En España resulta ser que ahora todo el mundo es experto en vehículos acorazados e inhibidores de frecuencias, a la par que defensor de las fuerzas armadas. Si hace meses se hablaba del ácido bórico y del dinitrotolueno, ahora toca terrorismo y fuerzas armadas.
El atentado terrorista del pasado domingo ha quedado reducido a la ausencia de inhibidores de frecuencia en los vehículos BMR españoles desplegados en el Líbano. De haber estado instalados quién sabe si se hubiera evitado el atentado. Se habla de los inhibidores de frecuencia como si fueran un recurso infalible más cercano a los escudos de energía de las películas de ciencia ficción que a lo que realmente son. Y cabe preguntarse que de haber fallado el atentado gracias a la presencia de los dichosos inhibidores, ¿no lo habrían intentado de nuevo los terroristas con otro método de activación?
Si un casco azul español hubiera muerto por un disparo de mortero ahora estaríamos hablando de la calidad de los chaleos antifragmentos. Y si el verano pasado un «Morsa» de la 5ª Escuadrilla, con sus décadas de servicio a cuestas, hubiera sido derribado con un misil tierra-aire portátil ahora estaríamos discutiendo por qué no llevan alertadores de radar y lanzadores de señuelos.
La cuestión es ¿envía España tropas al extranjero a lugares peligrosos con las debidas garantías? Los simpatizantes del Partido Popular se dan golpes de pecho, como si aquellos ocho años de gobierno se hubieran caracterizado por una especial sensibilidad hacia las fuerzas armadas y sus necesidades. Sólo basta recordar la profesionalización de las fuerzas armadas sin el debido debate público sobre el coste de tal medida.
Rescato un texto de Pedro Fatjó publicado en la página web del think tank neocón GEES en junio de 2000 y que en su último párráfo dice:
[E]s hora de que la política de defensa de España muestre una adecuación entre los objetivos de nuestra política internacional (un aumento del peso de nuestro país en la arena internacional, algo por cierto, que ha tenido continuidad entre los gobiernos de Felipe González y de Jose Mª Aznar) y los medios puestos a disposición de las FAS para cumplir el papel que se les asigna en la misma.
Mismo problema y mismo síntoma: España, dentro de los diez países con una mayor economía del planeta, tiene un gasto reducido en defensa. En un ranking del SIPRI, dentro de los países desarrollados España está a la cola en gasto de defensa. Por debajo de nosotros sólo quedaban en el año 2003 Suiza, Nueva Zelanda, Japón, Luxemburgo, Irlanda e Islandia (que no tiene ejército). Esto, es España es el país de la OTAN que tras Luxemburgo menos gasta en defensa.
Sin embargo las fuerzas armadas españolas se han desplegado en los últimos diez años en lugares como Haití, Pakistán, Indonesia, Iraq, Mozambique, Kosovo y Afganistán. Por el camino no se ha dejado de comprar multimillonarias armas estrellas mientras se dejaban amarradas fragatas por falta de marineros o las balas de fusil se compraban en Italia por resultar pésimas las españolas. Y se vive la paradoja que a patrullar en BMR como fusileros en lugares como Kosovo o Líbano se mandan a paracaidistas y tripulantes de carros de combate. Esto es, los soldados se preparan en España para unos cometidos y en misiones reales desempeñan otros. Tan comprometidos están legías y paracas en las misiones en el extranjero más peligrosas que a los Balcanes se han envíado soldados de las unidades de artillería costera, de la Guardia Real o de las guarniciones de Canarias, Ceuta y Melilla.
Se podría decir tantas cosas como para llenar un blog que hablara de las fuerzas armadas españolas, la defensa nacional y sus problemas. Pero creo que todo resulta tan evidente que he encontrado entradas interesantes en blogs ajenos por lo general al asunto. Les recomiendo lo dciho en el blog de Juan Carlos Escudier y en el blog de Lluís Bassets.
Supongo que todo viene porque parece existir cierta confusión acerca del papel que deben desempeñar nuestras fuerzas armadas. Quiero decir, si se trata de defender las fronteras de nuestro país de agresiones externas, es una cosa; si se trata de participar en conflictos extranjeros, es otra; y si se trata de una especie de fuerza de bomberos y protección civil pero con tanques, como a veces da a entender la televisión, es otro asunto distinto. Pero serlo todo a la vez, creo que ni siquiera es posible…