España debe ser uno de los pocos países del mundo donde mostrar la bandera nacional en público se considera de mal gusto (exceptuando en las competiciones deportivas internacionales). Y uno de los pocos países donde las fuerzas armadas tienen que pedir perdón por existir, aunque en cada incendio forestal o riada todo el mundo espere que intervegan aunque su función no sea esa.
Estos días varias maniobras militares han dado cancha mediática a una subespecie política autóctona española: El cosmopaleto.
El cosmopaleto es un político pegado al terruño y reaccionario como los de toda la vida que pretende ser cosmopolita, moderno y ultraguay. Un cosmopaleto dice cosas como «esto no pasaría en ningún país democrático, moderno y avanzado». Cualquiera diría que el cosmopaleto se dedica a la política local tras pasar años de eurodiputado o embajador en Canadá. Pero no. El cosmopaleto deja claro que no ha visto mundo con frases como las de la portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkárate, que ante una exhibición de paracaidistas del ejército en Getxo ha dicho:
«En cualquier otro punto de Europa causaría asombro que este tipo de acciones se realizaran en núcleos urbanos y tan cerca de civiles»
Se trató de un once militares dotado de amenazantes y peligrosos «paracaídas de exhibición deportiva con apertura manual» que aterrizaron en la playa de Getxo en el marco de las maniobras que anualmente la brigada paracaidista (BRIPAC) realiza en el País Vasco.
La portavoz del gobierno vasco añadió un comentario aún más sagaz que el primero:
[L]a presencia de unidades armadas con fusiles en carreteras o núcleos urbanos «sobrepasa con mucho lo que podría considerarse ejercicios tácticos, que normalmente no se llevan a cabo en entornos urbanos. Estamos preocupados porque hemos visto la exhibición que determinadas unidades militares han llevado a cabo a lo largo de toda la semana»
A la honda preocupación de Azkárate porque miembros de las fuerzas armadas ¡armados! se paseen por áreas urbanas de la comunidad autónoma vasca se une la voz del alcalde de Amorebieta, David Latxaga, para el que estas maniobras son «anacrónicas» y responden «a una época ya pasada y no a un escenario moderno y civilizado». Yo estaría encantado de que este individuo abriera un blog y nos explicara las guerras modernas (guerrasmodernas.com) si no estuviera partiéndome de risa con tanto ignorante.
Tiene gracia que políticos pretenden dar lecciones sobre la «guerra moderna» haciendo referencia a lo que pasa y deja de pasar en otros países cuando demuestran no haber salido nunca de su pueblo. Tiene gracia el asunto. Porque quien mejor pueden saber cómo son las cosas «en cualquier otro punto de de Europa» son nuestros militares que han participiado en maniobras militares en el extranjero. Desde Argentina a Noruega.
Y como ejemplo el desembarco de infantes de marina españoles en Noruega durante los ejercicios «Brilliant Mariner» de la OTAN. Aquí una afoto de los infantes de marina con sus fusiles de asalto H&K G36E al borde de una carretera con tráfico para escándalo de los cosmopaletos
Pero no se vayan. ¡Aún hay más! Mi colega aec51 tuvo la gentileza de subir a Youtube un extracto de un telediario noruego donde se muestra a los aterrorizados ciudadanos noruegos reaccionar ante el desembarco español en su localidad. Verdaderamente un documento estremecedor.
En el extracto vemos al mayor Tor Arild Melby de las fuerzas armadas noruegas dirigirse a un colegio para hablarle a los niños sobre las maniobras. Uno de ellos se mantiene impasible ante la invasión española de su localidad. Sólo podemos entender tal inexplicable actitud porque se trate de un quintacolumnista español al que descubrimos gracias a una incriminadora camiseta del Real Madrid. Ni de los niños te puedes fiar hoy en día.
Y mientras tanto en otro lado de la galaxia España las mismas fuerzas armadas realizan maniobras (véase ABC y Terra) sin que los sospechosos habituales digan ni mu. Y es que tras la crisis del islote de Perejil las cosas se ven de otra manera por allí.
Feliz, felíciimo hallazgo el de «cosmopaleto», que con su autorización paso a incluir en mi Diccionario Particular de Uso de la Lengua Española. Abundan mucho los integrantes del «cosmopaletismo» o, incluso, del paletismo a secas. Por ejemplo, los que consideran que las fuerzas armadas sólo deben exisitir para intervenir en situaciones de catástrofes naturales o en misiones internacionales de «paz» -sobre todo de mucha «paz»- y que eso de la Defensa Nacional es cosa trasnochada, periclitada, anacrónica y propia de genta facha, conservadora o de mal vivir. Suelen ser los mismos que ante la amenaza del fundamentalismo islámico no se les ocurre nada mejor que una «rendición incondicional», no vaya a ser que de lo contrario -por ejemplo, por defender nuestras libertades y modo de vida- la muchachada islamista se moleste y nos propine un coscorrón. Los hay todavía peores, esos que confunden el mundo de ilusiones y fantasías en que viven instalados (otro mundo es posible, la alianza de civilizaciones, el diálogo entre culturas, etc.), con la realidad, que como siempre, es fea, desagradable e imprevisible. Una forma de escapismo como otra cualquiera. Lo malo es que ocupan puestos de responsabilidad e influencia social, abundando entre profesores de enseñanza media y universitaria, periodistas, políticos, tertulianos, opinadores…A lo mejor, cuando lleguen los tortazos de verdad, se dan cuenta de qué va la Historia (la de ayaer, la de hoy, la de siempre) y recapacitan, pero…en muchos casos son irrecuperables (me consta por experiencia).
Pues el sueño de unas «fuerzas armadas desarmadas» encargadas de intervenir ante catástrofes naturales o emergencias ha dado a luz un engendro llamado «Unidad Militar de Emergencia» del que hablaré protno.
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