De cómo los comunistas españoles le compraron el discurso a la ultraderecha

Conversaba el otro día en Madrid con Yago Rodríguez, entre otra cosas colaborador de la revista Ejércitos, sobre la dimensión ideológica de la Nueva Guerra Fría. Él no lo veía claro y apuntaba a lo que yo me encontré allá por 2014. Que era más fácil definir al otro bando por negación a Occidente. Han pasado varios años desde entonces y poco a poco va resultando más fácil de entender los rasgos comunes del nacional-populismo que uno encuentra en la Rusia de Putin pero también en la Argentina de Cristina Fernández de Kirchner. Mientras tanto, en Europa, sucede un fenómeno peculiar del que hace poco hablaba aquí: la convergencia ideológica de ultraizquierda y ultraderecha en torno a temas centrales de la Nueva Guerra Fría, como son Ucrania y Siria pero también las relaciones Euro-Atlánticas o la construcción europea.

Mi reciente aproximación al tema surgía de casos puntuales de comunistas y radicales de izquierda con puntos de vista sobre la inmigración o el feminismo que los hacía indistinguibles de la alt-right. Me parecían un síntoma de algo más profundo. Y «Millán Fernández» me hizo anoche una aportación valiosísima. Resulta que alguien se había molestado en redactar un documento que mostraba cómo la Plataforma Global Contra las Guerras, a fuerza de coincidir con la ultraderecha española en críticas a Estados Unidos y la OTAN a cuenta de la guerra de Siria, había terminado asumiendo su discurso. Vean el siguiente evento coorganizado por el Partido Comunista de Madrid en Carabanchel y la Plataforma Global Contra las Guerras en febrero de 2017.

La vieja idea de que ultraizquierda y ultraderecha compartían discurso sobre la economía global, el eje-euroatlántico, Putin e Israel en el contexto de la Nueva Guerra Fría pero en cambio les separaba una brecha entorno a la inmigración empieza a dejar de ser verdad. Ahora sólo falta que la ultraderecha española se presente con alguna etitqueta del tipo «nacional-revolucionarios» para que los comunistas dejen de avergonzarse de su nueva amistad.

10 respuestas a “De cómo los comunistas españoles le compraron el discurso a la ultraderecha

  1. Y tanto unos como otros van dando lecciones de política. Ellos están en la «vanguardia», conocen la realidad y no caen en el engaño en el que cae el resto de la sociedad.

  2. El enorme error estratégico de Pablo Iglesias cuando pareció acariciar el cielo fué no «envolverse en la bandera» y mantener las absurdas alianzas con los localismos de ultraizquierda, cuyo principal eje vertebrador es la «anti-españa» lo qué, por pura lógica estadística, le privó de poder pescar en el principal caladero de votos, el del español normal y corriente que no entiende que haya que avergonzarse de su Patria y de su bandera, al margen de ideologías políticas izquierda-derecha, y que consituye la gran mayoría del censo electoral.

    Hiceron un amago inicial, cuando aún mantenían la ficción de la transversalidad, en el que emplearon hasta la saciedad la palabra «Patria» y bosquejaron un breve discurso «proteccionista» hacia el trabajador nacional, que recuerdo me sorprendió sobremanera.

    Si hubiesen ido por ese camino, vistiéndose con chándals bolivarianos roji-gualdas, agitando un patrioterismo primario y enarbolando un discurso de protección del trabajo autóctono, creo que se hubieran llevado las elecciones de calle.

    Afortunadamente la cabra tiró al monte y no pudieron resistirse a la querencia tradicional de la ultraizquierda sectaria. De lo contrario podríamos estar «disfrutando» de las mieles del bolivarianismo versión ibérica. Pa´habernos matao.

    Espero que no tengas razón y que esa convergencia de la ultraizquierda y la ultraderecha de la que hablas no pase a mayores, porque como se filtre desde grupúsculos minoritarios hacia los partidos con representación parlamentaria, estamos apañaos….

  3. La mal llamada ultra derecha que llamas, Falange y demás ya son nacional revolucionarios.

  4. Siempre se ha dicho que los extremos se tocan. La política no es una línea horizontal donde uno se mueve a un lado u otro, realmente es un círculo.

  5. Estaría bien una entrada que hablara sobre métodos para ganar al populismo, cosas que se hayan hecho exitosamente contre los bulos y los extremistas. Ver a tanta gente sin razón con tanto poder de difusión y qué le da igual absolutamente todo es un poco deprimente y desde luego aterrador. No puedo creer que lo único que podamos hacer los demás sea quedarnos sentados viendo como los locos ganan cada día un poquito más de terreno.

  6. El problema es que la ultraderecha y demás partidos políticos que promueven un socialismo de derecha son nacional-revolucionarios de entrada. Tanto el viejo strasserismo como la Falange o el fascismo son movimientos que buscan aplastar al capital, la invasión del espíritu norteamericano y el mantenimiento de la soberanía de los pueblos. Esto no cambio en los años treinta del siglo pasado y no cambia ahora.

  7. Están medio obligados a hacer tregua ante el avance de la nueva generación de partidos-subsidiarias-lobbys empresariales que, ejemplo Argentina, están haciendo todo lo posible por deshacer los contratos y convenciones tradicionales de la política local.
    Acá puede acabar ocurriendo lo mismo entre la izquierda radical y la asunción de nuevos peronismos orgánicos, totalmente desligados del PJ oficial, reivindicadores del último Perón que echó a los montoneros de plaza de mayo cuando regresó al país, si es que Macri extrema aún mas su programa político. Observen que, por ejemplo, nuestro putinista local, Adrián Salbuchi, se guarda de criticar a los partidos trotskistas aunque estén en sus antípodas. Le da a todos menos a ellos porque, excavando un poco hallamos que los une su sentido de política orgánica tradicional: militancia de base, reivindicación del ciudadano como actor político activo, presencia estatal fuerte, etc.

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