraq poco o nada ha cambiado respecto a Blackwater.

Referencias recomendadas:

-Sobre la posguerra iraquí me parece altamente recomenable: Fiasco de Thomas E Ricks.

-Sobre el día a día de las PMC en Iraq la revista española Fuerza Terrestre incluye tres reportajes con abundante material gráfico, inédito en las revistas de temática militar en España, en su último número (el 45) . Aunque con fecha de octubre ya está en los kioskos aquí en Madrid.

Anteriormente en Guerra Posmodernas:

Hablando en RNE sobre el incidente de Blackwater en Bagdad.

El negocio del siglo .

Un comentario sobre “Mitos y sombras de las empresas militares privadas en Iraq

  1. Fue Jeremy Scahill quien ideó el término de «guardia pretoriana de Bush», supongo que para aprovechar la promoción de la película 300 cuando sacara su libro a la venta. Solo escuchar o leer las bobadas de Scahill me ponen los pelos de punta, en un foro español sale recogido el bulo de los «mercenarios en Nueva Orleans» con errores como confundir a unos SWAT de la polícia local con contratistas de Blackwater.

    En fin, en (casi toda) la prensa, manda el dinero. Scahill se ha hecho multimillonario vendiendo su libro y dando entrevistas.

    Sobre las referencias:

    Fiasco es un pedazo de libro, imprescindible leerlo. A años luz del libro de Paul Bremer «Mi año en Iraq».

    Los artículos en Fuerza Terrestre me han gustado mucho, más de actualidad imposible. Espero que salgan más.

Los comentarios están cerrados.

Esta web funciona gracias a WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: