El relato sobre la sociedad de la información anunciaba que el trabajo se iba a concentrar en el sector servicios, con una explosión de oportunidades laborales en el desarrollo de software, servicios por Internet, comunicación multimedia y la I+D de nuevas tecnologías. Las factorías se iban a trasladar allí donde la mano de obra fuera barata, convirtiendo a Asia en el gran taller del mundo, mientras que la producción textil se repartía por lugares como Marruecos, Turquía y Bangladesh. Lo industrial evocaba decadencia y decrepitud, como el Bilbao previo al efecto Guggenheim o la actual Detroit. Sin embargo, presenciamos ahora de forma persistente señales de que la fabricación de objetos materiales y tangibles está camino de sufrir una revolución equiparable a la que la informática e Internet proporcionó a la información. El sector industrial va a volver a producir titulares y oportunidades.
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