Cuando los dinosaurios dominaban la tierra

Recuerdo el 30-N de Seattle. Era el otoño de 1999 y yo apenas llevaba dos meses en la universidad. Al principio me había alegrado tener en clase a miembros de la asociación de estudiantes más radical. Yo pensaba que aportarían una visión crítica de las cosas y enriquecerían el debate en clase. Pero ni les interesaba el debate porque no querían en clase más voz que la suya, ni su marxismo ramplón y de cartón piedra (al que yo bauticé paleomarxismo) nos abrieron camino en alguna dirección.

Yo celebré aquellas manifestaciones porque parecía que alguien había abierto las ventanas dentro de la Izquierda. No había líderes carismáticos (¿alguien recuerda alguna cara o algún apellido de lo de Seattle?), ni catecismos rojos… Me llegaban en grupos de correo los debates sobre el uso de la violencia dentro de un movimiento que aunaba anarquistas de la botella de gasolina con pacifistas gandhianos. Había debate. Y estaban las nuevas tecnologías por medio. Años antes yo me había dedicado a dar la vara sobre el uso de Internet en el área de Cooperación Internacional de la ONG católica en la que había sido voluntario. Andábamos metidos en redes de agitación social y sentíamos

la necesidad de tener contacto con otras oficinas provinciales de la ONG cortocircuitando a los jefes de Madrid. En aquellos tiempos, pecisamente en el seno de la campaña «50 años Bastan» contra las instituciones de Bretton Woods (FMI y Banco Mundial) nació nodo50.org

Recuerdo en los tiempos en que el concepto «Movimiento Antiglobalización» era novedoso leer aquellos artículos de periódico en que resultaba evidente que los redactores no entendían de lo que estaban hablando. En la prensa colocaban lado a lado fotos de Noam Chosmky, José Bové y Naomi Klein llamándolos «líderes del movimiento». ¿Líderes? De risa. Y mientras, los faros intelectuales de mi clase diciendo que un movimiento «interclasista» no nos llevaría a la revolución. Revolución que sólo podría realizar el proletariado industrial. Íbamos jodidos. ¡La nuestra es una autonomía donde la industria es insignificante!.

Quise hacer un trabajo para la asginatura de Movimientos Sociales, que la impartía un nacionalista xenófobo cuyo eje de análisis empezaba y terminaba en la identidad nacional. Pero me rechazó la propuesta. Los «antiglobi» dejaban obsoletos sus esquemas.

Fundido en negro.

Hay gente a la que le cuesta creer, a otros le costará creer que haya tales gentes, que alguien en la España de marzo de 2004 pudiera estar cabreado con el gobierno de Aznar. Encerrados en su burbuja informativa (RTVE, ABC, La Razón, COPE, LibeloDigital.com), estaban convencidos de que la huelga general no existió, la crisis del Prestige fue un invento del BNG, contra la LOU los estudiantes universitarios se manifestaron únicamente por ganas de fiesta y contra la guerra de Iraq sólo estaban esas gentes del cine español cuyas películas no ve nadie.

Uno puede entender entonces que para ellos fuera un shock el 13-M. ¿Gente protestando conta el Partido Popular? ¡Imposible! Con lo bien que lo estaba haciendo el gobierno del Aznar Campeador sólo alguien muy engañado podría tener algo en contra del gobierno. Cuando todo se desmoronó algunos entraron en un síndrome de negación de la realidad del que aún no han salido. Precisamente el guión de los siguientes meses fue dictado en aquellos días: La pista islámica era un bulo inventado por los medios del Grupo PRISA. El PSOE era el mayor beneficiado tras el atentado, así que algo tendría que ver. ETA era culpable y las detenciones de marroquíes no era significativo. Tarde o temprano las pistas nos llevarían a la comunidad autónoma vasca. Entonces se vería quién reiría el último. Tanto hablar de lo que se dijo en la Cadena Ser del 11-M al 14-M , y todavía está por hacer una repaso a fondo lo que dijeron los medios al servicio del poder en aquel momento.

¿Las manifestaciones ante las sedes del Partido Popular el 13-M una flash-mob? ¡Imposible! Sólo la maquinaria de un partido político podía poner en marcha algo así comentaba en su blog alguien hace poco. ¡Era algo que la izquierda llevaba tiempo ensayando! apunta el lisérgico vídeo de la Fundación de Análisis Esperpénticos.

Hay una España que lleva corbata en el trabajo y cuya factura del móvil va a cargo de la empresa que sólo relaciona los SMS con los anuncios del operador de telefonía móvil anunciándoles su saldo de puntos canjeables. Así que detrás de la red del 13-M sólo podía estar Rubalcaba con el software del padre de Bustamante. Encerrando en un sótano de la calle Ferraz. Iluminado sólo por el resplandor de la pantalla del ordenador. Mandando miles de SMS a golpe de click de ratón. Como me dijo con desdén un familiar arquitecto al verme un día con el pulgar en acción. «¿Tú mandas SMS? Eso es de adolescentes».

Los mensajes del 13-M, todo hay que decirlo, eran hipnóticos. La gente recibía un SMS de un número desconocido o privado (desde la sede de Ferraz) y automáticamente dejaba lo que estaba haciendo para irse a la sede del PP más cercana (Recordemos, nadie en aquellos días sentía rechazo por el gobierno

de Aznar). Una tecnología así sólo podía surgir de una mente malvada digna del Dr. Maligno o el mismísimo Fu Manchú.

¿Pero cuándo van a detener al verdadero autor intelectual del 11-M?, preguntaba alguien en un foro que leo todo los días, tras la detención del enésimo yihadista al que se acusaba de planear los atentados. Como si la idea no hubiera sido una propuesta surgida de alguien, modificada por otro que ponía medios y llevada a la práctica por otros a su manera. Una obra colectiva en la que estuvieron implicados de una u otra manera decenas de personas.

Decían que a quien pilló la informática con más de cuarenta años le iba a ser casi imposible montarse en el tren ya en marcha. Es una cuestión de conflicto generacional el entender el 13-M, leíamos en Logicola al poco de emitir Tele5 un documental sobre el período del 11-M al 13-M en que salían David y Natalia. David, precisamente, me decía que llegaría el día en que otra generación tome las riendas y haga su revolución. Entonces a nosotros sólo nos quedará quitarnos de en medio y ayudarles en lo que podamos.

Le daba vueltas a todo esto esta tarde comiéndiome tres bolas de helado en el Palazzo enfrente del metro de Carabanchel. El sol daba con fuerza a través de la cristalera por la que veía la gente pasar. Me siento infinitamente distante de esa generación de chicos con mechas rubias, zarcillo y piercing; de niñas muy niñas enseñando el elástico del tanga y el inevitable tatuaje, siempre los mismos (rosa, luna, delfín…) Luego en la facultad, por el pasillo de la cafetería tuve que ir esquivando los tercios de cerveza, las botellas de refresco de cola y los cartones de vino tirados por el suelo, con cuidado de no pisar los charcos. ¿Será esa la generación que nos mande al basurero de la historia? Definitivamente me voy haciendo viejo…

Actualización a las 18:35: Corregidas el par de pifias (cosas del copy & paste de párrafos al pulir el texto más y más). Si alguien encuentra algún error de sintaxis que avise.

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