Alguien preguntaba en los comentarios a que si yo afirmaba que E.T.A. ha sido derrotada qué sentido tiene negociar. Buena pregunta.
Nos hemos acostumbrado a escuchar cómo los políticos y los medios de comunicación llaman a E.T.A. «banda criminal». Y siéndolo desde un punto jurídico nos ha acostumbrado a la idea de que E.T.A. es equiparable a una mafia dedicada al robo en naves industriales o al tráfico de drogas: Se trata de un grupo con un número finito de miembros que será completamente desarticulado el día que su último integrante sea detenido. La realidad es muy diferente aunque nos pese. E.T.A. es un grupo terrorista con una base social de cierta entidad. El terrorismo surge allí donde hay quienes son socializados en la creencia de que la violencia política es un instrumento legítimo. Así que las fuerzas de seguridad del estado podrán una y otra vez desmantelar comandos, que mientras se eduquen políticame a jóvenes para que estén dispuestos a convertirse en terroristas E.T.A. existirá.
Recuperando las matemáticas para explicar el fin de E.T.A, podríamos decir que la lucha antiterrorista sigue una curva logística, una ley de rendimientos decrecientes. En los primeros momentos la lucha contra el terrorismo avanza lenta, mientras el estado reacciona, se dota de los instrumentos adecuados y se prueban las estrategias más eficaces. Según avanza el tiempo la lucha antiterrorista se vuelve mucho más eficaz. Pero tarde o temprano se llega a un punto en el que el grupo terrorista ha quedado reducido a su mínima expresión, formado por jóvenes sin experiencia con una capacidad limitada de cometer atentados. La lucha con E.T.A. está llegando a ese punto. Por eso es el momento de negociar. Porque todavía existe E.T.A. como grupo con una estructura jerárquica capaz de mandar a alguien a sentarse a una mesa. El siguiente paso del debilitamiento de E.T.A. es su conversión en un grupo terrorista marginal tipo el GRAPO. Pero si el GRAPO tenía como referencia al terrorismo de ultraizquierda europeo, está por ver qué modelo tomaría esa nueva E.T.A.
Nos podríamos encontrar en casa un modelo de terrorismo sin líderes, formando una red distribuida y que obtiene sus conocimientos técnicos de fuentas abiertas. Un grupo terrorista atomizado, que deje de tomar como modelo al colectivo «Artapalo» y se parezca al terrorismo de los fundamentalistas cristianos que en EE.UU. atentan contra las clínicas abortistas. Un modelo de terrorismo cuyo ejemplo típico no sea Josu Ternera, sino Unabomber. E.T.A. hizo un ensayo de ese modelo de terrorismo en diciembre de 2004. Será sin duda un terrorismo marginal, que produzca como mucho media docena de muertos al año. Pero será un terrorismo muchísimo más difícil de erradicar hasta que dispongamos la teccnología de las unidades de precrimen.
Lo afirmé, y sigo creyéndolo, que E.T.A. ha sido derrotada. A estas alturas dentro de la base social de E.T.A. y dentro de la propia E.T.A. debe de haber quedado bastante claro que el camino de la violencia política no les llevará a la consecución de sus objetivos últimos. Y que para colmo, E.T.A. como grupo terrorista ha quedado bastante debilitado en los últimos tiempos. Lo cual, teniendo en cuenta esa base social, es lo máximo a lo que podemos aspirar dentro de términos estrictamente policiales.
Es hora de cerrar la Transición y hacer de España un país normal, donde cualquier aspirante a concejal del PP pueda hacer campaña electoral en la plaza de su pueblo. Dijo Aznar que sería generoso si el movimiento de liberación nacional vasco renunciaba a la violencia. A enemigo que huye, puente de plata. No sé por qué Zapatero no debería obrar igual.
¿Que mafia extorsionadora que se precie carece de una base social de cierta entidad? Quizás me equivoque, pero a simple vista puedo asociar un movimiento social a cada mafia organizada que se me ocurre.
Cualquier grupo armado, incluso los estados, evolucionan para vivir de (quizas debería decir «por y para») sacarle dinero a la gente a cambio de protección, y por el camino raro es que no se corrompan con gente que busca el enriquecimiento propio. Yo le llamo mafia por simplificar.
he dado por sentado que ETA recorrerá ese camino, igual me he pasado de listo. Ya veremos.
Muy clarito. Cuando una organización tiene 100.000 votantes, conque una mínima parte se dedique al terrorismo (pongamos 100) con la connivencia del resto… tienes un pedazo de problema. Esa es otra razón para negociar (lo que se pueda y deba, claro). La otra es la que comentas: negociemos ahora que hay con quien… Y, finalmente, ¿cuando mejor negociar sino en posición de fuerza? Lo dicho, un texto muy claro, por encima del ruido.
«A enemigo que huye, puente de plata»
¿De dónde sacas que el enemigo quiere huir si le dan una oportunidad? Por sus declaraciones y actos yo diría que el enemigo no está dispuesto a huir sin llevarse parte del botín.
Las negociaciones son un gran juego, una gran partida de poker. Si el gobierno las anuncia con fuegos artificiales en el Congreso, aparentando una cierta ansia de negociar y llegar a un acuerdo, puedes estar estropeando tus posibilidades tácticas en ese juego.